Conoce las joyas artísticas del Parque del Retiro en Madrid
Madrid, como todas las grandes capitales, cuenta con su propio pulmón verde: el Parque del Retiro. Un espacio de recreación que, todos los días, es visitado por madrileños y turistas para admirar su belleza natural y poder deshacerse del estrés. Dentro de sus 118 hectáreas, El Retiro guarda importantes piezas artísticas que, además de decorar la vista, le otorgan un aire diferencial y abarrotado de historia.
La esmeralda de Madrid. Así se podría definir al Parque del Retiro, un gran espacio natural en el que la belleza de la flora se mezcla perfectamente con el arte y sus visitantes. Como en una pintura, todas las partes se mantienen en un delicado equilibrio para encontrar, a través de la estética, un espacio único donde descansar y desconectar de las preocupaciones que genera la ciudad. Su belleza ha inspirado a que reconocidos autores como Pío Baroja le utilizara de escenario en Los Jardines del Buen Retiro o que Manuel Lillo se inspirase para componer su pasodoble Quiosco del Retiro.
Con un tamaño 1,5 veces más grande que el Parque Generalísimo Francisco de Miranda (antiguo Parque del Este en Caracas), El Retiro cuenta con el espacio suficiente para exponer un gran número de obras de arte en medio de sus caminos, jardines y plazas. A pesar de que están a la vista de todos, son pocos los que conocen las historias que existen detrás de cada uno de los monumentos, fuentes y hasta del famoso Palacio de Cristal.
Monumento a Alfonso XII
El Monumento a Alfonso XII es, quizás, la obra más reconocida de El Retiro. Situada en casi el centro del Parque, su creación tardó 20 años en concretarse. Durante su elaboración, el arquitecto encargado de su edificación, José Grases Riera, falleció y su obra debió de ser completada por Teodoro Anasagasti, quien respetó el modelo diseñado por su antecesor y no introdujo ningún cambio. La pieza, iniciativa de la Reina Madre María Cristina, requirió de más de 20 escultores para su realización y, el 6 de junio de 1922, se inauguraba como un conjunto artístico de 30 metros de alto, 86 metros de largo y 58 metros de ancho.
En el monumento destacan la estatua ecuestre del rey Alfonso XII, fundida en bronce por Mariano Benlliure (1904). Asimismo, están las obras de otros grandes artistas de la época como La Paz de Miquel Blay, La Libertad de Aniceto Marinas y El Progreso de Miguel Ángel Trilles. Todo esto rodeado por una columnata en semicírculo que genera un efecto aún más llamativo e imponente al conjunto.
La Fuente del Ángel Caído
Madrid es una de las pocas ciudades en el mundo con un monumento dedicado al “Ángel Caído”. Considerado una especie de homenaje a Lucifer, la glorieta ha despertado el interés de ciertos grupos exotéricos. A diferencia de otros ángeles caídos, como la del Traforo del Frejus en Turín (Italia), la obra de El Retiro se encuentra a 666 metros sobre el nivel del mar en Alicante, cifra que coincide con el número de la bestia indicado en la Biblia. Sin embargo, no es de extrañar, ya que la altura media de la ciudad ronda los 655 metros sobre el mar.
Llena de misterios, la Glorieta del Ángel Caído es una pieza inspirada en el poema de John Milton, El paraíso perdido (1667), y elaborada por el escultor Ricardo Bellver. La escultura se alza sobre el pedestal de Francisco Jareño, que está decorado con rostros infernales que escupen agua. Esta particular obra, inaugurada en 1885, ocupa el mismo espacio que, años atrás, había sido una fábrica de porcelanas chinas, hasta que fue destruida durante la Guerra de Independencia en 1813.
La Casita del Pescador
La acogedora Casita del Pescador fue construida bajo la orden del Rey Fernando VII. El objetivo era que la vivienda le devolviera el esplendor a los Reales Jardines del Buen Retiro (que no se debe confundir con el Parque de El Retiro), tras los bombardeos en la guerra de 1808. Originalmente, la casa se encontraba suspendida sobre un lago en el que la realeza solía acudir a pescar y ostentaba un estilo pompeyano, con disposición de cruz griega y rematada por chapitel de plomo. Un estilo de viviendas que, durante el siglo XVIII y XIX, eran comunes en Inglaterra y Francia.
Actualmente, la Casita del Pescador decora los hermosos jardines de El Retiro y, aunque no es utilizada por la realeza para pescar, mantiene su espíritu señorial.
Paseo de las Estatuas
El Paseo de la Argentina del Retiro, popularmente conocido como Paseo de las Estatuas, es un camino de El Retiro decorado por una docena de esculturas dedicadas a los monarcas de España. A pesar de su perfecta adaptación al parque, las obras fueron creadas inicialmente para decorar el Palacio Real de Madrid durante el reinado de Fernando VI.
