Te damos la bienvenida a la comunidad de T!Estás a un paso de acceder al mejor contenido, creado por personas como vos.

O iniciá sesión con
¿No tenés una cuenta?




“No te duermas, sobre todo no te duermas”...




El viaje de los indocumentados en busca de una mejor vida, o de la muerte:

La Bestia, el tren de la muerte que cruza desde Guatemala al sur de México con inmigrantes ilegales aferrados a la parte superior de los vagones buscando una vida mejor.

Cientos de emigrantes centroamericanos y sudamericanos buscan su futuro en un tren de mercancías. ‘La Bestia’, como así se denomina a este convoy que recorre México de sur a norte, puede marcar la diferencia entre alcanzar el sueño americano o descubrir el infierno. Y, por desgracia, son muchos más quienes ven frustrada su larga escapada a lomos de ‘la Bestia’ que quienes logran superar el trayecto sin contratiempos para iniciar una nueva vida en Estados Unidos





“Usted no parece un indocumentado”, me dice altivo el jefe de la estación de tren de Ixtepex, en Oaxaca, México. “No lo soy”, le respondo. “¿Entonces por qué se va a subir a la Bestia y jugarse la vida?”, me pregunta.




Sin embargo le caigo bien al jefe de estación: “Súbete en los remolques de cemento, que tienen un pequeño espacio entre vagón y vagón que te protege del viento” —me sugiere—, “¡ah!, y toma esto por si acaso…”, y me da dos garrotes de madera. “Para que tengas algo para defenderte por si las Maras suben esta noche a la Bestia”.




“La Bestia”, “El tren de la muerte”, “El devoramigrantes”, son muchos los nombres que le han puesto a ese tren que cruza México de sur a norte y en el que los migrantes son robados, violados, secuestrados o asesinados . Y son muchos los que creen que maquinistas y encargados de los cambios de vías están compinchados con las Maras y los narcos que los asaltan. Que ellos son los que bajan la velocidad del tren en determinados tramos o avisan de los horarios de salida de los convoyes.




Hombres y mujeres que no tienen ni para pagarse un billete de autobús con el que atravesar México . Son vulnerables, débiles, y tienen miedo. Para los narcos y las mafias son un objetivo fácil, ilegales en un tren de carga, es decir, mercancía a la que robar o secuestrar para extorsionar a las familias. ¿Quién los va a reclamar si los matan y los tiran del tren en marcha? ¡Si la mayoría de ellos no lleva ni documentación para evitar ser deportados si los detienen!. Serían un cadáver más en una fosa común más, como las muchas que hay en México.




Suenan dos silbidos largos y agónicos. Son las tres de la mañana. El tren de carga que hace la ruta hasta Medias Aguas inicia su camino.




Corremos con nuestras cámaras y nuestros garrotes porque hay que subirse en marcha. Correr un poco hasta ponerte a la misma velocidad que el tren y entonces saltar a la escalerilla del vagón procurando que la inercia que provocan las ruedas de acero no te succione.




Decenas de migrantes han fallecido o han sido amputados de esa manera. He visto a algunos de ellos. Me han contado como se cayeron, o se resbalaron, o fueron empujados durante un asalto.




Es el tributo que se cobra la Bestia. Para que pasen muchos de ellos, se tiene que quedar con alguno.




Y lo que mas me sorprende es que, efectivamente, a pesar del peligro no dejan de subirse a ese tren que les lleva hacia el sueño americano.




El corredor México – EE UU es el más importante del mundo según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).




Elijo un vagón de la compañía cementera Cemex. Mala suerte. El hueco está lleno. Hay tres hombres jóvenes cubiertos con gorras de béisbol y vestidos con sudaderas.




No hay demasiado sitio. El espacio del centro es el mas codiciado porque es el mas protegido del viento y el frío. Les saludo y encendemos el foco de la cámara. Se sorprenden .
Si son emigrantes seremos compañeros de un viaje incierto, si son halcones, emigrantes que trabajan para los narcos localizando a las víctimas mas débiles, se sentirán cohibidos. “Somos de Guatemala”, me dicen los jóvenes.





