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Fijación referencial funcionalista .
.CUESTIONES DE INTERACCIÓN, SIGNIFICADO Y
ENTORNO SOCIO AMBIENTAL.
Dr. San Bruno de la Cruz , Lisardo .
Bajo un prisma exegético, simplificado, podríamos asertar que las Ideas - Forma
de raigambre platónica eran entes en sí y por sí con una autonomía no solo objetiva sino
también subjetiva. El gran problema del acceso gnoseológico a tal ámbito de Realidad Ideal se
liquidaba construyendo “un puente perceptual introspectivo” que enhebraba una subjetualidad
dirigida hacia el conocimiento del ámbito objetual. Adecuándonos, razonadamente, al
principio de caridad interpretativa, un platónico actualizable podría aseverar que ` si X e Y son
dos conceptos y/o representaciones mentales diferentes, la acción subjetual introspectiva
estaría en condiciones de afirmar que la atención privilegiada a X y la atención privilegiada a
Y conforman dos estados mentales diferentes ´; de esta forma , el estado mental subjetual
determina a qué representación mental y/o concepto dirigimos la atención privilegiada y; por
consiguiente, también tal estado mental del sujeto determina la referencia de tales conceptos.
Aristóteles dibujó una imagen onto - semántica que, prácticamente, pervive hasta
hoy en lo que Putnam denomina “la metafísica implícita” en nuestros léxicos ordinarios. De
acuerdo con tal imagen, un signo cualquiera conexionado a un concepto supone la acción
subjetual de comprender; bautizar comprensivamente un signo, conceptuarlo, entraña
determinar su referencia, determinar que ámbito objetual denota. De acuerdo con Putnam,
una lectura sintética del legado onto-semántico de Aristóteles defendería la existencia de
conceptos y/o representaciones mentales con capacidad de seleccionar un repertorio de
objetos extraíbles del contexto en el que nos manejamos, ejecutado el acto de conexión
concepto-signo queda especificado el significado de tal signo. Lo que Putnam trata de
mostrar es que tal legado onto-semántico se vértebra fundamentalmente en la asunción que
define los conceptos como representaciones mentales, tal presunción definicional no podría
satisfacer conjuntamente las siguientes restricciones: En primer lugar, manejar un signo
entraña enhebrarlo con una representación mental; en segundo lugar la sinonimía psíquica es
posible siempre y cuando tales y cuales hablantes que usan el signo lo asocien a idéntica
representación mental; en tercer lugar, tal y cual representación mental implica la
determinación referencial del signo.

Procedamos a investigar la analítica de Putnam en la que se pretende liquidar la
idea de concepto como representación mental, idea que ha de ser holísticamente satisfacible
en las tres restricciones comentadas. Resulta palmario observar que los problemas relativos a
la sinonimia son diferenciables de los problemas relativos a las propiedades sintácticas del
signo; no obstante, los modelos criptográfico - computacionalistas habilitan la creencia en la
existencia de una estructura profunda que posibilitaría la identidad entre término sígnico y el
significado de tal término. Dos términos sígnicos de la praxis dialógica corresponderían a
idéntico ítem conceptual - representacional del léxico del pensamiento, en un vocabulario
mentalista de este tipo podría suceder que dos items representacionales diferentes denotasen
el mismo objeto o ámbito objetual, pero hemos de recordar el presupuesto ontoepistémico
básico de los modelos criptográficos de la mente en tanto correlacionan cada ítem conceptual
y su traducción sígnica a un solo significado, cada término sígnico representante de su
correspondiente ítem representacional representa, sin ambigüedades, un conjunto objetual en
cada mundo posible.
Aliándonos con los mundos posibles como entidades físicamente posibles
podríamos argumentar que dos conceptos diferentes como “animal racional” y “bípedo
implume” no representarían el mismo ámbito objetual en la “lengua mentis”, podríamos
imaginar un mundo posible en el que existiesen animales racionales que no fueran bípedos
implumes o bípedos implumes carentes de racionalidad, expresado lo cual, parecería, de
acuerdo con las argumentaciones de Putnam, que el enlace intrínseco - esencial item
representacional-ámbito objetual quedaría preservado; en cambio, en la praxis
representacional con la que nos habemos todos los días operamos con representaciones bien
distintas que muestran identidad en su significado. Putnam nos hace observar que la
sugerente dicción “la representación representa de forma intrínseco-esencial lo representado”
no resuelve ningún problema de carácter ontoepistémico, más bien lo desdibuja, olvidando,
descartando poniendo entre paréntesis, las vicisitudes histórico - concretas que afectan al
ámbito referencial, acentuando aun más, abundando en un comentario realizado
anteriormente, podríamos afirmar que si fuera posible traducir nuestras jergas
representacionales concretas a un lenguaje del pensamiento ideal como el que hemos

