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Estas son cosas que pasaban antes en el mundo FUTBOL y que ya ahora poco suceden.




Los goles comentados por los jugadores




Cuando se indagan en las posibles causas del embrutecimiento de los jugadores, hay varios factores que escapan al análisis. ¿Por qué? Porque antes, prepararse para jugar en Primera también implicaba el ensayo frente al espejo de la majadera que acababan de hacer, con un peine oficiando de micrófono.
Hubo un tiempo en el que Mauro “¿Cómo se llama usted?“ Viale relataba fútbol, acompañado del eterno narrador de repeticiones que omitía apellidar a los guardametas para generalizarlos bajo la expresión “el arquero”. No tan lejano, pero sí sanguinario. Antes del telebeam, de las cámaras super slo–mo, de la sobreexposición del free jazz en los clips de partidos, hubo un tiempo en el que había una innovación estética en las transmisiones deportivas. La piedra basal del aggiornamiento fue un recurso que hoy causa ternura: después de cada gol o jugada peligrosa, los jugadores aparecían explicando su jugada en no menos de 140 caracteres. In your face, Twitter.

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Hasta entrados los 90 fue un recurso de Fútbol de Primera. Inclusive la cuestión se extendió al que realizaba el saque inicial “Muevo yo, Mauro. Franco Navarro“ es una de esas sentencias que son 80´s. Con el advenimiento de las nuevas tecnologías, murió tan rápido como había llegado.



Las definiciones por penales de la 1988/89




En tren de una mejora en los espectáculos deportivos, la AFA sacó un conejo de la galera para la temporada 1988/89 y metió mano a fondo en el torneo de Primera División. ¿Cómo? Muy simple. Con el caramelito (?) de que los partidos que terminaran empatados, pasarían a definirse por penales, poniendo en disputa un punto extra para el ganador.
Con más contreras que adeptos desde el vamos, a una semana del comienzo del campeonato todavía no estaba bien definido cómo iba a implementarse el sistema en la práctica, cosa que provocó la veloz organización de un amistoso para el domingo 4 de septiembre de 1988. La prueba piloto entre Boca e Independiente, en la Bombonera, por suerte (?) terminó 1 a 1 con goles de Latorre y Ubaldi y se llegó al momento tan esperado por todos: la definición por penales. Pero el desconcierto copó la escena



Las Liguillas Pre-Libertadores de América




A mediados de la década del ochenta, la organización de los campeonatos argentinos pegó un volantazo y, como siempre, para mejor . Por eso se desecharon los Nacionales y vieron la luz las Liguillas Pre-Libertadores de América. Aquellos viejos y queridos mini torneos que duraron siete temporadas, variaron constantemente de cantidad de equipos participantes y formas de competición, pero siempre tuvieron un mismo objetivo: lu lucha encarnizada entre los mejores equipos ubicados en la tabla para meter a uno por la ventana en la Copa Libertadores.
Que la mayoría de los hinchas nunca tuviera muy claro el nombre exácto es un detalle menor. Porque aunque oficialmente fue mutando entre Liguilla Pre-Libertadores, Torneo Clasificación y hasta Octogonal, en los colegios, bares y demás lugares de discusión fue, es y será la Liguilla. Así nomás, a secas.
Y estas Liguillas no sólo regalaron momentos bizarros al fútbol criollo sino que fueron el sostén de ilusión para que miles de hinchas de Boca, Racing, San Lorenzo y hasta Platense, vean hecho realidad el sueño de una vuelta olímpica. Y si hablamos de vuelta olímpica es porque efectivamente, las hubo, sobre todo en sus primeras ediciones, cuando las tribunas reventaban de gente y hasta los equipos intentaban chapear gritando “dale campeón…“.
Este torneo duró solo 7 ediciones.



