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Hace algunos meses el panorama era muy distinto del que vivimos hoy. Los proyectos de la calaña de SOPA y PIPA atemorizaban sólo a mentes paranoicas; el dueño de Megaupload, Kim Schmitz (aka Kim Dotcom), era sólo un pintoresco (por ser benévolos) empresario que se había hecho conocido por ofrecer recompensa a quien capturase a Bin Laden; y mucha gente confiaba sus archivos personales a servicios pagos como el mencionado, Filesharing o Rapidshare, sin sisquiera pensarlo un nanosegundo. Desde esta semana, podríamos decir, vivimos el fin de una época. El fin de la inocencia.



Es decir, agentes policiales, sin necesidad de ninguna SOPA y sin siquiera media PIPA, pudieron suprimir o congelar de un plumazo la información que infinidad de usuarios (terceros, inocentes, tal vez tú, tal vez yo) habían alojado en un servicio pago. Millones de internautas, a esta hora, no saben si sus discos rippeados (o no), los apuntes de su vida escolar o su colección de películas -infringidas o no las leyes de copyright- sobreviven en algún lugar. O si permanecerán en la sombra, junto a Megaupload.

“¿Cómo puede ser que la gente confiara sus efectos personales en este tipo de servicio?”, pregunta en Twitter más de uno. Y yo me animo a rebatir por el contrario: ¿Por qué no? ¿Por qué no van a confiar si estos sitios se promocionaban como una manera de resguardar y compartir archivos sin riesgos? ¿Si son servicios que eran contratados por millones de personas, muchas más -por ejemplo- de los clientes que puede llegar a tener un banco de alguna provincia o estado de cualquier país?

Además, ¿vieron la cantidad de diarios o medios que hoy publican: “Cerraron Megaupload: en qué otras servidores guardar nuestros archivos”.

Dicho lo cual, gracias a las noticias que abundan tras la clausura de Megaupload, hay señales suficientes como para que la gran mayoría entienda que tiene que dejar de respaldar información sensible en estos sitios (sencillamente porque son privados, porque hoy están y mañana no).

Además, por si queda alguna duda, apelamos a la lógica pura: si hay infinidad de “servidores” que ofrecían lo mismo que Megaupload, supuestamente infringiendo los mismos derechos de autor de los gigantes del entretenimiento, con las mismas denuncias sobre las espaldas… ¿Cuál es la que sigue en la fila? ¿Hay otro en la mira del FBI? ¿Hotlink, Rapidshare, Filesharing? ¿Que marca con la palabra “archivo” o “compartir” será titular del diario de mañana?

Hotfile, en la mira

Muchos creían que la primera en tener problemas serios sería Hotfile. Es decir, era la empresa que más ruido había generado en cuanto a demandas y juicios. A mediados del año pasado, el juez federal de Miami Adalberto Jordan rechazó los cargos directos presentados por la MPAA contra Hotfile. La organización que agrupa a varios poderosos de Hollywood la consideraba responsable de una supuesta infracción masiva de copyright (muy similar a la denuncia contra Megaupload).

Más allá de haber sorteado este primer “ataque” o (contraataque, del lado que uno quiera ponerse) aún pesan sobre la empresa de hosting cargos indirectos: el juez no vio delito ya que quienes suben el material son sus clientes, pero sí cree que sería posible que hubiera salido beneficiada económicamente con estas omisiones. Los juicios continúan. ¿El primero en la fila?

Rapidshare, un alemán en problemas

RapidShare puede “ser el próximo” (como los otros servicios aquí expuestos) ya que por su larga “trayectoria” es uno de los servidores que más demandas ha enfrentado. Pero hasta ahora, la justicia alemana no consideró culpable al site por los considerados “abusos en la subida de archivos que hicieran sus clientes”.

La corte alemana falló a favor de Rapidshare al reconocer la imposibilidad de controlar la subida de archivos. Esta resolución sentó un precedente en las leyes vigentes en Alemania al permitir que los usuarios hagan copias de seguridad de sus archivos y las suban al servicio para uso privado.

La compañía está radicada en Cham, Suiza, y en el año 2008 -su época de oro- llegó a ocupar el lugar número 16 de la lista de sitios más vistos del mundo. Luego fue perdiendo su sitial en manos de Megaupload.

Mediafire, el gigante ubicado en Estados Unidos

Mediafire es un servicio de alojamiento de gran popularidad, al mismo nivel de los otros aquí mencionados. Se fundó en el 2006 y “explotó” también en 2008, cuando fue noticia por atraer a más de 8,7 millones de visitantes. Hoy cerca de 150 millones de personas al mes utilizan el servicio de almacenamiento de archivos. Lo ponemos en la fila también, básicamente porque su sede central se encuentra en Estados Unidos, muy a mano para los muchachos del FBI. El macroportal de descargas contiene un total de 760 millones de archivos.