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link: https://www.youtube.com/watch?v=vHwwscyN2CY


Cuando llega el día sábado, el día social por excelencia algo me lastima.
Porque yo no puedo reírme con ellos. No puedo hablar con los demás.
Antes, con inmadures pensaba que el culpable no era yo. Que los demás eran almas de mierda, putrefactas que no me aceptaban. Se rieron mucho de mi. Me lastimaron. Arruinaron mi vida. Y ahora, me doy cuenta que no. Que ellos no tiene la culpa. Si, son porquería. Pero yo también.

Yo y mis silencios ante preguntas simples. Yo y mi forma de caminar. Mi voz. Yo era blanco de todas las burlas por lo que soy. ¿Entonces que me queda en esta existencia gris? ¿Que puedo hacer con mi vida si nací así? Si lo que soy es un objeto de burlas.

Que cruel destino, que lamentable broma.

Todos ocupamos un lugar en el mundo. Algunos son los triunfadores. Los ignorantes que tanto detesto por que les es tan fácil ser felices. Lloran por cosas banales y se ríen de cosas tan simples. Después estamos los perdedores. Con la poesía que ello conlleva.

Los fracasados, los perdedores no somos mas que historias que nunca terminan. Somos rutina y soledad. Vivimos de los sueños. Porque la esperanza es algo natural en el ser humano, es quizás el sentido de la vida, es el motor.

Sueño mucho, sueño con el despertar y el olvido. Con volar, con escapar, con ser una simple roca, un grano de arena, una hoja que cae en otoño. Sueño con confundirme en el ambiente. En no ser nada pero a la vez me aterra.

De niño soñaba con trepar un árbol. Era muy grande, recuerdo que los demás niños lo subían y yo tenia miedo. Hace poco tiempo ese árbol fue cortado y yo me quede con otro sueño sin cumplir.

Ahora solo me queda esperar. Esperar y observar como cada uno de mis sueños se rompe por culpa del miedo mientras la esperanza me mantiene vivo.

Simplemente adiós y buena vida.