Posar con dos arqueros




La vida del arquero suplente, según cómo se mire, puede ser maravillosa o tristísima. Algunos como el Flaco Saccone, lograron hacer un click para convivir dignamente con eso de sentarse todos los domingos en un banco con techito. Otros, como el Ruso Kondratzky o Bernardo Leyenda, sufrieron la postergación de un modo menos grato.
Es por eso que es entendible que, en otros tiempos, cuando no había superpoblación de medios dedicados al fútbol, los arqueros suplentes hayan querido llamar la atención, formando junto a los 11 titulares. Por más insignificante que parezca, el posar junto a los jugadores más conocidos debe ser, de alguna manera, un premio al esfuerzo y a la dedicación.



Esta práctica, que tuvo su pico de furor en los 60’s y en los 70’s, con muchos conjuntos del ascenso e incluso de Primera División como protagonistas, sobrevivió como pudo en las últimas décadas, teniendo al Pato Abbondanzieri como uno de sus últimos abanderados. Desde acá, el reconocimiento para los eternos número 12.





El jugador Fantasma




En la escuela, la premisa para ordenar a los alumnos siempre fue bastante sencilla: los más bajitos adelante y los más altos al fondo, manteniendo un brazo de distancia para no alterar los nervios de la Directora que todavía no cobró el aguinaldo. Pero, ¿cómo debe formar un equipo de fútbol?
No hay un reglamento que indique cómo deberían colocarse los jugadores a la hora de la foto, aunque tendría que existir. No es que sea muy complicado, para nada. Pero el sentido común, que determina que sean seis los futbolistas defensivos que aparezcan parados y cinco los atacantes que posen en cuclillas, no siempre llega con claridad a los planteles. Nunca falta ese conjunto kamikaze en el que nadie quiere sentirse defensor o, por el contrario, ese team carusiano que no pretende dar aspecto de ofensivo ni de casualidad y pone sólo 3 hombres en la línea inferior.
Un hueco en la pared



La lambada de Roger Milla y sus imitadores




El Mundial ‘90, para muchos de los que hacemos y leemos esta página, nos marcó de una manera especial. Pasan los años y seguimos diciendo como viejos chotos que jamás habrá una canción como Un Estate Italiana, que no se podrá igualar la emotividad de los penales atajados por Goyco, que nunca jugamos tan bien como lo hicimos contra Brasil…Bueno, esto último no, pero la idea era esa.
Otra imagen inolvidable de ese Mundial es la de Roger Milla celebrando los goles con un particular baile en el banderín del córner. La prensa especializada, apoyándose en el éxito musical del momento, no tardó en adosarle el nombre de “lambada” a esa danza protagonizada por el delantero camerunés.
Y vaya si habrá sido significativo ese festejo que durante la primera mitad de la década del ‘90 surgieron cientos de imitadores en todas partes del Mundo y, por supuesto, también en la Argentina.



Por entonces, el fútbol de nuestro país comenzaba a contaminarse de vinchas, colitas, pulseras, calzas y cuanta cosa fluo anduviese dando vuelta por ahí. Evidentemente, el ámbito local era una esponja que chupaba todo lo que sonara jóven, moderno y atractivo. En ese contexto, el desembarco de la lambada estaba asegurado.
No se recuerda quién fue el primer valiente de nuestros campeonatos en festejar un gol de esa manera, pero Claudio García y Omar Asad fueron los más distinguidos bailarines en aquellos tiempos.

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Durante los primeros meses posteriores al Campeonato del Mundo, los jugadores argentinos casi no homenajearon al goleador africano, quizás por un excesivo respeto o también por un temor a quedar como plagiadores ante una sociedad futbolera que todavía tenía fresco el recuerdo de Italia ‘90.
La moda de festejar en el banderín del córner recién se empezó a popularizar por estas pampas a mediados de 1991 y se extendió incluso hasta 1994, obteniendo su pico de fama cuando el Turco Asad lo hizo ante el San Pablo de Brasil en la final de la Copa Libertadores.

