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Muchas obras literarias famosas tienen sus secretos e historias detrás de ellas. Y a veces conocer estos detalles es igual de entretenido que leer los libros.


El principito

Antoine de Saint-Exupéry

Todos los personajes de esta obra tienen sus prototipos. La imagen del principito es autobiográfica: es el mismo Saint-Exupéry en su infancia. La Rosa que tanto quiere y protege el Principito, es su esposa, bella pero caprichosa, Consuelo. Mientras que el Zorro es Silvia Hamilton Reinhardt, buena amiga del escritor que le ayudó en tiempos difíciles.


La isla misteriosa

Julio Verne

Es bien sabido que Julio Verne solía escribir sus novelas basándose en sus propias investigaciones científicas. Sin embargo, en «La isla misteriosa» omitió a propósito un detalle: en la descripción de la preparación de nitroglicerina para explotar una roca falta el catalizador (platina), sin el cual esta idea jamás funcionaría.


El hobbit

J. R. R. Tolkien


Tolkien quería escribir un pequeño cuento para leérselo a sus hijos, sin embargo, se emocionó tanto que resultó ser un libro grande con mapas e ilustraciones. Al principio solo existió un ejemplar escrito a mano, que el profesor a veces les prestaba a sus amigos y alumnos. Justo gracias a una de sus alumnas, el libro vio luz, y luego de un tiempo, llegó su continuación.
Otro dato interesante es que la primera reseña del libro la escribió un niño de diez años, el hijo del director de la editorial donde fue impreso por primera vez.


Las aventuras de Alicia en el país de las maravillas

Lewis Carroll

Los personajes del Sombrerero y la Liebre de Marzo vienen de dos proverbios ingleses: «loco como sombrerero» y «loco como una liebre de marzo». El proverbio del sombrerero surgió porque para elaborar la felpa para los sombreros se utilizaba mercurio, y la intoxicación crónica con este elemento causa trastornos psíquicos. Mientras que la locura de las liebres de marzo se explica con su etapa de reproducción que viene con la primavera.


Macbeth

William Shakespeare

Shakespeare no inventó la trama de la tragedia de la nada. Talentosamente interpretó una leyenda medieval y se apegó a la fuente original. «Macbeth» es la tragedia más popular de Shakespeare. Cada cuatro horas en el mundo se presentan funciones de esta obra teatral.


Harry Potter y el prisionero de Azkaban

J. K. Rowling


Cuando el libro «Harry Potter y el prisionero de Azkaban» salió en Gran Bretaña, para evitar ausencias escolares, la editorial les pidió a los dueños de las librerías no vender este libro hasta que las escuelas estuvieran cerradas por un día.


Lolita

Vladimir Nabokov

Se cree que Nabokov se inspiró en la famosa historia de Charlie Chaplin, quien se enamoró de su segunda esposa Lita Grey cuando aquella solo tenía 12 años.


El conde de Montecristo

Alejandro Dumas

La trama de «El conde de Montecristo» fue encontrada en los archivos de la policía parisina. El zapatero François Picaud fue arrestado y recluido en una fortaleza donde pasó alrededor de 7 años. En la prisión Picaud excavó un túnel a otra celda donde estaba un sacerdote italiano adinerado. Se hicieron amigos, y antes de morir el sacerdote le reveló a François un secreto acerca de un tesoro escondido en Milán. Al salir de la cárcel, Picaud se apoderó del tesoro y apareció en París bajo otro nombre donde dedicó 10 años de su vida a la venganza por traición.


Rita Hayworth y la redención de Shawshank

Stephen King


Stephen King vendió los derechos de adaptación cinematográfica de su libro en tan solo un dólar. Les dio esta oportunidad a todos los directores de cine principiantes y estudiantes pero se quedó con todos los derechos de sus obras y prohibió sacar provecho comercial de las películas.


Fahrenheit 451

Ray Bradbury

Poco después de la edición de la distopía de Ray Bradbury «Fahrenheit 451», la editorial Ballantine Books lanzó una serie especial: 200 ejemplares de la novela fueron cubiertos con una tapa de material basado en asbesto que posee propiedades contra el fuego.


Cumbres Borrascosas

Emily Brontë


En la época en la que salió esta novela, la labor literaria se consideraba inapropiada para una mujer, y se tuvo que publicar con un nombre masculino. Un año después de la impresión del libro, Emily Brontë falleció sin jamás enterarse del lugar que ocuparía su novela en la literatura mundial. Después de la muerte de Emily, su hermana Charlotte editó una segunda entrega de la novela y agregó una introducción explicando que el verdadero autor de la obra es una mujer.


El club de la lucha

Chuck Palahniuk

Un día Chuck Palahniuk salió a un día de campo, tuvo un pleito con unas personas que terminaron golpeándolo. Regresó al trabajo lleno de moretones, pero ninguno de sus colegas le preguntó qué había pasado. Así fue como nació la idea de la novela. Mientras escribía el libro, Palahniuk en varias ocasiones se metía en peleas callejeras para vivir la experiencia de sus personajes.




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