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Varios grupos de científicos estudian ya diversos modos de obtener energía del movimiento o del calor generado






Un futuro en el que el cuerpo humano pueda ser una fuente generadora de electricidad puede parecer ciencia ficción. Pero es una realidad en la que está trabajando el profesor Steve Beepy, en la Universidad de de Southampton, en el sur de Inglaterra.

En su laboratorio se avanza ya en la creación de un chaleco realizado con un material capaz de de generar electricidad ya sea por el calor del cuerpo humano o mediante el movimiento del mismo. La idea sería «recolección de energía cuando haces algo, y usarla cuando ya tienes suficiente», asegura el profesor Beepy.

Esta prenda podría además recabar, mediante sensores especiales, diversa información sobre la persona que la viste y al mismo tiempo realizar exámenes periódicos sobre, por ejemplo, su presión sanguínea y otros síntomas. El resultado podría transmitirse vía inalámbrica a su doctor de cabecera o al hospital.

El principal reto de los científicos es conseguir que la ropa responda al movimiento del cuerpo, porque «la ropa está diseñada para ser maleable y no resistirse al movimiento, y para obtener energía eléctrica hay que moverse», dice Beepy, quien reconoce que «sería mejor poner esto en tu zapato o calcetín, para aprovechar la fuerza que uno hace cuando camina».

Aparte de este tipo de tejidos, otra de las posibilidades sobre la que se están realizando investigaciones es la de generar electricidad mediante el fluido de la sangre o el movimiento de algunos órganos internos del cuerpo humano.

Es algo que ya se hace, por ejemplo, aprovechando los latidos del corazón para alimentar de energía a los marcapasos desarrollados por el cardiólogo Paul Roberts, del Hospital Universitario de Southampton.

Las baterías de un marcapasos deben ser sustituidas cada siete años mediante cirugía, así que un marcapasos cargado con el latido del corazón de su dueño podría evitar los daños asociados a una cirugía de corazón. Pero con el sistema Roberts se puede producir el 17% de la energía que necesita normalmente un marcapasos.

Según Alice Daniela, de la Universidad de Cranfield, una vez ubicado el marcapasos en el corazón del paciente, se coloca un globo en dos de las cavidades del órgano, para que cuando se contraigan aprieten el globo moviendo un imán a través de una bovina, y de este modo generando energía.

Paul Roberts admite que parece contradictorio que alguien con problemas de corazón use precisamente este órgano para cargar su aparato, y afirma que «la cantidad de energía que estamos sacando del corazón es menos de un 1%, así que incluso en alguien con un problema significativo en el corazón el porcentaje es tan pequeño que no pensamos que tenga ningún efecto apreciable en sus funciones».

Otra de las aplicaciones en las que se está trabajando son unos soportes de rodilla para que, en este caso los soldados, puedan generar energía cuando corren o marchan. Es parte de la investigación que se está realizando en la Universidad de Cranfield, en Inglaterra. Según Alice Daniels, los científicos también están usando aparatos piezoeléctricos para generar energía mediante el movimiento de las mochilas que van a la espalda de los soldados mientras corren. «La idea es la de disponer de un sistema autónomo por lo que no tienes que pagar para cambiar baterías», dice Daniels.