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PSN


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Cuando el 15 de febrero de 2000, en el Parque Antártica, Palmeiras y The Strongest pusieron en marcha el grupo 7 de la Copa Libertadores estaban formando parte de la primera prueba de fuego de PSN, un canal deportivo que venía a pelearle sin miedo el lugar de preferencia a TyC Sports, Fox Sports e ESPN.
PSN irrumpió en el mercado cuando se quedó con los derechos de transmisión de la Copa Libertadores, las Copas Intercontinental, Mercosur (a través del sistema pay-per-view, que luego fracasó) y Merconorte, las eliminatorias sudamericanas clasificatorias a Corea/Japón 2002, el Calcio Italiano, las competitivas ligas de Francia y Portugal, además de la Liga Sudamericana de Básquet, la NBA y la WNBA, la Fórmula Uno, torneos de tenis y golf.
Pavada de inversión (se calculan alrededor de 500 millones de dólares, otros suben la cifra a 650 millones) la que hizo el grupo estadounidense Hicks, Muse, Tate & Furst (actualmente conocido como HM Capital Partners), aquel que en los noventas, gracias a su amistad con Pelé, gerenciara el fútbol del Cruzeiro y el Corinthians brasileño, y que intentara hacer lo propio en nuestro país con Racing Club de Avellaneda y River Plate, sin mayor éxito.
Si hay algo que caracterizó a PSN fue la diversidad, de esta manera se hizo frecuente ver (u oír) a relatores colombianos, uruguayos, chilenos y brasileños que veían goles que no eran . Claro que nada se compara al lujo de tener como comentarista a Diego Armando Maradona, en la final de la Libertadores entre Boca Juniors y Palmeiras. El 2000 no pudo ser el año de la consolidación, pero de todo modos, PSN mostró una nueva e interesante propuesta. Durante ese período el logo del canal apareció en la casaca del Blooming boliviano, y acompañó a Gastón Mazzacane en su experiencia en la Fórmula Uno en las escuderías Minardi y Prost.
Para 2001, la situación ya venía complicada. Sin embargo, Luis Baraldi, vicepresidente ejecutivo de programación, derrochaba optimismo: “Ni la crisis en Argentina, ni la desatada después del 11 de septiembre, han variado nuestra estrategia global de negocios en Latinoamérica. PSN tiene en Argentina su mercado más desarrollado porque es el país con mayor penetración. En este sentido, al igual que Argentina, Brasil, México, Colombia y Chile, siguen siendo objetivo prioritario“, dijo semanas después de presentar el plato fuerte del canal para la temporada 2001/2002, “El Show de Pelé“, un programa con entrevistas a personas destacadas del ambiente deportivo a cargo de O Rei.
La cosa se ponía cada vez más negra y no porque Pelé estuviera en pantalla, sino porque de un momento a otro, la señal desapareció por un tiempo de la grilla de Multicanal. Desde la operadora del Grupo Clarín alegaban que PSN pretendía aumentar el costo por abonado que se pagaba de 35 a 70 centavos, lo que representaba (en esa época) una suma cercana a los 3 millones de dólares en un año. Desde PSN argumentaron: “Ellos han cesado sus pagos y nuestra señal se encuentra autorizada a suministrar a cortar el servicio a quienes no cumplan con el contrato“. En noviembre de 2001, y luego de dos meses, PSN volvió a estar presente en Multicanal, pero no por mucho tiempo.
El toque final se dio en febrero de 2002, apenas dos años después del lanzamiento, cuando en plena crisis de nuestro país, Pan-American Sports Network presentó la quiebra al no poder afrontar los enormes gastos en dólares teniendo solamente ingresos en pesos.
De las cenizas de PSN, surgió Fox Pan American Sports, producto de la fusión con Fox Sports y que derivó en Fox Sports Premium, ese paraíso del cable que semana a semana nos trae el relato de glorias baldoseras como el Pollo Vignolo y el soporífero Rodolfo de Paoli.