Llevan una mochila con algo de ropa y comida, una mochila pequeña, por si tienen que salir huyendo de los controles de migración. Pero sobre todo llevan en el rostro la incertidumbre de un viaje largo, peligroso e incierto. Van cabizbajos, como queriendo pasar desapercibidos. O quizás están perdidos en sus propias dudas. Muchos de ellos no llegarán a su destino. Se los tragará la Bestia





Ninguno sonríe. Están serios. Más bien tristes.





Es lo que los psicólogos llaman el “Síndrome de Ulises” , el estrés crónico y múltiple que sufren casi todos los emigrantes.




El tren es todo un código que descifrar . ¿Qué vagones van a salir? ¿Cuál es la máquina que va para Medias Aguas y cuál la que regresa a Arriaga? ¿En cuánto tiempo sale? ¿Cómo evitar a los maquinistas? Ante un asalto, ¿es mejor ir en los vagones de en medio o en los de atrás? ¿Qué sonido indica: ¡agarrate!? ¿Cuándo bajar? ¿Qué hacer si el sueño te vence y necesitás dormir? ¿De dónde te tenés que amarrar? ¿Qué indica que un asalto ha empezado?




"Entramos en territorio de los Zetas", ¡Los Zetas! Probablemente el cártel mas sanguinario de los narcos de este país. Los que se dedican a subir a Internet vídeos decapitando a sus víctimas.




Los autores de la masacre de San Fernando, donde asesinaron a 72 migrantes ilegales como estos, como nosotros, después de secuestrarlos.




"Si el tren se para de repente, como sin justificación, salte varón, porque van a subirse las Maras o los Zetas. Salte y corra hacia el bosque si quiere seguir vivo", me dice otro de los migrantes.




En medio de gente que quiere abusarlos, violarlos, robarlos y asesinarlos...hay gente en el camino que solo quiere darles una mano para que logren llegar asu destino.




Por décadas cientos de migrantes centroamericanos han perdido, sus sueños, parte de sus cuerpos y hasta su propia vida tratando de cruzar México de manera ilegal, colgados de trenes de carga conocidos como La Bestia.




En México son discriminados, violados, asaltados, humillados y con frecuencia golpeados o asesinados. Los migrantes centroamericanos son presa fácil de autoridades mexicanas de todos los niveles, crimen organizados, pandilleros, maquinistas de trenes y hasta de personas civiles.




Con estos compañeros de vagón que me han ofrecido una fruta y que yo he comido cortándolo en rodajas con mi navaja para que vean que, si no son lo que parecen e intentan asaltarnos, lo van a tener difícil. Todavía no me fío. Las sacudidas de los vagones nos mueven de un lado a otro.




Hay que agarrarse a cualquier manivela, tuerca o saliente que encuentres. El tren aúlla y coge velocidad. Saltar o caerte es morir. Muchos migrantes han fallecido al quedarse dormidos. Son las cuatro de la mañana. Nos quedan cinco horas de viaje hasta la siguiente estación y anoto en mi cuaderno:
“No te duermas, Jon, sobre todo no te duermas"…









"Acuerdate de mi nombre"...



Soy un polizón. Un ilegal subido en este tren de mercancías que cruza México en dirección a Estados Unidos. Llevo mi pasaporte, pero viajo como un indocumentado. Me lo he colocado en un bolsillo bien cerrado, por si acaso. Por si me caigo. Para que al menos me identifiquen y sepan quien soy.




Son las cuatro de la mañana y hace frío. Y está oscuro. De vez en cuando el maquinista frena para bajar la velocidad y la Bestia chirría, como si chillara, trepanandote los oídos.
El carbón depositado en las vías y aventado por la velocidad del tren irrita los ojos y las mucosas . Tengo el pelo apelmazado y la piel acartonada. Respirar esto no debe de ser bueno. El cemento que transporta el vagón al que me he subido suelta un polvo blancuzco que se mete por todos los lados. Los vagones de delante llevan productos químicos, por eso no se ha subido en ellos ningún ilegal.





El rugido de la Bestia es constante y atronador. Cuando pasamos por gargantas angostas, el traqueteo del tren se convierte en una tortura sónica que amenaza con volverte loco.
De noche no te puedes asomar para intentar distinguir por donde va el tren, porque cualquier rama de un árbol pegado a la vía te puede golpear y tirarte abajo. Los migrantes con los que viajo en este vagón de cemento me han dado sus nombres y me han contado sus historias. Empiezo a confiar en ellos. No creo que sean "halcones" de los narcos, pero por si acaso no bajo la guardia.





