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La condena de SS Pio XI al Nazismo,Comunismo y Fascismo.


SS Pio XI



Condena del comunismo



Lenín


El inicio del siglo XX se vio convulsionado por el estallido de diversas revoluciones que proclamaban el enfrentamiento entre los seres humanos –la lucha de clases, el aniquilamiento de los contrarios- como única forma de liberación, y que adoptaron un espíritu especialmente materialista y antirreligioso, específicamente anticristiano, ya que la Iglesia proclamaba el Amor como única forma de salvación.

La primera y más importante de ellas llegó con el golpe de Estado de octubre de 1917, que permitió a Lenin hacerse revolucionariamente con el poder en Rusia e implantar el comunismo. Fue la ocasión de aplicar la ideología atea y antirreligiosa que se encuentra en la entraña del marxismo: en 1918 se iniciaba en Rusia una dura persecución contra la Iglesia ortodoxa rusa, y, si inicialmente los católicos fueron menos perseguidos –debido al menor número de fieles-, desde 1923 las leyes antirreligiosas alcanzaron con toda intensidad a la Iglesia católica.

En 1927, gobernando Stalin, la jerarquía católica quedó extinguida en la URSS mediante deportaciones, fusilamientos y expulsiones.
En el plano doctrinal, Pío XI, desde los primeros momentos de su pontificado, se ocupó del comunismo para condenar con energía sus errores doctrinales, que lo hacían incompatible con el cristianismo. Pero fue la intensidad de la persecución religiosa en España y en México, así como la terrible situación en Rusia, lo que empujó al Papa a renovar la condena del comunismo ateo mediante la encíclica Divini Redemptoris, en 1937, en los términos siguientes:

“El comunismo bolchevique y ateo” es la causa de que pueblos enteros estén “en peligro de caer de nuevo en una barbarie peor que aquella en que aún yacía la mayor parte del mundo al aparecer el Redentor”. Su éxito se debe, explica el Papa, a su “idea de falsa redención”, que contiene un “pseudoideal de justicia, de igualdad y de fraternidad”; pero también se debe ese éxito “a la defectuosa distribución de los bienes de este mundo” y a que “los trabajadores estaban ya preparados por el abandono religioso y moral en el que los había dejado la economía liberal”.

En la parte final de la encíclica, el Papa subraya de nuevo la primacía del valor de la persona humana y la urgencia de construir “un orden social cristiano”, tarea para la cual se convocaba una vez más a Acción Católica.

La Quadragesimo anno fue una alternativa social a la lucha de clases y al capitalismo: La doctrina social de la Iglesia toma especial relevancia en la encíclica de Pío XI Quadragesimo anno (1931) que conmemoraba los cuarenta años de la Rerum novarum de León XIII. Pío XI plantea una alternativa a la lucha de clases y al capitalismo: una justicia social basada en los principios del Evangelio, manifestado a través de la paz y de la justicia, de la solidaridad, del bien común, de la subsidiariedad, del derecho a la propiedad, del derecho de asociación y del papel fundamental de la familia en la sociedad.




Condena del fascismo italiano



Mussolini y Hitler


El fascismo fue una doctrina política de signo totalitario que estuvo vigente en Italia entre las dos guerras mundiales del siglo XX.
Mussolini gobernó al principio de manera constitucional, encabezando una coalición de partidos, pero pronto se deshizo de los obstáculos que ponían freno a su autoridad e implantó una dictadura. Todos los partidos políticos, excepto el Partido Fascista, fueron prohibidos y Mussolini se convirtió en el Duce (el líder del partido). Se abolieron los sindicatos, las huelgas fueron prohibidas y los opositores políticos silenciados.

Su conflicto con la Iglesia se produjo cuando –coherente con su visión totalitaria- intentó controlar por completo la formación de la juventud italiana. Debido a ello entró en colisión con la Acción Católica (1931). En la encíclica Non abbiamo bisogno, Pío XI hizo una completa defensa de la libertad de la Acción Católica y denunció los abusos de Mussolini.

En el haber de Mussolini está la firma de Pío XI de los Pactos Lateranenses por los que nacía el Estado de la Ciudad del Vaticano, solución que garantizaba a la Santa Sede un mínimo de territorio soberano para hacer posible su independencia frente a los demás Estados.

Los pactos lateranenses fueron un tratado firmado en 1929 entre el Estado italiano y la Santa Sede por el que se creaba el Estado vaticano, con plena soberanía sobre un pequeño territorio, lo que garantizaba su independencia.




Condena del nazismo alemán




El nazismo fue una doctrina política de signo totalitario y racista que lideró Adolf Hitler en Alemania y que provocó la Segunda Guerra Mundial en el siglo XX.

En Alemania, los problemas de la Iglesia fueron más graves por el mayor fanatismo totalitario y pagano del nazismo. El enfrentamiento se inició ya en 1933, al condenar con valentía la jerarquía católica las horrendas leyes nazis sobre esterilización de ciertos grupos sociales y se agravó al comenzar la persecución contra los judíos a la que también se opuso.

En 1936 el choque fue ya frontal. Pío XI decidió redactar y publicar en alemán su encíclica Mit brennender Sorge, de 1937, donde condenaba sin paliativos la entraña doctrinal totalitaria y racista del nacionalsocialismo alemán. Con plena razón podría decir Pío XII en 1939, aludiendo a este valiente documento de su predecesor: “Nadie podría acusar a la Iglesia de no haber denunciado y señalado a su tiempo el verdadero carácter del movimiento nacionalsocialista y el peligro en que él ponía a la civilización cristiana”.




La persecución de la Iglesia en España


El final del pontificado del papa Pío XI coincide con la Guerra Civil librada en España entre los años 1936 y 1939. La difícil situación de la Iglesia española comienza en 1931 con la quema de conventos, pero es durante la contienda cuando la persecución se endurece, especialmente en sus primeros meses. Fueron asesinados un tercio de los obispos, el 13% de los sacerdotes, el 23% de los religiosos e innumerables fieles. Fue también muy marcada la persecución que se realizó contra las cosas sagradas: destrucción de Iglesias y de conventos (más de 20000), imágenes y objetos de culto. Muchos de los mártires de la persecución religiosa en España han sido elevados a los altares por San Pablo II.

Bibliografía
- Libro de religión Kairos 4º ESO – Casals
- Enciclopedia Larrousse
- Enciclopedia GER

http://www.erain.es/departamentos/Religion/historia/contemporanea/1922Cont.htm