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Argentina es cara. La distorsión de precios relativos existente marca importantes diferencias con el resto de las principales ciudades del globo. Esta es también otra herencia que el equipo económico de la administración Macri deberá corregir lo antes posible.

La comparación de algunos precios de referencia es llamativa. Una taza de café en un bar del país se paga un promedio de dos dólares, en el resto de América Latina se lo encuentra por debajo de los 0,5 dólares y en las principales capitales europeas está cerca de la unidad. Este patrón se repite en la comparación de la mayor parte de la canasta de productos.

Claro que también Argentina tiene uno de los salarios promedio más altos de la región, no así cuando se lo relaciona con los países desarrollados. Aquí talla la definición de poder de compra, clave para comprender este intrincado escenario de precios relativos. (Ver recuadro adjunto)

Prácticamente, todo es caro en nuestro país. Esto es consecuencia directa, entre otros puntos, de una inflación creciente, un peso revaluado y un país con las fronteras comerciales casi cerradas al exterior. Tres parámetros económicos que estuvieron presentes en los últimos diez años en la vida de todos los argentinos.

Precios y haberes suben sin freno y los primeros, según las últimas estadísticas, ganan la carrera en lo que va de este año. Esto se traduce en un menor poder de compra.

La corrección de la economía dentro de este contexto se traduce en una ardua tarea. Los recientes indicadores dados a conocer por un informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina, elaborados por la Universidad Católica Argentina, muestran que la pobreza sigue subiendo producto, entre otros puntos, de una escalada de precios desbocada.

Hay que remarcar que todas estas medidas que se aplicaron y mantuvieron en los últimos diez años poco hicieron también para mejorar el desarrollo del país. La industria local, sin competencia alguna del exterior, sostiene el empleo y garantiza beneficios en lo inmediato. Pero este esquema, que pareciera ser tan noble desde el discurso, actúa como disparador de los precios en el mediano plazo de no existir correcciones estructurales en la economía. Una lógica que se da fundamentalmente en aquellas matrices productivas que presentan falta de competitividad sistémica.

Distorsiones importantes

Estos desvíos generan clásicos hábitos en las sociedades. Uno de ellos: clase media y baja arrojada a un consumo que compra todo en cuotas, las que terminan volviéndose eternas. Otro: clase media-alta que aprovecha sus viajes al extranjero para comprar más barato. Lógica perversa desde cualquier punto de vista que se quiera analizar.

Tecnología, textiles, autopartes y electrodomésticos es lo que más compran los argentinos en el exterior. Las diferencias de precios son muy importantes.

Uno de los extremos de toda esta distorsión se puede ejemplificar afirmando que hoy es más barato viajar a Miami y adquirir una computadora Apple –con el pasaje de avión incluido– que pagarla directamente en cualquier comercio de Buenos Aires. Con la ropa las diferencias son todavía mayores. Cientos son las familias que llegan a la Meca del sur de los Estados Unidos con sus valijas vacías y vuelven completas de productos textiles adquiridos a valores 25% de lo que se pueden conseguir en cualquier shopping de la Argentina.

Es por ello que los viajes de compras a Miami de la clase media-alta y alta ya son un hábito que forma parte de la vida de este sector de la ciudadanía. Un jean de marca en nuestro país se puede llegar a conseguir con mucha suerte a 1.500 pesos. En Estados Unidos, esa misma prenda no vale más de 300 pesos argentinos. El ahorro es considerable no sólo comprando en el país del norte. Adquirir un pantalón básico o una remera clásica en una tienda porteña podía llegar a insumir hasta un 50% más –en dólares– que hacerlo en plazas exclusivas como Mónaco, Francia, Tailandia o Suiza. Incluso, la diferencia se estira a un 100% si el comparativo se traza respecto de uno de los mercados más económicos de Europa, como es el caso de España.

En zonas de frontera, como ocurre con parte de los habitantes del Valle y la zona cordillerana de Río Negro y Neuquén, los ciudadanos viajan a Chile para comprar ropa, autopartes, neumáticos, electrodomésticos y tecnología. Ejemplos, por lo general, de una clase media que no accede económicamente a su tradicional viaje a Miami.

En los shopping chilenos se puede adquirir cualquier electrodoméstico a precios hasta 30% de lo que hoy valen en las tiendas minoristas argentinas. Varios de estos tipos de productos en Chile son hasta más baratos que en Estados Unidos. Es el caso de los lavarropas y electrodomésticos menores. Lo mismo ocurre con todo tipo de producto textil y televisores de última generación.

En problemas

Vacaciones y compras en el exterior se juntan, por lo general, como objetivo en las familias argentinas de clase media alta y alta. Las estadísticas oficiales dan cuenta de ello. Pese a la expectativa que generó la salida del cepo cambiario y la última devaluación del peso, durante los primeros seis meses del año la salida de dólares del país provocada por venta de pasajes, paquetes y turismo en el extranjero fue mayor que en el mismo período del 2015, en plena vigencia de las restricciones para la compra de divisas.

Según datos del Balance del Mercado Único de Cambios que elabora trimestralmente el Banco Central, en la primera mitad del 2016 se vendieron en total 4.118 millones de dólares destinados al turismo más allá de las fronteras, mientras que durante los primeros seis meses del 2015 habían sido de 3.603 millones.

Vacacionar hoy en la Argentina también es caro. Cualquier paquete de siete noches a las paradisíacas playas del Caribe es mucho más económico que pasar esos mismos días en las playas de Pinamar o Cariló, por dar sólo dos ejemplos cualquiera. Las comparaciones entre Brasil y el balneario local de Las Grutas, marcan esta misma tendencia.

Pero veranear en el exterior para un argentino es también más caro cuando se los relaciona con turistas de otros países de la región. Ejemplo: un mismo paquete desde Brasil a Punta Cana (República Dominicana) es menos oneroso que partiendo desde Buenos Aires hacia ese destino. Y más aún si la salida se hace desde Chile.

Los costos internos vuelven a golpear a la industria turística local. Cordillera y Costa de la región de la Patagonia Norte, sin dudas, sufrirán este verano, de no modificarse el plano cambiario dentro del país, la poca competitividad que tienen frente a los tentadores destinos externos.

Algunos datos
30%
cuesta cualquier electrodoméstico en Chile respecto de valores de venta en la Argentina.
$ 46.000
es el valor de un paquete para dos personas en 12 cuotas fijas al Caribe, “all inclusive”.
42%
es la inflación interanual proyectada para este año por las distintas consultoras privadas del país.