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El lugar donde se alzan nuestras ciudades no es casualidad, su emplazamiento fue elegido en función de cuestiones estratégicas y comerciales que aseguraban su protección y prosperidad.



Aprovechando los accidentes geográficos naturales, como ríos, golfos, estuarios, cordilleras, montañas y acantilados, los señores alzaban sus fortalezas y murallas.







El problema de estas ciudades amuralladas es que cuanto mayor era la riqueza del lugar, mayor era su población y menor el espacio para sus ciudadanos.







Sin poder crecer y expandirse a lo ancho sobrepasando la protección de las murallas, los ciudadanos tuvieron que idear nuevos tipos de construcciones. La construcción vertical se convirtió en la solución y así nacieron los precursores de los modernos bloques de viviendas y rascacielos.







Aunque en la mayoría de las ciudades antiguas los edificios no sobrepasaron las dos o tres alturas, existe una antigua ciudad del siglo XII que fue capaz de crear imponentes bloques de viviendas como ninguna otra.







Conoce Al Hajjarah en Yemen, una ciudad antigua construida sobre el borde de un abrupto precipicio y famosa por sus imponentes rascacielos de piedra.







La palabra Hajar significa piedra, y no puede haber un nombre más exacto para describir este antiguo asentamiento comercial.





Al Hajjarah o Hajjara como también es conocida, fue construida en las montañas de Kharaz en el siglo XII por el pueblo Sulaihids, convirtiéndose en una fortificación importantísima durante la ocupación otomana de Yemen.







La zona rica en canteras de piedra facilitó un suministro ilimitado de material de construcción, lo que hizo posible cimentar de forma segura los imponentes edificios de piedra de la ciudad.







Puede que llamarlos rascacielos sea hoy por hoy una exageración, pero en pleno siglo XII cuando fueron construidos fueron los edificios más altos de la región y lo primeros destinados a la vida doméstica.







Los esfuerzos por levantar construcciones altas sólo se habían desarrollado con objetivos bélicos o de defensa, nunca como viviendas para el pueblo llano.








Estos gigantescos edificios se levantan hasta en cinco o seis plantas sobre grandes desfiladeros, lo que en su conjunto suma una gran altitud que hacia inexpugnable la ciudad.