Las esculturas, que ataviaron la cornisa del Palacio durante algunos años, fueron retiradas con la llegada de Carlos III al considerar que el Palacio estaba excesivamente adornado. Al ser removidas, una parte de ellas fueron reorganizadas dentro de la ciudad y otra se trasladó a otras Comunidades Autónomas. Entre las que permanecieron en Madrid están las de El Retino, así como las de Plaza de Oriente y Jardines de Sabatini.
Los autores de las esculturas son variados, pero todos trabajaron bajo la dirección de los escultores de la Corte Real, Juan Domingo Olivieri y Felipe de Castro.
El Paseo de Venezuela
Uno de los senderos de El Retiro lleva el nombre de Venezuela, en homenaje al país. En su trayecto se encuentra una de las piezas más interesantes: el Monumento a Santiago Ramón y Cajal. Una escultura de 5,6 metros de altura y 12,5 metros de ancho que se levanta en el centro de un estanque y que cuenta con figuras de sarcófago etrusco en donde están tallados mantos y torsos desnudos, como si se tratase de un héroe clásico.
La obra, considerada una de las más novedosas en su área del siglo XX en España, dispone de una representación alegórica de la vida y de la muerte, así como la alegría de una familia por un recién nacido y la tristeza por la muerte de un hombre. Un juego que alude a la profesión de médico y científico de Santiago Ramón y Cajal.
Palacio de Cristal
El Palacio de Cristal es el broche de oro de El Retiro. Una infraestructura de 22,6 metros de alto que, desde su cúpula hasta sus bases, está revestido de cristales que permiten el libre paso de la luz por todo el palacio. Edificado en 1887 para celebrar la Exposición de las Islas Filipinas, el Palacio de Cristal se ha impuesto como uno de los espacios de visita obligada a quienes llegan a Madrid.
A los pies de la obra se extiende un lago artificial, desde el que brotan varios ejemplares de ciprés de los pantanos, algunos de una tonalidad rojiza que, durante el otoño, tiñen todo el lugar.
Su impresionante belleza permitió que, el 10 de mayo de 1936, se celebrasen los comicios y toma de posesión de las elecciones en las que Manuel Azaña fue electo como presidente de la República. En la actualidad, su interior es habilitado para la organización de exposiciones de arte contemporáneo.
Madrid, como todas las grandes capitales, cuenta con su propio pulmón verde: el Parque del Retiro. Un espacio de recreación que, todos los días, es visitado por madrileños y turistas para admirar su belleza natural y poder deshacerse del estrés. Dentro de sus 118 hectáreas, El Retiro guarda importantes piezas artísticas que, además de decorar la vista, le otorgan un aire diferencial y abarrotado de historia.
La esmeralda de Madrid. Así se podría definir al Parque del Retiro, un gran espacio natural en el que la belleza de la flora se mezcla perfectamente con el arte y sus visitantes. Como en una pintura, todas las partes se mantienen en un delicado equilibrio para encontrar, a través de la estética, un espacio único donde descansar y desconectar de las preocupaciones que genera la ciudad. Su belleza ha inspirado a que reconocidos autores como Pío Baroja le utilizara de escenario en Los Jardines del Buen Retiro o que Manuel Lillo se inspirase para componer su pasodoble Quiosco del Retiro.
Con un tamaño 1,5 veces más grande que el Parque Generalísimo Francisco de Miranda (antiguo Parque del Este en Caracas), El Retiro cuenta con el espacio suficiente para exponer un gran número de obras de arte en medio de sus caminos, jardines y plazas. A pesar de que están a la vista de todos, son pocos los que conocen las historias que existen detrás de cada uno de los monumentos, fuentes y hasta del famoso Palacio de Cristal.
Monumento a Alfonso XII
El Monumento a Alfonso XII es, quizás, la obra más reconocida de El Retiro. Situada en casi el centro del Parque, su creación tardó 20 años en concretarse. Durante su elaboración, el arquitecto encargado de su edificación, José Grases Riera, falleció y su obra debió de ser completada por Teodoro Anasagasti, quien respetó el modelo diseñado por su antecesor y no introdujo ningún cambio. La pieza, iniciativa de la Reina Madre María Cristina, requirió de más de 20 escultores para su realización y, el 6 de junio de 1922, se inauguraba como un conjunto artístico de 30 metros de alto, 86 metros de largo y 58 metros de ancho.
En el monumento destacan la estatua ecuestre del rey Alfonso XII, fundida en bronce por Mariano Benlliure (1904). Asimismo, están las obras de otros grandes artistas de la época como La Paz de Miquel Blay, La Libertad de Aniceto Marinas y El Progreso de Miguel Ángel Trilles. Todo esto rodeado por una columnata en semicírculo que genera un efecto aún más llamativo e imponente al conjunto.
