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Si sos tímido, éste es tu post [Parte II]



Bueno ya vimos en mi post anterior sobre el tema
algunas generalidades, condiciones y consejos para tratar este mal que aqueja a tantos
y tantas taringuer@s.

En este segundo post me quiero enfocar muy particularmente en dar un vistazo a
esta conducta pero aplicada a jòvenes y adolescentes...

¿Porquè te preguntaràs?.. Bueno he recibido cientos de MP de usuarios que visitaron mi post
haciendo referencia a su timidez y te aseguro que el 90% ò mas no supera los 20 años,
Y el 90% ó màs hallò como mayor punto de dificultad sus temores
para relacionarse con la/el chica/o que les gustan...

Entonces bien, TIMIDEZ agarrate porque ahí vamos por vos.







1era. parte de post: Timidez y Adolescencia.

2da. Parte del post: ¿Timidez ó fobia social?







Timidez y Adolescencia.




La ansiedad y la falta de confianza en uno mismo, los principales obstáculos


¿Te acordás de tus primeras conversaciones con el sexo opuesto? ¿No te atrevías a dar el primer paso?

La timidez afecta con mayor frecuencia y de forma más intensa a los adolescentes, un segmento de edad que atraviesa en esos años grandes cambios.

Se hacen nuevos amigos y se inician nuevas relaciones.

Los que saben aseguran que esta reacción de inseguridad se vence gracias al aprendizaje.







Motivos de su aparición


La timidez es un rasgo de la personalidad que todos tenemos en mayor o menor grado y que se muestra de manera más acentuada en ciertos momentos.

Es una reacción de inseguridad que aparece cuando la persona entra en contacto con situaciones que implican relación con otros.

Suele afectar en mayor medida a determinados tipos de personalidad, por ejemplo, es más habitual cuando coinciden la introversión, un cierto grado de hermetismo y dificultades de comunicación, o cuando en la infancia ha faltado confianza y afecto por parte de los padres.

En esta etapa se agudizan los problemas de la timidez por tres motivos:

Porque se ha dejado de ser un niño y no se tienen bien aprendidos los nuevos roles sociales.

Debido a los cambios que experimenta el propio cuerpo, hecho que puede llegar a provocar problemas de aceptación de la nueva imagen corporal.

A causa de los cambios hormonales, que se encuentran relacionados con las emociones. Por esta razón se da una mayor incidencia de la vergüenza y de la irritabilidad.

Tanto la predisposición genética como el entorno social de los primeros años de vida son determinantes en el origen de la timidez.

En la timidez pueden influir factores genéticos -como la introversión- o factores del aprendizaje, ya que desde pequeños se van aprendiendo una serie de comportamientos en el entorno del niño y no es lo mismo tener padres introvertidos que extrovertidos.

También aparecen emociones propias del aprendizaje social, como la vergüenza.

Nos socializan, y aunque siendo bebé no hubiera importado estar desnudo, a un niño de 7 u 8 años le puede dar vergüenza.

Respecto al origen de la timidez, cada vez más expertos coinciden en destacar que la influencia del entorno es mayor.

Si uno cuando es niño vive en un entorno acogedor, tendrá menos posibilidades de ser tímido.

En las experiencias precoces de la vida, si la criatura percibe que es deseada, querida y recibe una base de estabilidad afectiva y seguridad en sus necesidades básicas, tendrá una mayor confianza en sí misma.

Las causas de la timidez en la adolescencia suelen ser distintas que en otras etapas de la vida. Incide por igual tanto en chicos como en chicas.

Por ejemplo, en el adolescente se produce una desconfianza en uno mismo porque la personalidad todavía no está conformada; o temores porque todavía no se han adquirido demasiadas habilidades sociales.

En líneas generales, la timidez puede surgir por una sobreprotección familiar, debido a un ambiente familiar autoritario, una situación escolar en la que los niños se sientan menospreciados o por una circunstancia social en la que se sientan no valorados por sus compañeros.

Estas experiencias provocan en la persona una sensación de bloqueo que les impide enfrentarse a situaciones sociales.

La timidez no es sinónimo de introversión.

Las personas introvertidas son personas que se concentran en su mundo interior y que no necesitan relacionarse con los demás.

La diferencia fundamental es que el tímido no sabe cómo relacionarse con los demás y el introvertido no lo necesita, es decir, no busca relacionarse con el resto.







Problemas más frecuentes


Los adolescentes tímidos suelen preocuparse en exceso del qué dirán y temen una crítica negativa.

Todo esto provoca una ansiedad que les impide realizar algunas actividades con normalidad y hace que intenten evitarlas, por la falta de confianza en si mismos y el miedo a hacer el ridículo.

Nos referimos a las relaciones sociales -sobre todo con el sexo opuesto-; cuando se quiere empezar o acabar una conversación; también cuando se trata con desconocidos; ante la necesidad de tomar la iniciativa o asumir responsabilidades y en el momento de hablar en público o expresar sentimientos.

Por otra parte, la timidez se puede producir en diferentes ámbitos. Es decir, a un adolescente le puede dar verguenza hablar en público, pero en otra situación distinta, por ejemplo, iniciar una conversación, no preocuparse en absoluto.

