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Durante un operativo de alcoholímetro para detener a conductores alcoholizado en la Ciudad de México, la policía de capital mexicana fue sorprendida por una denuncia un tanto inusual.




Mientras supervisaban varios automóviles en una avenida de la ciudad, una de las unidades vehiculares llamó la atención de los guardias debido a una incesante voz que repetía sin parar: “¡Está borracho!, ¡Está borracho!”.

Inicialmente, los policías detuvieron el vehículo de Guillermo Yamil Reyes, de 49 años, pensando que un pasajero del vehículo era el responsable de tales gritos. Sin embargo, cuando se acercaron se dieron cuenta de que la afirmación de que el conductor estaba ebrio venía desde el interior de una jaula.

El informante era un periquito parlante, a pesar de esto, las autoridades resolvieron tomarse en serio la queja del pequeño animal. Así fue como Guillermo Yamil Reyes se vio obligado a tomar la prueba de alcoholemia, que confirmó un alto nivel de alcohol en la sangre. La policía no dudó y de inmediato detuvieron al conductor ebrio mandándolo al Torito (Centro se Sanciones Administrativa).

El hombre, en un despliegue impresionante de inteligencia, intentó evitar el arresto diciendo que si era separado de su mascota, ambos morirían de tristeza. La familia del par de animales fue llamada a la escena para que cuidaran del perico mientras su dueño pasaba unas cuantas horas en la sombra.

Según la policía, otras 120 personas fueron detenidas durante la operación en la Ciudad de México.














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