La Fuente del Ángel Caído
Madrid es una de las pocas ciudades en el mundo con un monumento dedicado al “Ángel Caído”. Considerado una especie de homenaje a Lucifer, la glorieta ha despertado el interés de ciertos grupos exotéricos. A diferencia de otros ángeles caídos, como la del Traforo del Frejus en Turín (Italia), la obra de El Retiro se encuentra a 666 metros sobre el nivel del mar en Alicante, cifra que coincide con el número de la bestia indicado en la Biblia. Sin embargo, no es de extrañar, ya que la altura media de la ciudad ronda los 655 metros sobre el mar.
Llena de misterios, la Glorieta del Ángel Caído es una pieza inspirada en el poema de John Milton, El paraíso perdido (1667), y elaborada por el escultor Ricardo Bellver. La escultura se alza sobre el pedestal de Francisco Jareño, que está decorado con rostros infernales que escupen agua. Esta particular obra, inaugurada en 1885, ocupa el mismo espacio que, años atrás, había sido una fábrica de porcelanas chinas, hasta que fue destruida durante la Guerra de Independencia en 1813.
La Casita del Pescador
La acogedora Casita del Pescador fue construida bajo la orden del Rey Fernando VII. El objetivo era que la vivienda le devolviera el esplendor a los Reales Jardines del Buen Retiro (que no se debe confundir con el Parque de El Retiro), tras los bombardeos en la guerra de 1808. Originalmente, la casa se encontraba suspendida sobre un lago en el que la realeza solía acudir a pescar y ostentaba un estilo pompeyano, con disposición de cruz griega y rematada por chapitel de plomo. Un estilo de viviendas que, durante el siglo XVIII y XIX, eran comunes en Inglaterra y Francia.
Actualmente, la Casita del Pescador decora los hermosos jardines de El Retiro y, aunque no es utilizada por la realeza para pescar, mantiene su espíritu señorial.
Paseo de las Estatuas
El Paseo de la Argentina del Retiro, popularmente conocido como Paseo de las Estatuas, es un camino de El Retiro decorado por una docena de esculturas dedicadas a los monarcas de España. A pesar de su perfecta adaptación al parque, las obras fueron creadas inicialmente para decorar el Palacio Real de Madrid durante el reinado de Fernando VI.
Las esculturas, que ataviaron la cornisa del Palacio durante algunos años, fueron retiradas con la llegada de Carlos III al considerar que el Palacio estaba excesivamente adornado. Al ser removidas, una parte de ellas fueron reorganizadas dentro de la ciudad y otra se trasladó a otras Comunidades Autónomas. Entre las que permanecieron en Madrid están las de El Retino, así como las de Plaza de Oriente y Jardines de Sabatini.
Los autores de las esculturas son variados, pero todos trabajaron bajo la dirección de los escultores de la Corte Real, Juan Domingo Olivieri y Felipe de Castro.
El Paseo de Venezuela
Uno de los senderos de El Retiro lleva el nombre de Venezuela, en homenaje al país. En su trayecto se encuentra una de las piezas más interesantes: el Monumento a Santiago Ramón y Cajal. Una escultura de 5,6 metros de altura y 12,5 metros de ancho que se levanta en el centro de un estanque y que cuenta con figuras de sarcófago etrusco en donde están tallados mantos y torsos desnudos, como si se tratase de un héroe clásico.
La obra, considerada una de las más novedosas en su área del siglo XX en España, dispone de una representación alegórica de la vida y de la muerte, así como la alegría de una familia por un recién nacido y la tristeza por la muerte de un hombre. Un juego que alude a la profesión de médico y científico de Santiago Ramón y Cajal.
Palacio de Cristal
El Palacio de Cristal es el broche de oro de El Retiro. Una infraestructura de 22,6 metros de alto que, desde su cúpula hasta sus bases, está revestido de cristales que permiten el libre paso de la luz por todo el palacio. Edificado en 1887 para celebrar la Exposición de las Islas Filipinas, el Palacio de Cristal se ha impuesto como uno de los espacios de visita obligada a quienes llegan a Madrid.
A los pies de la obra se extiende un lago artificial, desde el que brotan varios ejemplares de ciprés de los pantanos, algunos de una tonalidad rojiza que, durante el otoño, tiñen todo el lugar.
Su impresionante belleza permitió que, el 10 de mayo de 1936, se celebrasen los comicios y toma de posesión de las elecciones en las que Manuel Azaña fue electo como presidente de la República. En la actualidad, su interior es habilitado para la organización de exposiciones de arte contemporáneo.