bosquejado, tal meta - representación originaria heredaría todos y cada uno de los problemas
ontoepistémicos que podemos observar en nuestra lengua nativa.
Es fácticamente verificable el hecho de que dos personas pertenecientes a
contextos socio - lingüísticos diferentes se manejen con términos idénticos cuya referencia es
distinta o al menos distinguible en ambos contextos, situación por cierto que ambos
desconocen, cada representación mental de tal sujeto, llamémosle A, cada conexión
bioquímica neural de A sería idéntica a todos los parámetros relevantes que acontecen en el
sujeto B; sin embargo idéntico signo usado se referiría a objetos bien distintos. El meta -
registro codificado en su lenguaje del pensamiento para ambos sería idéntico pero el meta
registro M del símbolo S usado en ambos hablantes haría referencia a ámbitos objetuales
desemejantes. De acuerdo con Putnam, queda descartada en esta argumentación un hecho
ineludible, la referencia esta imbricada en un contexto socio ambiental.
Centremos nuestra atención ahora en cómo se fija la referencia del término “oro”,
podríamos pensar que el significado del termino “oro” quedaría determinado por las pautas
criteriales de identificación de tal materia diseñadas por un grupo de expertos, los expertos
capacitados en la identificación de tal materia en el mundo sabrían lo que el término “oro”
significa. Las estrategias de identificación de un objeto posibilitaría el que estuviéramos en
condiciones de captar su concepto, las habilidades de reconocimiento de un conjunto de
objetos a los cuales se aplica el término “oro”, delimitarían un uso conceptual especializado
del que la mayoría de los seres humanos estarían excluidos. Sin embargo, para Putnam, no
es necesario identificar la materia misma para poseer un concepto como oro. Aceptar el hecho
de que la extensión de ciertos términos queda delimitada por el consenso criterial de cierta
comunidad de expertos no ayuda a programas mentalistas en la línea Fodor - Chomsky.
Putnam arguye que una representación, una descripción, una imagen mental, no podría
determinar la referencia de palabras como “olmo”, “petirrojo”, “gorrión”, “haya”, “olmo”, en
la mayoría de los hablantes no-expertos, y; sin embargo, tales hablantes sabrían como usar
tales términos. Mi representación y - o imagen mental de término `oro´ no ayudaría para nada
a fijar la extensión o referencialidad de tal término, el hecho de que nuestras imágenes
mentales ordinarias no determinen la extensión de tales términos no ha de traducirse en su
carencia de extensión. Lo que nos sugiere Putnam es que abandonemos definitivamente la

asunción de raigambre aristotélica en la que una representación mental representa de forma
inherente y esencial lo representado, abandonado tal supuesto ontoepistémico veamos cómo
podemos edificar una teoría de la referencia en la que nos aproximemos descriptivamente a
una praxis de determinación referencial de corte no mentalista.
Hemos de apuntalar con Putnam un hecho práctico ineludible: existe una división
lingüística del trabajo, existen diferentes comunidades de expertos que se rigen por tales y
cuales criterios a la hora de designar tales y cuales objetos o tales y cuales propiedades, salvo
los casos límite de confrontación criterial, el que una comunidad adopte una batería de
criterios de designación objetiva diferente a otra comunidad de expertos no impediría la
posibilidad de diálogo experto entre ambas comunidades, los trabajadores especializados en
la delimitación extensional de un término como “oro” pueden dialogar perfectamente bien con
otros expertos en tal actividad, aunque sus pruebas de reconocimiento sean distintas. Ahora
bien, el que los expertos usen la palabra `oro´ de tal y cual forma no agota el significado del
termino `oro´, tratar de acotar la extensión de ciertos términos es un trabajo colectivo, un
trabajo colectivo insertado en una comunidad -la división lingüística del trabajo ha sido
comentada exhaustivamente en otros contextos que desbordan ahora nuestras pesquisas.
Resulta enigmático pensar, junto con la línea de argumentación putnamiana, que la
referencia quede determinada por un repertorio de ítems representacionales encapsulados
neural y/o mentalmente, las cuestiones relativas a la noción de “significado” no pueden
resolverse acudiendo a un vocabulario primitivo, un vocabulario mental - representacional
interno. Putnam, de forma lapidaria, aserta que el significado no es un enigma, la práctica
dialógica intersubjetiva dibuja de forma constante lo que podríamos denominar una
aproximación a la noción de “identidad de significado”, dos contertulios de léxicos
vernáculos diferentes o de léxicos vernáculos idénticos pero con usos distintos, buscan alguna
relación de equivalencia entre sus proferencias con el fin de generar conductas respondientes
similares en un contexto diálogico determinado y asumiendo las diferencias conviccionales
que podrían darse entre tales sujetos. Putnam es consciente de la plasticidad exégetica que
anida en esta noción de “identidad de significado”, la necesidad de reconocer contextos
aproximadamente idénticos y la capacidad de descontar diferencias credenciales hasta
aproximarse a un espacio idéntico o cuasi - idéntico conviccional presupone, ya, un esquema

de traducción y tal esquema, precisamente, es el que deberíamos someter a prueba, tal es la
advertencia teórica que Quine nos dibujó, contextos y haces conviccionales son susceptibles
de adecuarse a una infinidad de esquemas interpretativos teóricamente considerado, es el
problema de la indeterminación. ( Fin de la primera entrega ).