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A pesar de lo que se suele creer, el color femenino por excelencia ha estado históricamente vinculado a los hombres

No cabe duda: si es niño, todo azul; si es niña, todo rosa. Que el rosa es un color de chicas es algo sobre lo que hoy en día no se titubea, pero esto no siempre ha sido así.



Existen varias teorías que defienden que el azul era el color femenino por excelencia y que el rosa estaba reservado a los hombres.

A lo largo de la historia, los tonos azulados se han vinculado siempre a las mujeres. No es raro ver cuadros de la Virgen o dibujos de princesas en los que sus atuendos reflejen este color. En el armario masculino, sin embargo, las gamas predominantes eran las rojizas: Jesucristo, los reyes o los emperadores han sido tradicionalmente representados vistiendo ropajes rojos.



La capa de los emperadores romanos, por ejemplo, era de un rojo carmesí intenso, igual que las túnicas de los cardenales cristianos.

La moda va cambiando con el paso del tiempo. En el periodo rococó, la corte francesa –que era la que en aquella época dictaba la moda– desarrolló su gusto hacia los colores pastel porque en ellos se reflejaba el «sentimiento vital de la aristocracia», desvinculándolos de los sucios trabajos de las clases inferiores. El arte de este tiempo recogió la nueva tendencia menos brillante y más suave de los colores pastel, y gracias a él se puede seguir el recorrido histórico-cromático a través de las prendas de vestir.



No es casualidad que una de las amantes más famosas de Luis XV, Madame de Pompadour, se aficionara tanto a este nuevo estilo que le pusieron su nombre a un tono de rosa: el rosa Pompadour.

Los pintores impresionistas continuaron la moda de los tonos menos intensos comenzada en el siglo XVIII. Por el matiz visualmente menos violento de ese tipo de colores se creyó que eran ideales para los bebés: las niñas vestían de azul pastel y los niños de rojo pastel, es decir, de rosa.



Así, los hombres vistieron de rosa hasta que comenzaron los grandes conflictos bélicos. Con el trascurso de las guerras los soldados de la marina y del aire se cubren con uniformes azules, momento en el que el azul se convierte en el símbolo por excelencia de las virtudes atribuidas a la masculinidad: valor, heroismo y fuerza.

Otras teorías apuntan su flecha a un periodo histórico mucho más antiguo que el rococó. Según los seguidores de estos estudios, que el color rosa se atribuya a las mujeres es un hecho que proviene de la Grecia clásica. Afrodita, diosa del amor y la fertilidad, se representaba pintada de color rosa.



Los dioses del Olimpo –en el que sólo había hombres– eran representados en color azul, de donde provendría la moda actual que encasilla lo masculino dentro del azul y lo femenino dentro de lo rosa.

Curiosidades sobre el color rosa

La vie en rose. Cuando se piensa en el color rosa al cerebro sólo acuden buenos momentos y pensamientos bonitos: algodón de azúcar, ballet, glamour, gominolas. Quizá por eso casi todos los idiomas del mundo utilicen el rosa como sinónimo de optimismo.



 «Ver las cosas color de rosa» es una frase idónea cuando todos los deseos que se anhelan se van cumpliendo de acuerdo a los propios cánones, prácticamente el mismo significado que en francés tiene la expresión «la vie en rose». Los ingleses recurren al «think pink» cuando se quiere denotar esperanza y confianza en el futuro.

Prensa, novela y películas rosas. A pesar de la mala fama que tiene, en España se lee más prensa rosa o del corazón que información nacional. También la novela puede ir acompañada del adjetivo «rosa», y con ello se estará dando a entender que se habla de literatura erótica. El rosa es un color muy asociado a la industria del sexo, y en Japón incluso se llama «películas rosas» a las producciones porno.



El rosa no es un color de éxito. Ninguna victoria se asocia al color rosa porque no está considerado como un color de líderes. Únicamente en el Giro de Italia se premia al ganador con el maillot rosa, que adopta su tono de las páginas del periódico milanés que organiza la carrera –La Gazzetta dello Sport–.



«Si vis pacem, para rosa». El rosa está considerado como un color de paz. Cualquier elemento al que se vista de rosa se desnuda de violencia. Baste recordar el caso del mítico tanque rosa de la plaza Kinsky, en Praga, pintado por David Cerny. Según un estudio del American Institute for Biosocial and Medical Research de Tacoma, el rosa es un color ante el que nadie puede ponerse agresivo. En Lancashire (Inglaterra), llegaron a instalar fluorescentes rosas en las zonas más conflictivas de la ciudad para evitar reyertas.



Con el rosa a juicio. La Administración de Estados Unidos tuvo que regular los colores con los que se pintaban los vestuarios de los equipos de rugby. Los visitantes se quejaban de que siempre perdían cuando se instalaban en vestuarios pintados de rosa, a raíz de lo cual la norma exigió que el vestuario de los locales se tiñese siempre del mismo tono que el del otro equipo.