Pero es que la timidez genera, además de las mencionadas señales físicas y otras como la taquicardia, pensamientos negativos y sentimientos de frustración en la persona, coinciden los profesionales en el tema.







“Al mal tiempo, buena cara”


En la vida pasan cosas, y no siempre son las que uno espera.

A veces hay problemas, inconvenientes que se presentan y este refrán nos quiere decir, que hay que saber sobrellevarlos de la mejor manera posible y con optimismo.

La timidez, no permite ver la solución a los problemas de forma clara.

La persona timida se alimenta de los pensamientos negativos, los cuales, le impiden poder afrontar los problemas con valentía, con buena cara.

El timido, “nunca ve la luz al final del tunel”, lo ve todo negro, negativo, sin ganas de luchar para disfrutar de lo que tanto anhela. No encuentra lo positivo por ningún lado, o no pone las intenciones necesarias para hacerlo.

Este refrán, se puede adecuar muy bien a la persona timida. Este refrán aporta fuerza, energia y la esperanza necesaria, para que aún asi, frente a las adversidades, nos levantemos y sigamos avanzando.

Sé que es muy fácil decirle a álguien que lo esta pasando mal, que tiene que ser fuerte y pensar en positivo, pero es que es verdad, es que es lo mejor que se puede hacer, ya que si juntamos todas nuestras fuerzas, seguramente podremos salir antes del “bache” en el que nos encontramos.

Por lo tanto, juntá todas tus fuerzas y aprendé cómo vencer tu timidez.

A las adversidades, siempre hay que mirarlas de frente, de cara. Hay que buscar todas las posibles alternativas que existan para afrontar los problemas, antes de venirnos abajo y desistir.

Al no saber cómo vencer la timidez, el timido, no lucha, se rinde sin ni siquiera intentar nada.

Ya sé, en el camino te vas a encontrar con obstáculos, dificultades, que no va a ser fácil…pero por esa misma razón no hay que rendirse, porque cuanto más te cueste conseguir algo, mayor será la recompensa que obtengas.

Por eso mismo, esforzate y tené conocimientos de cómo vencer a tu timidez.

Disponer de confianza en uno mismo, es algo primordial. Te permite convertirte en álguien fuerte, con ideas fijas y claras, tan necesarias para obtener buenos resultados.

La intención de obtener estos resultados y la esperanza de conseguirlos, será la clave.

Adjudicaté este refrán “¡Al mal tiempo, buena cara!” cómo algo tuyo.

Repetilo si lo creés necesario, varias veces al dia, miraté al espejo y afrontá todas las dificultades que te vengan con fuerza y voluntad.

Y ya sabes, conseguir todo lo que te propongas esta en tu mano y aprender a cómo vencer tu timidez, también.







“No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”


Este refrán aparentemente, es cómo tantos, pero tiene más importancia de la que creemos.

La timidez es para la persona timida, su principal problema. Es la penitencia que sufre por la gran cantidad de inseguridades, temores, falta de confianza…la timidez, no le deja avanzar, le estanca, miestras observa cómo todo lo demás se mueve a su alrededor.

Por eso, hay que cambiar. Hay que tener el convencimiento de que esto no puede seguir asi.

Hay que empezar a “jugar el partido” de otro modo, sin rendirse, ahora y no dejar para más adelante el problema que tanto te atormenta.

Todo problema, tiene solución, más aún si tenés intención y ganas de resolverlo.

Lo importante para eso es actuar, actuar y decidirte firmemente a conseguirlo.

Por eso, hay que actuar con convicción, con perseverancia y no dejarlo cómo algo sin importancia y para resolverlo más adelante.

Este refrán aconseja no mostrarse vago/a, ni rendirse a la primera de cambio.

Muestra a ser astutos y decididos en hacer el trabajo pendiente.

La dejadez, es algo que no interesa. La perseverancia puede con todo ello, el tesón por conseguir las cosas que tanto queremos. Y por qué esperar a mañana para obtener lo que tanto anhelamos si lo podemos conseguir hoy.

El hoy, es lo que cuenta, es donde hay que vivir, en el aquí y en el ahora. hay que conseguir resultados, hay que luchar sin descansar para disfrutar de los mismos.

“No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy”, significa que demos el paso antes de que las circunstancias nos obliguen, que nos movamos, que iniciemos cambios en nuestra vida, que nos ´despertemos de una vez por todas.

En vos está decidir si te ponés en movimiento.

En vos está tener el conocimiento para vencer a tu timidez.

Por lo tanto, eso de ponernos excusas para no actuar, debe de desaparecer.

Comenzá a actuar hoy, ahora, buscar soluciones, distintas alternativas…la suma de todo esto te dará las fuerzas necesarias para aprender a cómo dejar de lado tu timidez.








Pensar bien, sentirse bien


En algunas ocasiones es muy determinante lo que pensamos para sentirnos mejor o peor.

A veces nuestros pensamientos nos juegan malas pasadas y nos hacen creer, que nada bueno puede ocurrirnos, arrastrandonos de esta manera al desánimo y el rendirnos en los intentos.

Los timidos, son del tipo de personas que hacen más caso a los pensamientos o sensaciones negativas.

Estos pensamientos negativos no son nada beneficiosos, pero se pueden modificar si aprendemos a pensar bien, en positivo.

