Te damos la bienvenida a la comunidad de T!Estás a un paso de acceder al mejor contenido, creado por personas como vos.

O iniciá sesión con
¿No tenés una cuenta?
Salto de fe



El sol caía sobre los árboles que pasaban por nuestro alrededor dejándoles tintes de colores que aún no tienen nombres , y la brisa nocturna empezaba a ondear las hojas de otoño que lentamente iban soltando la mano de las ramas ya secas que las sostenían.

- No hay mejor momento que este, dijiste mientras una música tranquila sonaba de fondo y la yerba iba llenando el mate.
- Tenés razón, Respondí mientras ponía la luz de guiño quien sabe para qué.

El humo de la temperatura justa del agua emergía suavemente del mate, dándole un olor y sabor digno de competir con los manjares más caros. Al doblar a la derecha en un camino bien cuidado y al parecer poco transitado, notamos que no podíamos ver el horizonte, el camino tenía una subida poco pronunciada pero de gran distancia.

Él tenía más claro que yo a dónde íbamos, se notaba en su serenidad al hablar, de vez en tanto se le escapaba una sonrisa al ver algún auto parado al costado del camino.

- No tenemos apuro, ayudemos a este, salió de mi al ver una persona haciendo señas, era el cuarto auto que dejábamos de ver en el retrovisor.
- Tal vez no quieren ser ayudados, dijiste sonriendo levemente, como si supieras que estaban retrasando su viaje.

Las luces del auto terminaban donde los rayos de la luna iluminaban, marcando el camino cuál faro guía un buque, con el agua enfriándose pero riéndonos a carcajadas rememorando anécdotas del viaje. Daba la sensación que estábamos viajando hacía mucho tiempo, y me costaba recordar momentos fuera del viaje, como si los desvíos y choques fueran parte mía desde siempre.

Mientras las ruedas seguían girando sobre la ruta que cada vez se alzaba más sobre la altura del nivel del mar, como si estuviésemos en una larga rampa, un cartel aparece a mi izquierda:

“Trascender – 15 latidos”

- ¿Viste eso?, pregunté confundido.
- Si, hacía mucho tiempo no veía una estrella fugaz, déjame pedir un deseo, sentenciaste antes de cerrar tus ojos para concentrarte en tu pedido, desconociendo el verdadero motivo de mi pregunta.

Quise bajar el aire al sentir un escalofrío que recorrió mi cuerpo entero, al darme cuenta que no estaba encendido una puntada atravesó mi pecho.

- Debe ser el cansancio del viaje, pensé.

“Realización – 9 latidos”

Otro cartel, esta vez apareció de golpe y apenas pude leer lo que decía, éste era diferente a todos los carteles de ruta que había visto en mi viaje, pero era igual al anterior, y vos seguiste hablando como si nada hubiera pasado. Una puntada más fuerte, un frío más intenso y un miedo satisfactorio me invadieron, pero no quise que te dieras cuenta, estabas muy compenetrado contando la anécdota de aquella vez con los amigos que habíamos hecho en el largo viaje, me limité a asentir y sonreír genuinamente.

Me parece que había capta