La Copa Centenario




Bajo los alegres efectos de la celebración por sus primeros 100 años, la Asociación del Fútbol Argentino organizó, en 1993, la tristemente recordada y cada vez más lejana Copa Centenario. La intención de los dirigentes del ente mayor era simular una Copa Del Rey o Copa de Italia, aunque el resultado final distó bastante de la idea original.
La primera gran diferencia con los trofeos europeos de ese estilo fue la cantidad de equipos, ya que no se contemplaron las divisiones de ascenso y todo quedó reducido a los clubes que habían participado de la temporada 1992/93 de Primera División, a excepción de los descendidos Talleres de Córdoba y San Martín de Tucumán.
Con 18 equipos, la AFA diagramó un sistema de eliminación doble (ronda de ganadores y perdedores), con muchos clásicos en la primera fase y varias desprolijidades en las instancias siguientes. El proyecto inicial era cubrir el hueco sin fútbol que en ese julio de 1993 había quedado entre un campeonato y el otro, pero el torneo se prolongó demasiado y recién culminó a fines de enero de 1994.






El partido de los lunes


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Estaba Fútbol de Primera, sí. También estaba el asado, la revista Viva de Clarín y la depresión por tener que levantarse temprano al otro día. Los domingos, a mediados de los 90’s, eran casi como ahora. Pero faltaba algo y no nos referimos a Silvio Soldán saltando frente al cofre de la felicidad. Al terminar el fin de semana uno actualizaba la tabla de posiciones de la A y se daba cuenta de que dos equipos debían un partido. Pero no cualquiera: faltaba “el partido final“.
A partir de la llegada de la señal de TyC Sports en 1994, todos los lunes desde las 21.10 (o eventualmente 20.10) se podía disfrutar del encuentro que cerraba la fecha. Generalmente animado por equipos chicos, ese cotejo rezagado extendía la semana futbolera para aquellos amantes del balompié que no se conformaban lo acontecido el viernes, el sábado y el domingo.
Platense y Ferro, por lejos, fueron los equipos que más veces disputaron el match final. También fueron protagonistas Banfield, Deportivo Español, Argentinos Juniors, Estudiantes, Lanús, Colón, Unión y Gimnasia de Jujuy, entre otros. Por cuestiones excepcionales, hasta grandes como Racing o Independiente llegaron a jugar en el cierre de la jornada.



La tradición de los lunes, esa que en algún momento se nos hizo familiar al punto que la reconocíamos con sólo escuchar las voces de Mariano Closs, Alejandro Fabbri, Cristian Garófalo, el Ruso Ramenzoni e incluso Cecilia Pirolo, dijo adiós el 11 de junio de 2001 con el choque entre Los Andes y Gimnasia y Esgrima La Plata. Esa noche ganó el Milrayitas 3 a 2. Los de Lomas festejaron, los del Lobo sufrieron. Pero nadie se percató de la abrupta muerte de una era en la historia del fútbol televisado.



El GRAN DT 1995




En 1995 el Diario Clarín lanzó “El Gran DT“, un juego orientado a los lectores de todo el país, que consistía en armar un equipo imaginario con jugadores reales de Primera División. La idea original, comprada a un inglés que había inventado el exitoso Dream League, fue retocada y adaptada al mercado argentino, convirtiéndose en un éxito entre los amantes del fútbol.



Clausura ‘95
Todo empezó con una serie de publicidades donde una señora (Susana Cortínez) le daba indicaciones a los jugadores, incluso durante los partidos. Era el comienzo de un entretenimiento que marcó la era pre-Internet.
La primera edición contó con todo el fervor del público, atraido por la novedad y los interesantes premios, que iban desde viajes a Brasil, Disney y Europa, pasando por dinero en efectivo, entradas para partidos internacionales y autos cero kilómetro. Participaron más de un millón de personas.