De este modo, te vas a sentir mejor con vos mismo y vas a lograr el conocimiento de cómo sacarte de encima ese estorbo que es tu timidez.







El poder de la risa


Que sano es reirse y que poquito cuesta, ¿verdad?.

La risa nos identifica cómo seres humanos y nos acerca a los demás.

Una equilibrada salud emocional, requiere de una dosis de risa diaria, que nos enseñará a descubrir nuestro verdadero ser y nos permitirá conectarnos con los problemas diarios, desde un ángulo menos dramático o extremista.

Reir, nos ofrece dosis de optimismo y de fuerza, pero para eso, tenés que llevar a cabo un cambio de actitud.

Reir, nos ayuda a entender que la vida es demasiado seria cómo para vivirla con el ceño fruncido o la mandibula cerrada.

La risa es la “droga” de la felicidad, que nos alivia frente a las situaciones de estrés, estimula nuestra autoestima, que nos impulsa a empreder nuevas alternativas para resolver los problemas cotidianos y nos enseña sobre nosotros mismos.

La persona timida, no concibe la risa cómo algo beneficioso.

Debido a su timidez, son muy limitadas las veces que esboza una sonrisa de forma natural.

Al no sentirse cómodo consigo mismo, no le sale comportarse de manera fluida, por eso, su risa es a veces mecanizada.

Por lo tanto, es muy importante aprender a reirse, a reirse de forma espontánea. Reirse, es algo muy beneficioso, pero para eso, tenés que una de las peores consecuencias de la timidez.

No obstante, reir en si, no tiene mucho valor, sino va compañada de una actitud interior rica y estable.

Reirse es basicamente, relativizar todo lo que nos afecta, desde nosotros mismos hasta nuestra timidez.


Reir por lo que nos acontece, no significa burlarse de los demás, sino de la gravedad del mundo y del dolor que nosotros mismos nos infligimos. Por eso, hay que tener el conocimiento de cómo vencer la timidez.

tenés que vencer la timidez que tanto te impide hacer las cosas que querés.

Debés empezar a disfrutar y reirte por todo lo bueno que te pase. “Reirse hasta que duela” es bueno para la salud, te lo puedo asegurar.

Reir, es una elección que está al alcance de la mano, a la misma altura del sufrir.

A cada momento tenés la libertad de elegir como sentirte frente a los hechos que se suceden.

Quizás pienses que es muy dificil sonreir por tu situación…pero dejá de pensar y simplemente: HACELO.

Esto te ayudará a sentirte optimista, alegre y te será un gran apoyo para aprender a usar más herramientas que te ayuden a dejar de lado tu timidez.








La idea de que la gente está siempre mirándome y juzgándome procede de la mirada de mi propia mente


Liberate de la idea de que la gente está siempre mirándote, examinándote, juzgándote y valorándote.

Sólo los tímidos, que suelen temer la valoración negativa de los demás, pasan una considerable cantidad de tiempo pensando en eso.

La única razón por la que sospechás que estás siendo observado y valorado es que vos mismo haces esto con los demás.

Cuando dejes de juzgar y valorar continuamente a la gente, vas a dejar también de pensar que los demás están haciendo lo mismo con vos. Y recordá que aquellos que te valoran negativamente lo hacen porque, en el fondo, creen que vos sos mejor que ellos.






Si le pido a una chica que salga conmigo y ella se niega,
es porque yo no valgo nada.




Esta creencia irracional y negativa da lugar a muchas formas de pasividad en las relaciones sociales.

Esta irracionalidad aumenta el temor al fracaso y perpetúa la escasa autovaloración social.

Tiene su origen en la suposiciónde que, para ser una persona valiosa y valorada, uno debe ser aceptado, apreciado, querido y admirado por todo el mundo y en todo momento.

Esta idea es la causa de muchos trastornos emocionales en las relaciones cotidianas, pero adquiere especial trascendencia en las relaciones entre los sexos.

Este temor al rechazo impide a los tímidos enfrentarse a la realidad e iniciar contactos sociales, y constituye el factor principal a la hora de frenar cualquier relación social, desde el intrascendente Hola, ¿cómo estás? al pedirle a una chica que salga con uno.

El rechazo puede tomar formas verbales y no verbales.

Para algunos hombres, la respuesta: «Muchas gracias, pero el viernes por la noche tengo un compromiso» es una muestra clara de rechazo, mientras que, para otros, significa sencillamente una negativa a una petición concreta formulada en un momento concreto.

O bien, en una de sus formas no verbales, el rechazo puede expresarse a través de las «vibraciones».

Un hombre puede enviar unas ciertas vibraciones a una mujer, en el sentido de que ella le agrada y de que le interesa volver a verla, y, si ella no devuelve este mensaje no verbal, él puede interpretar su silencio como un rechazo y una falta de interés.

Pero quizá, simplemente, es que ella está preocupada por otra cosa.

El temor a que el interés y la simpatía no sean correspondidos se basa en el miedo al fracaso y en la idea de no ser atractivo o digno de aprecio. ¿Por qué esta idea es irracional?

Muchas personas tímidas están más que dispuestas a suponer que un rechazo o una falta de correspondencia a un interés suyo son debidos a algún defecto de su personalidad.

