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A veces es difícil imaginarse un mundo más poblado que en la actualidad, pero lo cierto es que el número de habitantes del planeta inevitablemente seguirá en aumento.

Es imposible pronosticar las cifras exactamente, pero cálculos divulgados en julio por Naciones Unidas vaticinan que para 2030, pasaremos de 7.300 millones personas a 8.400 millones.




Y el número aumentaría a 9.700 millones para 2050 y a 11.200 millones para 2100.

¿Cuántos seremos?


  • 7.300.000.000 Ahora
  • 8.400.000.000 En 2030
  • 9.700.000.000 En 2050
  • 11.200.000.000 En 2100

Ya hoy en día es difícil escaparnos de los demás. Si, por ejemplo, manejas varias horas fuera de grandes metrópolis como Nueva York o San Francisco para buscar la montaña o el mar, encontrarás a habitantes de la ciudad obstruyendo senderos y playas.

Para quienes pueden darse el lujo de evadir ocasionalmente a los miembros de nuestra propia especie, hacerlo suele significar viajar a sitios cada vez más lejanos.

Pero la huella de la humanidad se extiende incluso hasta los lugares aparentemente más aislados.

Así encontrarás pastores nómadas en el desierto Gobi de Mongolia, bereberes en el Sahara y campamentos de científicos en la Antártica.

Y eso nos hace pensar si terminaremos ocupando todos los espacios habitables.





Aumento urbano


Los expertos pronostican que, reflejando las tendencias actuales, un número cada vez mayor de personas se radicarán en ciudades.

A medida que la agricultura se vuelva más eficiente, la gente abandonará los empleos en ese sector y, en su lugar, trabajarán en las empresas de producción urbanas o en las de servicios.

Es lo que ha estado sucediendo desde hace varias décadas. En 1930 apenas el 30% de la población mundial vivía en ciudades, comparado con el 55% hoy en día.

Y para 2050 se espera que dos terceras partes estén radicadas en las ciudades.




“Casi todo el crecimiento poblacional hasta el final del siglo ocurrirá en ciudades”, apunta el académico Joel Cohen, autor del libro “¿Cuánta gente puede soportar la Tierra?” (How many people can the Earth support?)

“Equivale a tener más de un millón adicional de personas viviendo en la ciudades cada cinco a seis días de aquí hasta 2100”.



Mega-regiones


Se calcula que aproximadamente la mitad de la población mundial vivirá en ciudades de medio millón a tres millones de residentes.

El resto estará en mega-ciudades localizadas en economías en países en desarrollo o emergentes como China, India y Nigeria.

Sin embargo, debido a los retos que implica gobernarlas, no excederán de mucho más de diez millones de personas.

La norma serán las mega-regiones, lugares donde la expansión urbana se prolonga por kilómetros, abarcando varias ciudades, como la Gran Nueva York y el delta del río de las Perlas en China.




“La gente sí puede vivir en ciudades densamente pobladas”, acota John Wilmoth, director de la División de Población de Naciones Unidas. “Como habitante de Manhattan, tengo que decir que no es horrible”.

Las oportunidades educativas, culturales y laborales -además de las opciones de asistencia médica, normas de seguridad y la infraestructura relativamente eficiente- contribuyen a la alta calidad de vida que disfrutan sus residentes.

Sin embargo, esas no son garantías urbanas universales y no necesariamente se desarrollan uniformemente a medida que una ciudad o un país van creciendo.

Como indica Adrian Raftery, profesor de estadísticas y sociología en la Universidad de Washington, “los aumentos de población tienen que ser planificados”.

Es necesario tener gobiernos e instituciones competentes para organizar los servicios básicos.

“Sin embargo el problema es que el talento gerencial escasea”, destaca Cohen.

Reto africano


Lo más preocupante es que los lugares que más necesitan esa supervisión son también los sitios donde está previsto que ocurra el mayor crecimiento poblacional.



Una gran parte del futuro aumento de la población corresponderá a África que, de su cifra actual de 1.000 millones de personas, se disparará a más de 4.000 millones en 2100.

“Las proyecciones africanas son realmente aterradoras”, sostiene John Bongaarts, vicepresidente del Consejo Poblacional, una organización sin fines de lucro con sede en Nueva York.

“Una gran proporción terminará en barriadas urbanas pobres”
.

El problema, añade Bongaarts, es que las grandes ciudades africanas y, hasta cierto punto las asiáticas también, no están equipadas para absorber la llegada de tantas personas.

Y lugares como Lagos, Dhaka y Mumbai ya enfrentan tremendos retos actualmente.

“La gente compra agua a precios muy altos a los vendedores ambulantes, hay excrementos por todas partes y la basura no se recoge”, dice Cohen.

“Eso, sin siquiera hablar de espacios verdes alrededor de la ciudad o la calidad de la vivienda”.




Tampoco en los países en desarrollo


Incluso en los países desarrollados, los niveles de vida probablemente no seguirán mejorando al mismo ritmo.



“Hemos tenido algunas décadas de rápido crecimiento económico con niveles de pobreza que disminuyen, tanto en los países ricos como en los pobres”, señala Bongaarts.




“Sin embargo eso será mucho más difícil en el futuro”.


Y destaca tres motivos:

  • Primero, los países ricos tienen una población que está envejeciendo.
  • En segundo lugar, el costo ambiental del crecimiento. Ya hemos agotado el uso de la tierra más productiva, embalsado los ríos más rentables energéticamente y aprovechado el agua subterránea de más fácil acceso.
  • Por último, la inequidad se está volviendo un problema cada vez mayor. Mientras el ingreso del estadounidense promedio no ha variado mucho, el 1% que más gana está cada vez mejor.

El cambio climático es otra variable incierta que podría tener un impacto significativo sobre el futuro de los centros urbanos.

Cerca del 60% de todas las ciudades que actualmente tienen un millón de residentes o más están en riesgo de por lo menos un tipo de catástrofe natural, muchas relacionadas con el clima.



Aunque el impacto de muchos de esos temas podría disminuir con una apropiada planificación, aparte de unas pocas naciones y ciudades progresivas, no hay mucha evidencia de que eso esté ocurriendo.


¿A qué precio?


“Sin duda los problemas se solucionarán de una manera u otra”, apunta Cohen. “Sin embargo, probablemente a un costo tremendo y un sufrimiento humano evitable”.

Hasta los lugares rurales y remotos que no están estrictamente protegidos probablemente tendrán un modesto aumento de habitantes.

Eso también significa que, para quienes tienen los medios para hacerlo, encontrar una esquina libre de la huella humana será más difícil.

Simplemente, habrá demasiadas personas pensando lo mismo.




Nada de eso, sin embargo, significa que no tendremos verdadero espacio donde vivir.

“Yo diría que no hay amenaza de que las selvas sean tomadas por las ciudades”, dice Karen Seto, profesora de geografía y urbanismo en la Universidad de Yale.

“La mayor amenaza es el impacto indirecto de la urbanización en ese panorama”.

Ciertamente, las ciudades requieren madera para los edificios, tierra arable para cultivar alimentos, espacio para eliminar toneladas de basura generadas diariamente y mucho más.

Wilmoth dice que a la larga la población mundial probablemente se nivelará.

Incluso disparándose miles de millones, el crecimiento en este siglo ya está dando señales de reducirse y se proyecta que siga en esa tendencia.

Dentro de muchas décadas, incluso podría comenzar a disminuir.

En el futuro cercano, sin embargo, vamos hacia un planeta cada vez más poblado con unas condiciones que aun siguen siendo inciertas.