Lo que había que hacer inicialmente era conseguir la planilla de inscripción y la revista del juego, donde estaban todos los planteles, con los respectivos códigos, posiciones y cotizaciones de los jugadores. Apelando al ingenio y a los conocimientos futbolísticos, uno podía armar su equipo basándose en las siguientes reglas básicas:
- Elegir 15 jugadores (11 titulares y 4 suplentes).
- No incluir más de tres de un mismo club.
- No superar la cotización máxima de 8,5 millones de pesos.
Los puntos que los jugadores recibían fecha tras fecha, variaban de acuerdo a los siguientes:
1- Clasificación Clarín: Cada jugador recibía una cantidad de puntos igual a la que Clarín otorgaba por su actuación (de 1 a 10) en los partidos.
2- Figura de la cancha: El jugador elegido por Clarín como figura de la cancha duplicaba los puntos recibidos en la calificación de su actuación.
3- Goles convertidos: De acuerdo al puesto del jugador, el gol sumaba una determinada cantidad de puntos. Un tanto de un delantero valía 4 puntos. Un gol de un volante, 5 puntos. Un gol de un defensor, 7 puntos. Un gol de un arquero, 10 puntos.
4- Arqueros: Cada vez que un arquero recibía un gol también recibía un punto en contra. Pero por cada partido que mantenía la valla invicta recibía 2 puntos a favor.
5- Tarjetas: Una tarjeta amarilla significaba 2 puntos en contra y una tarjeta roja 4 puntos negativos.
6- Penales: Cuando un arquero atajaba un penal (o sino lo convertía el jugador que lo ejecutaba) sumaba 4 puntos. Y cuando el jugador erraba un penal, se le restaban 4 puntos.

Una vez completada la planilla, se la podía enviar por correo o depositarla en cualquiera de las más de 200 urnas habilitadas en todo el país. Unos días más tarde, uno recibía la constancia de inscripción, con todos nuestros datos y los del equipo.



Los ET




Por un extraño fenómeno de la naturaleza y la lingüística, o como parte de algún siniestro experimento que no dio buenos resultados, Unión de Santa Fe tuvo en sus filas, a finales de los 90 y comienzos de 2000, a varios futbolistas con apellidos terminados en ET.




Lamentablemente, ese ensayo genético del Tate se extinguió con el pasar del tiempo y quedaron algunos interrogantes. ¿Las concentraciones eran a base de cabaret y fernet?, ¿Hubiesen incorporado a Orcellet?



El dilatador nasal




En los 90’s se respiraba mejor

Su condición de coso le permitiría ingresar a la genial enciclopedia de Podeti. Su corta vida y su extrema inutilidad, lo convirtieron en un producto obsoleto que sin embargo, hace poco más de una década fue un artículo de primera necesidad para el futbolista de vanguardia.
Su nombre oficial, “dilatador nasal“, pasaba casi desapercibido para los jugadores locales que, no muy enterados de los mágicos efectos del novedoso sistema que ayudaba a mejorar la respiración, no se animaban a pedirlo en las farmacias y apenas se conformaban con la caridad de algún experimentado compañero, ya curtido en la temática, que ofreciera un ejemplar de gentileza. Pero sólo uno porque, como es sabido, el primero siempre te lo regalan y el segundo te lo venden.
Creado para otras actividades como el atletismo o el ciclismo, fue también conocido como cuchuflo, pituto (era pre-Belsunce) o simplemente “cosito de la nariz“. En el fútbol argentino ganó popularidad a mediados de los 90’s y fue perdiendo vigencia a comienzos de 2000, hasta ausentarse definitivamente de las canchas. Sus principales impulsores (Gustavo Buena, el Loco Abreu, Iván Córdoba y Morel Rodríguez, entre otros) nunca dieron la cara para explicar el por qué de tan misteriosa desaparición.



Esteban Fuertes, el abanderado
El Bichi no fue el único que lo utilizó, claro está. Pero fue el más estoico representante de la generación cosito. Su fanatismo por el complemento nasal lo llevó a trasladar tan decadente tendencia a la Premier League inglesa, cuando vistió los colores del Derby County. Incluso se lo pudo ver en su última etapa en Colón de Santa Fe (2003 a 2006) luciendo orgullosamente el controvertido producto.



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