La falta de experiencia social, unida al temor al fracaso, conduce invariablemente a la persona tímida a pensar lo peor de sí misma.

Esta tendencia no sólo favorece el sufrimiento y los trastornos psíquicos sino que además refleja una percepción errónea de los factores que conducen a este tipo de rechazos.


En la mayoría de los casos, una persona decide aceptar o no una invitación basándose en:


la forma en que se le haya hecho la invitación, es decir, la «habilidad social» que ha desplegado la otra persona;

la historia social que los dos hayan compartido anteriormente;

su disponibilidad material para el encuentro o la entrevista; y

sus intereses y necesidades.








Consejos


Los expertos insisten en que la manera en que los adolescentes superen este problema pasa por el aprendizaje y aportan una serie de pautas orientadas a este fin:

Conviene ponerse en el lugar del otro. Los demás también pueden tener el mismo temor;
.
No evitar las situaciones de temor, sino enfrentarse a ellas.Es entonces cuando se cambiará el temor por satisfacción.

Es más, no afrontar los momentos de timidez puede hacer que "se genere más miedo y que la timidez se generalice a otras situaciones".

Es importante tratar de aprender a controlar la expresión corporal y facial, así como saber recrear situaciones de la vida normal para analizarlas y corregirlas.

Tener pensamientos positivos. Sustituir los pensamientos negativos como 'no te enfrentes, lo vas a hacer mal', por positivos: 'se puede aprender, me va a salir bien' .

Conocerte a vos mismo. La intención es que los tímidos sepan cuáles son sus puntos fuertes y cuáles los débiles. Si hacen esto, serán capaces de poder aceptarse y convivir con sus características.

Comunicarse. Esto es esencial porque sólo por el hecho de contar lo que produce timidez, ésta ya pierde supoder terrorífico.







Cuándo ir al psicólogo


La timidez no implica que uno deba ir al psicólogo en la adolescencia.

Sólo en algunos casos en que se produce una timidez patológica conviene acudir al profesional.

¿Cómo distinguirla?Puede haber síntomas que les impidan alcanzar logros en su contexto, que en esa edad se trata del colegio y las relaciones sociales.

Por ejemplo, podría suceder que un joven no sea capaz de relacionarse con nadie o que por miedo a preguntar en clase no saque las notas adecuadas a su nivel intelectual. Entonces sí debería acudir al psicólogo.

Es importante no confundir la timidez con la fobia social. La timidez es un rasgo de inhibición social con mayor o menor intensidad pero no permanente, es decir, no impide el contacto con el medio. Sin embargo, la fobia social es un temor irracional, manifestado y persistente ante situaciones publicas.

La timidez es similar a la fobia social, pero no tan intensa. Un adolescente tímido afronta las situaciones sociales y aunque le cueste hacerlo, una vez que da el paso suele dejar de pensar en el qué dirán y empieza a sentirse a gusto.








Y por último recordá que la adolescencia es una etapa de cambios en la que se marca la personalidad que mantendremos a lo largo de nuestra vida.

De hecho, la gente que es tímida en la adolescencia, continuará siéndolo en su vida adulta, a no ser que haga algo para cambiarlo.

Si sos un/a adolescente tímido/a ya sabrás que nadie, pero nadie en este mundo es perfecto.

Todo el mundo comete equivocaciones, unos más y otros menos.

Así que si vos te equivocás en algo no tenés que darle más importancia de la que tenga.

Evidentemente hay que pretender hacer las cosas bien, pero si al final las cosas salen mal sin querer, no por ello te vas a echar las culpas vos mismo.

Además, de los errores se aprende, y mucho.

Pensá que esta etapa de tu vida es la más hermosa de la vida, así que pensá en positivo, es una etapa para aprender, para experimentar.













FOBIA SOCIAL ó TIMIDEZ







¿Qué es una fobia social?


Una fobia social es un tipo especial de miedo.

Todos tenemos miedos a cosas como las serpientes venenosas, los perros rabiosos, las infecciones, los accidentes, aunque este miedo se traduce en un comportamiento de simple cautela frente a las situaciones de peligro y además el miedo AYUDA a estar alerta en la vida cotidiana en vez de INTERFERIR en ella de forma limitante y negativa.

Hablamos de fobias cuando la intensidad con la que experimentamos el miedo frente a los distintos peligros es:

injustificado por la objetividad del peligro

inoportuno (no lo sentimos en el momento apropiado)

desmesurado (sentimos más de lo que deberíamos)

interfiere nuestra vida normal de forma innecesaria, y nos reduce nuestra capacidad de acción y goce.

Aunque algunas fobias son muy conocidas, como el miedo irracional a subirse a un ascensor, nadar, las ratas y cucarachas, por ejemplo, en cambio en la fobia social el miedo se centra en SITUACIONES más complejas y sorprendentes, y además altera totalmente nuestra vida ya que nos vemos obligados a vivir en sociedad (a diferencia del miedo a las serpientes que puede ser inocuo si no nos toca trabajar en un zoológico)

Todos solemos experimentar incertidumbre, ansiedad e inseguridad al conocer a personas nuevas, pero una vez roto el hielo, la mayoría logra convertir esos encuentros en una experiencia agradable.

En cambio las personas con fobia social experimentan un grado de ansiedad mucho más elevado en estas situaciones.

