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Hace rato comencé a escribir cuentos, luego de pausar la escritura del libro que siempre he querido terminar ahora tengo como hobie escribir un cuento de vez en cuando, el siguiente forma parte de una serie que quiero llamar.


"Aquellos poderes 
inútiles"



 Sin mas que decir espero alguno lo termine de leer. 


Dale play para ambientar


link: https://www.youtube.com/watch?v=EO11JqFZ9Gs




-La Mujer que saboreaba las Mentiras-



Seguramente ya escucharon algo similar en alguna ocasión, que las mujeres saben cuándo mientes, que la "intuición femenina" bla, bla, bla. Pero yo no me refrieron a eso cuando les cuento acerca de Carolina Estefanía, esa chica tenía algo real y puedo jurarlo por los dioses.


La conocí hace ya más de treinta años, éramos estudiantes en la misma facultad, debo decir que yo era un poco acechador, del tipo de personas que a cualquiera le daría un poco de asco conocer, por lo que sabía muy bien quien era incluso antes de conocerla. Estefanía, una chica que parecía no interesarle a tantas personas, ya que no se arreglaba tanto como las demás chicas, ni parecía estar desesperada por encontrar novio como sus amigas, Y mira que yo sabía cómo eran sus amigas, ¡eh!, creo que eso no interesa.

No es como que me la hubieran presentado un día, creo que fue verla en todas partes lo que me hizo hacerme amigo de ella, pronto le hablaba lo suficientemente en confianza para preguntarle cosas de sus amigas, ella siempre me decía que era un mal mentiroso, pero ese movimiento de labios que hacia luego de cada una de mis mentiras me hizo equivocarme y creer que YO, era quien le gustaba.
¿Lo has notado alguna vez en alguien?, ese movimiento de comerse los labios mientras mueven la lengua, debo decir que a lo mejor se trababa de mi fetiche personal, pero desde mi punto de vista era Estefanía seduciéndome cada vez que yo mentía. Ahora se con certeza que mis mentiras le sabían muy bien, de otra manera no me hubiera aguantado tantos años, porque no tenía nada más que ofrecerle a una mujer tan espectacular.

Pero también habían mentiras que le sabían asquerosas, en particular aquellas que se decían mal, uno creería que podrían ser cualquier otro tipo, como las que lastiman, o las que destruyen, pero no, ella disfrutaba todo tipo de mentiras que fueran convincentes. Y lo sé porque me dijo lo bien que le supo cuando su novio le dijo que “era la única”, o cuando su padre les dijo a ella y su madre que no tenía otra mujer, “sonaron tan convincentes como un buen chocolate”. Y así mismo le supo amargo cuando le dije que nunca le mentiría así, ni yo mismo creía lo que dije, aunque a ella no le importo.
La verdad es que todos los que me preguntan por ella siempre esperan una historia de amor, pero estoy seguro que nunca me amo como yo la ame, aunque lo intento, tanto como intento encontrarle un uso a su habilidad, ninguna de las dos cosas terminaron bien.

Guardar secretos nunca se le dio, ese creo que fue el problema, le conto a gente equivocada sobre aquello que no debía, aunque tenía la ventaja de saber inmediatamente cuando se equivocaba. La última vez que le paso, recuerdo bien que intente calmarla, estaba muy alterada, en verdad deseaba darle un buen gusto ante esas circunstancias, me esforcé para que lo último que probara de mi fuera la mentira más dulce que pudiera recordar.


“TODO ESTARA BIEN “




-Gracias por leer-



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