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Desde hace tres siglos han existido historias sobre personas que comenzaban a arder misteriosamente, sin que ninguna causa lo justifique, siendo reducidas a un montón de cenizas. Este fenómeno, conocido actualmente con el nombre de combustión espontánea humana, ha permanecido como un enigma hasta nuestros días, y continuamente aparecen nuevos casos alrededor del mundo.
















Antiguamente se creía que las personas que habían sufrido esta horrible muerte, habían sido víctimas de alguna clase de conjuro o maldición, y hay quiénes pensaban que había sido un castigo divino, debido a la impactante y extraña escena.









El fenómeno de la combustión espontánea humana se produce cuando el cuerpo humano se prende fuego sin ninguna razón aparente, ardiendo solo una parte de él, quedando las piernas y las manos aparentemente intactas, todo esto cuando la persona permanece aún con vida.









Uno de los casos más famosos fue el del doctor John Irving Bentley. Bentley, un cirujano retirado de 94 años de edad, fue hallado sin vida el 5 de Diciembre de 1966, en Pensilvania, Estados Unidos. Su cuerpo estaba en el suelo del baño, y de él sólo quedaba una pierna. El fuego había sido tan intenso, que incluso perforó el suelo de madera, pero este no se extendió por el resto del piso. Los que le conocían decían que era un fumador de pipa torpe y descuidado, y en su armario se encontró ropa con quemaduras de tabaco.









Existen distintas teorías sobre como se origina la combustión espontánea. Unos creen que es el propio organismo el que genera el incendio, pudiendo este incendiarse en cualquier momento. Se sabe que el cuerpo humano almacena una gran cantidad de energía en forma de grasa y glucosa, compuestos altamente inflamables que el organismo quema en pequeñas cantidades para producir energía. Puede que algún proceso bioquímico desconocido desencadene un aumento de la temperatura en el cuerpo, hasta el punto de provocar el incendio. La persona comenzaría a arder desde su interior, provocándole la muerte.









La teoría del efecto mecha dice que una persona se quema con su propia grasa, al entrar en combustión accidentalmente con alguna fuente de calor. El fuego prendería la ropa de la víctima, y las llamas continuarían ardiendo a medida que consumen la grasa del organismo.
Simulaciones posteriores dieron como resultado, que un fuego producido de esta manera no alcanzaba la temperatura necesaria para prender la grasa de la víctima.









Actualmente nadie ha podido demostrar como y de que manera se produce la combustión espontánea, siendo todas pruebas y experimentos solo útiles para descalificar las distintas teorías que hay sobre este tema.



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