Puede ser tanto el grado de ansiedad o vergüenza que se produzcan señales físicas delatadoras (sudor, temblor muscular y de voz, rubor, etc.) que nos hacen más vulnerables e inseguros y la situación social, en vez de convertirse en un tiempo aceptable en algo agradable se transforma en algo cada vez más desagradable, con lo que nos desanima a pasar esos malos tragos y utilizar artilugios para evitar estas penosas situaciones.

El deseo que solemos tener todos de formar parte de los grupos sociales, ser valorados y apreciados se ve gravemente disminuido, con la consiguiente baja autoestima y complejo de inferioridad.






Elementos más importantes de la fobia social:


Preocupación por llegar a ser el centro de atención cada vez que nos encontramos con alguien.

Temor a que alguien nos mire y observe lo que estamos haciendo.

Temor a que nos presenten.

Temor a propósito de comer o beber en público

Dificultad para manejarse en comercios y relaciones administrativas

Terror a dirigirse a un público o grupo de amigos

Aversión a realizar llamadas telefónicas y realizar gestiones

Dificultad para confrontarse en el trabajo o hacer reclamos (incluso si se tiene la razón y el derecho de hacerlo)

Las fiestas y reuniones son una pesadilla y el comportamiento de la persona que tiene fobia social consiste en ponerse cerca de la puerta o encargarse de discretas tareas que le permitan huir de la situación.

Tendencia a rehuir espacios cerrados donde hay gente

Sensación de que todos nos miran y nos desvalorizan

Temor a que nuestras intervenciones parezcan ridículas, pobres o inadecuadas. Miedo a 'quedarnos en blanco'.

Algunas personas con fobia social tienden a beber alcohol, tomar pastillas ó hacer mezclas con bebidas energizantes y aún peor: consumir drogas prohibidas para ganar así valor y desinhibición.

La fobia social puede ser algo que -a diferencia de la fobia a las serpientes- se nos haga presente cada vez que nos vemos obligados a ser el centro de atención, o si nuestra profesión implica estar expuestos a personas desconocidas con frecuencia (vendedores, actores, músicos, maestros, etc.)

También nos podemos ver obligados a hablar en público (en la escuela, reuniones de trabajo, amigos -cuando son un grupo grande-)
.
Algunas fobias sociales acentúan el miedo a tratar con el otro sexo a extremos que producen graves dificultades para conseguir pareja.






El miedo no es un estado emocional inmóvil,
como la tristeza ò alegría. Se alimenta de:



Los estímulos temidos (estar en algún tipo de situación social que nos produce miedo)

La anticipación (imaginar las situaciones que podrían suceder y sentir el miedo 'como si' estuvieran sucediendo los acontecimientos temidos)

Los mecanismos de evitación (aunque sea una paradoja el ALIVIO de subir por las escaleras AUMENTA el miedo a subir a un ascensor de una persona con fobia al ascensor).

Por lo tanto las conductas de 'precaución' como ponerse en un rincón, hablar poco, cruzar la vereda, etc. hacen que sintamos MAS miedo la próxima vez.

Los pensamientos auto-críticos del estilopareceré tonto/a, debería hablar pero no se me ocurre nada estoy haciendo el ridículo parezco torpe;me consideran inferior, etc.

La falta de practica en expresión verbal (igual que la falta de ejercicio nos entumece) el expresarse DEMASIADO POCO, dificulta la facilidad y creatividad de comunicación.

El circulo vicioso que producen las experiencias negativas: como lo hemos pasado mal una vez tememos que la siguiente será igual o peor, con lo esta creencia hace de profecía que se auto-cumple y nos induce a estar más amedrentados e ansiosos la próxima vez, con lo que de nuevo alimentamos el temor para la siguiente ocasión.

La costumbre de 'repasar' lo sucedido: el no haber sido capaces de actuar con la soltura de los demás (el fóbico puede fijarse en la persona más popular y maravillosa para compararse con ella) nos genera desasosiego y ácida incomodidad personal, recordando cada uno de los pequeños detalles de impotencia y comportamiento penoso con la precisión de un latigazo, y de pronto aparecen iluminadas como por un foco las palabras y las cosas que DEBERÍAMOS haber dicho o hecho.

La propaganda negativa que hacemos sobre la imagen de nuestro Yo. A base de vernos torpes, inseguros, empobrecidos, poco interesantes, etc. un numero elevado de veces, entramos en la 'secta' de los 'no valgo nada', con lo que ya ni nos atrevemos a aspirar a las cosas sanas y bonitas que los demás nos parece que sí tienen derecho a tener (amor, admiración, amistad).

Esto puede influir poderosamente en nuestras decisiones y aspiraciones laborales, proyectos, el tipo de pareja que nos parece adecuada, los derechos que creemos que nos merecemos, etc

La angustia como aparición 'maldita' e 'intrusa'. Nos angustiamos por la posibilidad de sentir angustia y al percibir que nos estamos angustiando sólo por pensarlo sentimos que es una angustia incontrolable.

La angustia se convierte por sí misma en el peor enemigo -más allá incluso de las situaciones que empezaron a provocar.

Tenemos miedo de tener miedo, y que además ese miedo sea visible y nos delate como miedosos dignos de desprecio.







