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El gol de Bolivia en el empate a uno ante Argentina en el partido inaugural de la Copa América ha reabierto el debate sobre los goles y los autogoles en el fútbol, al que se ha añadido un tercer concepto, el del “gol de mierda”, calificación que utilizó Leo Messi para definir el gol boliviano.

En los primeros compases del segundo tiempo del partido, un taconazo de Edivaldo Rojas llegó a Éver Banega, que trató de controlar el balón, pero le rebotó y se coló junto al poste de la meta de Sergio Romero, que nada pudo hacer por evitar el tanto.
En alguna otra ocasión, las decisiones al respecto de los organizadores del fútbol también se han visto marcadas por la polémica

Casi nadie ha dudado en atribuir el gol al “7″ de Bolivia, el primero como jugador de su selección, pero la colaboración de Banega en el tanto no es intrascendente y reabre el debate sobre la atribución de los goles en el marco de la tendencia del fútbol actual de procurar que los tantos en propia meta sean los menos.

El debate no es nuevo y a nivel de grandes competiciones tiene un precedente reciente en un autogol de Dinamarca en el Mundial de Sudáfrica, donde la polémica no giró sobre si era gol o autogol, sino sobre el autor de ese tanto en propia meta.

La FIFA decidió que un cabezazo del danés Poulsen contra su portería en el encuentro contra Holanda no era un autogol de ese futbolista, sino de su compañero Daniel Agger, en quien la pelota rozó de forma tímida. Holanda ganó por 2-0.

Con los criterios actualmente generalizados, si el balón que dio en Agger hubiera provenido de un jugador holandés, con toda probabilidad no se habría considerado autogol, sino que habría sido atribuido al delantero.

En alguna otra ocasión, las decisiones al respecto de los organizadores del fútbol también se han visto marcadas por la polémica.

Un ejemplo de ello se produjo en el Mundial de Francia cuando en un partido entre España y Nigeria, el guardameta español Andoni Zubizarreta desvió la trayectoria de un balón que no iba hacia la portería y lo introdujo involuntariamente en su meta.

El tanto fue atribuido a Garba Lawal, el jugador que realizó el lanzamiento, que casi fue un centro paralelo a la portería y Zubizarreta decidió desviar para evitar un posible remate a bocajarro de un jugador nigeriano.

Fuentes de la FIFA explicaron en aquel momento que en las jugadas en las que el posible autogol es susceptible de ser atribuido a un portero se mantiene una consideración especial, mucho más restrictiva que en lo referente a los jugadores de campo.

En la pasada edición de la Copa América, disputada en Venezuela en el año 2007, se batió el récord de goles con 86 tantos de los que dos fueron marcados en propia meta.

El primero de ellos llegó en el debut de Venezuela ante Bolivia, en un encuentro en el que el defensa venezolano Alejandro Cíchero hizo el empate a uno para Bolivia en propia meta en el minuto 38 de un encuentro que acabó con igualada a dos.

En la final que Brasil ganó a Argentina por 3-0, Roberto Ayala hizo el segundo gol de los brasileños en el minuto 40 de partido.

Ahora, en Argentina, la Copa no tiene de momento autogoles, pero si que tiene abierto el debate.

En cualquier caso, todos los goles cuentan y si son en propia meta no está de más saberlo. Lo que nadie duda es que todos los tantos en contra, en los que siempre hay un componente de infortunio, se acercan a la definición elegida por Messi.