Dos de ellos se han quedado dormidos. Es una imprudencia. Cualquier frenazo, acelerón o curva cerrada los puede mandar a la vía. Y lo que es peor , a las ruedas de este tren que todos los días devora a algún ilegal o mutila alguno de sus miembros. Lo he visto en el Albergue de Tapachula, en Chiapas, donde acogen a los migrantes a los que la Bestia dio un zarpazo, pero que sobrevivieron.





Los polizones que van conmigo, los que están despiertos, me dicen que me acuerde de sus nombres por si se caen del tren o los despeñan los narcos durante un asalto: "No llevamos documentos y no queremos acabar en una fosa común" .
Apunto: Edgar Vázquez, salvadoreño, Marvin López, hondureño, Miguel Guerra, guatemalteco... Yo les cuento que he estado en la morgue de Tapachula y en su cementerio, donde entierran los cadáveres de los ilegales no identificados.





Callan y escuchan. Supongo que queriendo no escuchar. Imaginándose ellos mismos en esa situación. Les doy datos. Hay en México 8.818 muertos sin nombre, según estadísticas del Servicio Medico Forense (SEMEFO). Bien es cierto que muchos de ellos son producto de las guerras internas entre los narcos, pero los cadáveres encontrados en las ciudades que hacen frontera con Estados Unidos o Guatemala, o por las que pasa La Bestia, son de migrantes. Son enterrados en fosas comunes y el único documento oficial que consta es un Acta de Defunción donde, en una linea, se hace una descripción de las causas del fallecimiento.





"El año pasado enterramos a unos 70 u 80", me cuenta Arturo Moreno, el enterrador del cementario de Tapachula. Tiene un sentido del humor especialmente negro, como supongo que se le pide a un enterrador, y el sentido práctico de un Caronte que te dice "muchos vienen ya con olor, con arrocito y gusanos, ya no se les reconoce ni la cara. Si, es una tragedia pero pues no es para ponerse a llorar, ¿No?" .
Cuando le pregunto que me enseñe la fosa común mi sorpresa se convierte casi en indignación. No hay fosa común . La quitaron para hacer sitio. Desde hace semanas entierran los cadáveres de los ilegales en los caminos de tierra del cementerio, o entre las tumbas mas antiguas, o simplemente en cualquier esquinazo. Solo él y el responsable del camposanto saben donde están. Podemos estar pisando un cuerpo no identificado y no saberlo. Me enseña un basurero, lleno de ceniza, desperdicios de comida y restos de flores secas: "Aquí enterramos a un padre y su hija, juntos, como los encontraron".

- ¿Quienes eran?, -pregunto.

- Ni idea, yo solo enterré sus cuerpos.

- ¿Y lo hizo debajo del basurero o la basura la echaron después?.

- Eso es culpa de la gente, que echa sus desperdicios aquí. ¡Que falta de vergüenza!, -me dice como compungido.

- Bueno, y porqué no señalizan el lugar. Ponen una cruz, o un cartel que diga N.N., o algo que indique que aquí yacen dos cuerpos...

- Porque no me pagan por ello. A mi me pagan lo familiares de los muertos y como estos no sabemos quienes eran, y como pues no hay familia, pues ahí están..



Mis compañeros de viaje en La Bestia me miran sin despegar los labios . Les enseño la foto del basurero y ladean la cabeza sin decir nada. Cerrando lo ojos. Enseguida despiertan al que se había quedado dormido. "Cuidado hermano, que si te caes ya nunca mas se sabe de ti". Y se arrepienten de no llevar su documentación encima. Y se aprietan entre ellos como dándose calor, o esperanza, o ánimo.
El tren sigue su marcha
. Yo me palpo el pasaporte y me froto las manos para calentármelas un poco. Y me pregunto a mí mismo por qué les cuento estas cosas. Por qué soy a veces tan bocazas. Que necesidad tengo de amargarles un viaje ya de por si complicado. Son las cinco de la mañana y el tren no deja de rugir. Sigo despierto.








link: http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=hCtBzbnw_K8#!
















..