Síntomas físicos


Los síntomas de la ansiedad que aparecen en la persona que tiene fobia social cuando se expone a lo temido pueden llegar a ser el símbolo de 'lo peor' que le sucede:

Sequedad de boca (junto a la idea de que uno se 'atragantará', tartamudeará, toserá, no podrá hablar, etc.)

Palpitaciones (el corazón parece correr demasiado deprisa o irregularmente y eso producir desmayos, ataques cardíacos, mareos, o algún tipo de colapso)

Temblores de manos, pies o voz que pueden ser rápidamente observados y delatarnos como 'inferiores' o 'penosos' o 'impresentables'.

Sudor (en las manos que luego puede que tengamos que presentar en un saludo; sudor corporal que traspasa la ropa y nos avergüenza haciendonos aparecer como 'indeseables' o 'repugnantes')

Rubor (angustia + sentimientos intensos de vergüenza)

Falta de concentración (que nos haga olvidar datos que queríamos decir o desorganice el curso del pensamiento de modo que no sepamos de donde veníamos o a donde queríamos llegar)






¿Y la timidez?


La timidez es una forma atenuada de fobia social, y que habitualmente tenemos y disimulamos todos mejor o peor.
No sabemos si resultaremos competentes, valiosos o apreciables a los demás.

Muchas veces esto esta en agudo contraste con un ambiente familiar en el que hemos sido mimados y protegidos, aunque en otras ocasiones es todo lo contrario: un ambiente familiar autoritario y descalificador también produce futuros tímidos.

Nuestra forma de ser se hace en el ejercicio de relacionarse con los demás, es un resultado de ATREVERSE a ser delante de los demás, mezclándose y entrando en conflictos que uno aprende a ir solucionando sobre la marcha.

La persona tímida es cautelosa: no se arriesga a equivocarse, a ser rechazada o a resultar inadecuada, y como no practica no avanza, y espera que un día se levantará con la moral alta y resultará segura de sí misma por arte de gracia (y no pasando por los malos tragos y apuros que todos tenemos que traspasar para curarnos de complejos e inseguridades).

Descubrir lo que somos realmente tiene algo de lanzarse al abismo de lo desconocido y explorar lo que resulta de ello, y esta es la forma mejor de superar la timidez.

Palabra a palabra obligarnos a nosotros mismos a enseñar LO QUE PENSAMOS pero también -y sobre todo- LO QUE SENTIMOS como cuando decimos 'me moleta el humo que me hechas a la cara' o 'me gustaría que tomáramos el sábado un café juntos', o 'este fin de semana quiero ir de excursión con unos amigos que hace tiempo que no veo.

A menudo superar la timidez es una cuestión de número de palabras (cambiar el 'si', 'no', 'tal vez' por frases de cinco minutos).

Dejarse ir hacia una frase que va a ser muy larga es como confiar en tu propio cerebro, en su auto-estimularse, refrescarse y entusiasmarse por una tarea intelectual.

La persona tímida tiende a creer que no tiene mucho VALOR, o CAPACIDAD, pero la realidad no es exactamente esa (mucho grandes tímidos han sido perfectamente grande genios científicos o escritores) sino que UNO MISMO/A SE PONE ENCIMA UNA PIEDRA, inhibiéndose con pensamientos de mal agüero tales como 'lo mio no tiene importancia' 'mis cosas aburren' 'mi interés no coincide con el de los demás' 'podría ofender, aburrir o molestar a alguien' o lindezas parecidas.

Este AUTO-SABOTAJE equivale a que estuviéramos pensando 'seguramente no caminaré recto y estéticamente, pareceré torpe y tropezaré' y como fruto de esta hipótesis tan poco constructiva REALMENTE hasta consiguiéramos andar mal y tropezar.

Nos cuesta encontrar un lugar en el mundo, EL NUESTRO, y en vez de ello caemos en el error de pretender ser OTROS.

Sería buena cosa rebelarnos de una vez por todas y determinarnos a ser espontáneos, aceptando luego con resignación el número amigos y enemigos que ello produzca (por lo menos seríamos felices NOSOTROS y NUESTROS amigos, y nuestra alegría decoraría como un adorno navideño el paisaje de los demás).






Conoce a tu enemigo





El principal enemigo de la persona tímida es ella misma. Su baja autoestima, sus pensamientos negativos y sus autocríticas constantes hacen que no pueda relacionarse con los demás como le gustaría.

Por eso es primordial analizarse y evaluarse de una manera realista para poder superar la timidez.


Conocé tu timidez: Cada caso de timidez es único y por ello tenés que estudiar el tuyo.

Analizá en qué situaciones se manifiesta, que síntomas físicos notás, qué pensamientos te vienen a la cabeza…

Hacé una lista de las cualidades que te hacen ser tímido y andá buscando estrategias que podrían ir ayudándote a superar cada una de ellas.
Por ejemplo, si descubrís que te da vergüenza hablar porque tu ritmo es demasiado rápido y no vocalizas adecuadamente, podés practicar leyendo en voz alta media hora cada día, centrándote en mantener un ritmo adecuado y con la vocalización correcta.
Si descubrís que te da vergüenza hablar con chicas porque no tenés mucho contacto con ellas, buscá a alguna de tu clase o trabajo que te parezca accesible y empezá por saludarla e intentar mantener una conversación.

