Te damos la bienvenida a la comunidad de T!Estás a un paso de acceder al mejor contenido, creado por personas como vos.

O iniciá sesión con
¿No tenés una cuenta?
Réquiem por Andrés Escobar


http://www.youtube.com/v/JMHif1Nfbyw
link: http://www.youtube.com/watch?v=JMHif1Nfbyw









Autogol es la palabra clave. Por un autogol asesinaron a Andrés Escobar, y Autogol es el título del libro de Ricardo Silva que reconstruye el hecho. Por lo pronto, un pequeño homenaje póstumo hecho por el segundo con especial cariño para el primero.

Que descanse en paz Andrés Escobar Saldarriaga, una generación después de ser asesinado, porque ya no vamos a dejar que nada lo despierte. Que descanse en paz, con su seriedad de defensor central de la selección colombiana de fútbol, pues estamos a punto de entender qué significa la escena de su muerte. A las 3:13 a.m. del sábado 2 de julio de 1994, cuando se disponía a volver a su casa desde una discoteca de las afueras de Medellín, un hombre impronunciable le disparó seis veces en el costado izquierdo del cuerpo, y así le quitó, a los 27 años, toda la vida que tendría (los partidos que habría podido jugar, los hijos que habría podido tener, las carcajadas que habría podido dar) como a un libro que le arrancan la mitad que falta, pero nosotros, que hacemos parte de un país que encoge los hombros ante los horrores, hemos hecho todo lo posible para no empezar el duelo.

Que descanse para siempre, entonces, porque esta negación de tantos años por fin va a terminarse. Es hora de levantar la tapa del ataúd para entender qué significa que haya muerto, para ver su cadáver descomponiéndose por la acción de la mala memoria, para no volver a soñar que un día regresa de su viaje con la frase "no es verdad que me hayan matado por haber hecho un autogol".

Fue así: le dispararon por haber hecho un autogol en un partido del mundial de 1994: una muchedumbre le gritó "¡autogol!, ¡autogol!, ¡autogol!" hasta que los disparos trajeron el silencio.

Y no tiene sentido. Y no puede ser. Pero es tal como lo estoy diciendo: repitámonos todas las veces que sea necesario que a ese hombre tan joven, que cumplía con todas sus obligaciones, que ayudaba siempre a los que se tropezaba por el camino, que conservó la decencia en aquella era en la que el fútbol le pidió tanta ayuda a la mafia, lo mataron en un arrebato de ira por haber cometido un error en un partido.

Que reciba piedad fuera de este mundo, ya que en este mundo no se alcanza, porque fue un buen hijo, un buen hermano, un buen tío, un buen compañero, una buena persona. Que siga siendo recordado por la atmósfera pacífica, de amigos, que creaba en los equipos de fútbol en los que jugó desde que era un niño que insistía en que sus pies eran muy chistosos. Que esté con su Dios, el Dios que todo lo hace por algo, libre de las ataduras que aprendemos. Que nadie olvide que era el último en caerse pero el primero en levantarse; que, de tantas cualidades, parecía a veces un personaje de ficción; que les ponía la cara a todas las dificultades porque lo que pasaba "tenía que pasar". Que esté, a esta hora de la noche, con los padres a los que siempre puso orgullosos: que esté sentado con ellos, en la sala de la casa, pensando qué harán los tres al día siguiente.

Que se libre de este mundo, de una buena vez, porque nos corresponde a nosotros ahora enderezarlo. Él hizo ya su parte del trabajo: fue un hombre consistente en un mundo sórdido, corrupto, amaestrado; dijo lo que pensó e hizo lo que dijo; y fue capaz de ponerse en los zapatos de los otros. Y es nuestro turno de decir que vivimos en un país que pasa las páginas sin haberlas leído, que jamás hemos dicho en voz alta que no estamos de acuerdo con quitarle la vida a otra persona, que tampoco hemos sido capaces, a pesar de las evidencias, de reconstruir el fútbol colombiano: lo mínimo que podemos hacer para honrarlo, para que su sacrificio, el sacrificio de Andrés Escobar Saldarriaga, no sea otra de esas cosas que pasan, es gritar que lo mataron porque el juego que adoramos es una trata de personas, un negocio endiablado organizado por una serie de hombres escalofriantes, otra religión que nos explota.

Diremos "lo mataron para que nos asqueara la gente que solo quiere hacer dinero", "lo mataron para que no nos dejáramos manipular más por los inescrupulosos que tendremos siempre en el poder", "lo mataron para que nos diéramos cuenta de que ningún asesinato tiene justificación".

Y él descansará en paz, será absuelto de sus poquísimos pecados en el cielo que prefiera, y podrá pasar la noche entera sin soñar, porque al fin habrá acabado su jornada.