Reconocé que el mundo no te está mirando: La gente no está pendiente de vos, esperando a ver si te equivocás o te ponés colorad@ como un tomate para burlarse de vos o rechazarte. Puede parecer muy obvio pero, si realmente te concentrás en este pensamiento, notarás que tu ansiedad va a ir disminuyendo.

Analizá a las personas y situaciones con las que te sentís cómodo: Busca las características comunes de esas personas y situaciones y encontrarás muchas cosas nuevas sobre vos mismo. Es posible que encontrés que realmente no disfrutás en bares atestados de gente en los que hay que hablar a gritos y que preferís la compañía de dos o tres personas. O que preferís una conversación sobre videojuegos con tu mejor amigo en lugar de acudir a una cancha de fútbol a gritar como loco rodeado de miles de personas. Cuando te des cuenta de estas cosas, quizá puedas dejar de torturarte por no encajar en situaciones en las que en realidad no te gustaría estar. Tenés derecho a elegir tus gustos y pasatiempos y que no sean compartidas por la gran mayoría de la gente no te convierte en “un bicho raro”.

Realiza un gráfico de tus días, apuntando cómo te has sentido en compañía de otra gente. Valóralo del 0 (muy mal) al 10 (muy bien) y podrás ver gráficamente hasta que punto necesitas realizar cambios en tu vida.

Lleva un diario: Si empiezas a realizar cambios, apunta las técnicas que utilizas cada día, qué resultados has tenido, cómo te has sentido, qué pensamientos te venían a la cabeza… Te servirá para darte cuenta de los puntos que deberías seguir trabajando y para evaluar tus mejoras y motivarte.






¿Un ataque de pánico de regalo?


El nivel de ansiedad puede subir a un punto crítico por encima del cual se produce un 'ataque de pánico' durante unos minutos en los que la persona le parece que pierde el mundo de vista, el equilibrio, o que pudiera enloquecer o estar muriendo de forma repentina.

Los mismos pensamientos de estar 'atrapado' y padeciendo algo 'horrible' actúa de incentivador y mantenedor del ataque.

Las complicaciones de los ataques de pánico pueden ser que la persona desarrolle 'agorafobia' o miedo a tener ataques de pánico en situaciones donde ya se han producido o que parezcan una 'encerrona' (un espacio demasiado cerrado, demasiado abierto, demasiados estímulos o gente, estamos lejos o en una situación en la que haríamos un mal papel huyendo).

Algunas personas caen en el alcoholismo o en el consumo de drogas estimulantes o abusando de los tranquilizantes recetados por el médico como una forma de 'hacerle frente' estas dificultades sin resolverlas del modo adecuado.






¿Cómo afecta nuestras vidas la fobia social?


Nos empobrece reduciendo a la mitad nuestra vida social, nuestras posibilidades de ocio y progreso profesional.
La frustración que todo ello implica puede reflejarse indirectamente en forma de desánimo general (a veces es causa de caer en un depresión tras un larga etapa vital de sufrimiento) e irritación descontrolada con el circulo familiar íntimo.

Las relaciones que exigen iniciativa, sostén y aportación por nuestra parte se pueden llegar a ver gravemente resentidas y romperse.

Elimina aquellos oportunidades que suelen provenir de la actividad social (hacer amigos en el colegio o en el trabajo, participar en las equipos, promocionarse en el trabajo, etc.) . Puede ocurrirle a un fóbico social que rechace un buen trabajo solamente por el miedo que tiene a las nuevas responsabilidades, especialmente si tiene que tratar con muchas personas y hacer reuniones.





¿Sos un bicho raro?


De 1-2 por mil de los hombre y 2-3 por mil de las mujeres padecen fobia social. Es una dificultad que se conoce bien, tanto el porqué se produce como el modo en el que puede tratarse.





¿Tiene solución?


No es imposible adquirir estas dos capacidad que resolverían el problema:

Las habilidades expresivas, sociales y de trato que no hayamos podido adquirir en el curso de nuestro aprendizaje por razones de modelos familiares imperfectos, inadecuada intervención escolar o por las dificultades emocionales que hayan interferido.

La habilidad de controlar el miedo irracional mediante distintas estrategias de enfrentamiento, control emocional e información psicoterapéutica especializada.

Una ayuda farmacológica puede ser aceptable como un medio de atemperar las dificultades iniciales, especialmente si el nivel de ansiedad produce severos síntomas incapacitantes como intensas taquicardias o ataques de pánico, insomnio y depresión.




¿Puedo solucionarlo yo mismo/a?


Algunas lecturas de libros de autoayuda que tratan las fobias de una forma sencilla nos daràn un panorama màs amplio y con una mayor comprensión del problema.

La práctica de la relajación, yoga, y/o ejercicio para bajar el nivel general de ansiedad.





Ejercicios prácticos de expresión:


Lectura en voz alta del periódico utilizando un tono de voz alto y que tenga contenido emocional;

Grabar un pequeño ejercicio de unos 10 minutos (5 veces a la semana) en el que contemos como si estuviéramos delante de un grupo de personas un asunto que hemos leído, visto en televisión, escuchado en la radio o hemos oído o pensado.

El tema ha de ser diferente cada vez. Cuanto más exagerado es el tono expresando disgusto, placer, admiración, guasa, etc. más efectivo es el ejercicio. Procurà conforme pasa el tiempo aumentar la longitud de las frases. Preparà el terreno hablando en primer lugar en las situaciones mas fáciles (familiares de confianza, vecinos, compañeros de trabajo) introduciendo elementos que impliquen humor, comentarios personales y opiniones atrevidas.

Procurà adquirir compromisos tales como acudir a las reuniones de vecinos, religiosas o de trabajo, eventos sociales, etc. aunque nuestro papel al principio fuera modesto, pero logrando al menos familiarizarnos más con la situación grupal.

Hacè un plan de EXPOSICIÓN gradual a las distintas situaciones sociales que te agobian intentando hacer progresos pequeños pero continuados.

Suprimì las conductas anticipatorias que tanta ansiedad inducen al adelantar con los ojos de la imaginación mil situaciones agobiantes, humillantes y desagradables.

Es mucho mejor no pensar y si tuviéras que pasar por una situación temida, por ejemplo una boda, no sufrir hasta el momento en el que comience el banquete.

Tampoco te conviene hurgar en la herida más de la cuenta, haciendo agoreras y cínicas disquisiciones de tu papel en el mundo. Es mejor que te concentres más en progresar que en criticarte a vos mismo.

Preocupate por saber lo que la mayoría sabe (por ejemplo saber hacer un asado, bailar salsa, conocer los procedimientos administrativos, desenvolverse en un restaurante, etc.)

Disponè también de una personalidad propia (unos gustos, unas ideas conocidas, unas intereses, etc.) que puedan hacer atrayente y productiva tu incorporación en los grupos.

En los momentos de hablar en público no estès mirando con lupa tus sensaciones físicas perturbadoras sino los ojos de los interlocutores, y mirándolos comenzar a hablar LENTO y DETALLADO en vez de rápido y comprimido tal como el salir rápido del apuro nos pediría.

Hacè lo que se llama maniobras de preferencia, tal como sentarte en el sitio de la mesa que más te gusta y al lado de la persona que te cae mejor o en el medio (en vez de sentarte en el rincón más alejado y junto a la persona que menos te gusta).

Si notàs que la voz te tiembla, en vez de cortar la voz, toser, callarte, Prosegui hasta que el efecto desaparezca, haciendo que el temblor inicial quede olvidado.

No exigirte a vos mismo el imperativo más bien contraproducente de pretender ser inteligentes para los demás sino que en vez de RENDIR debès cambiar la misión a PARTICIPAR.

Algunos fóbicos sociales han utilizado técnicas de INUNDACIÓN como aceptar un trabajo de cara al público, o presentarse voluntarios en una asociación para obligarse así a 'pasar por el tubo' y superar los problemas de una vez. Este método de 'sacar la muela con una pinza' no funciona siempre y puede ser una apuesta que sobrepase muestras verdaderas fuerzas.


Si te sentìs preparados por haber avanzado en los puntos anteriores te podès atrever a llevar a cabo alguna actividad mas eficaz tal como asociarte a una ong, un curso de expresión corporal, un taller de habilidades sociales (en el que mediante juegos didácticos, simulación de situaciones y ensayo de nuevos comportamientos, y en un ambiente de personas con similares dificultades a las tuyas puedas quemar etapas) o aceptar un trabajo que sabès que te pondrá a prueba.

Sería algo bueno de cara a superar los miedos el reflexionar más allá de lo mal que te sentìs, lo que hay de realidad en los supuestos peligros (miedo al rechazo, a que no te valoren o a no resultar interesante y digno de amor que posiblemente provienen de algunos factores educativos mal aprendidos -o enseñados cabría decir-.





¿Y si no puedo?


Es el momento de acudir a un profesional.

Existen distintas psicoterapias exitosas contra la fobia social, siendo un problema clínico relativamente sencillo de solucionar comparado con otros trastornos mentales mayores.

A veces la verdadera dificultad es el orgullo lo que nos impide reconocer que tenemos un grave problema y acudir a un profesional competente.





Aun las personas más capaces y hábiles socialmente
fracasan alguna vez.
No debo disgustarme tanto cuando fracaso yo



Es prácticamente imposible obtener respuestas sociales favorables siempre.

Las personas que tienen habilidad y desenvoltura sociales y seguridad en sí mismas no se aterrorizan cuando no reciben aprobación o aceptación.

¿Por qué? Las personas que consideran con objetividad su autoestima social no se fijan una norma según la cual un fracaso ocasional basta para suponer deficiencias e ineptitudes.

¡No seas demasiado duro con vos mismo! Es lógico que saques conclusiones acerca de tu éxito social basándote en un número reducido de experiencias interpersonales en ambientes sociales limitados, pero también eso es peligroso.

Sí en una habitación las probabilidades de éxito son escasas, no te quede en ella. Pasá a la habitación de al lado, donde vas a encontrar la oportunidad de aplicar tus habilidades.




FIN DEL POST



Bueno con éste post doy por terminada la temática de la TIMIDEZ, espero haber contribuído en algo a que dejes de lado ésta conducta que tanto nos hace/hizo mal.

¡¡ GRACIAS A TODOS !! y...

los espero en mi próximo post...




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