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hola!!!!!!! a ver que opinan de esta vieja pregunta historica!!! ¿QUIENES SON MEJORES, LAS CHICAS O LOS CHICOS?









Hombre VS Mujer; desde el inicio mismo de este artículo surge la pregunta: ¿Quién debe ir primero en la redacción? El debate acerca de quién es superior es probablemente una de las discusiones más candentes de la historia de la humanidad. Sin embargo, la búsqueda constante de quién es mejor es un rasgo predominantemente masculino y, probablemente, el reflejo del dominio social que tradicionalmente han mostrado los hombres sobre las mujeres.

Una de las características del ser humano que permite que estemos discutiendo esto es el desarrollo de nuestro cerebro, muy específicamente de nuestros lóbulos frontales, responsables de habilitarnos para el pensamiento abstracto y la planificación; es donde reside nuestra personalidad, creatividad y todas las llamadas “funciones ejecutivas”.


Lóbulo frontal del cerebro.

El desarrollo superior de nuestros lóbulos frontales, en comparación con otras especies animales, nos permite superar nuestros instintos, torcer la historia que genéticamente tenemos programada, inventar nuevos comportamientos, aun cuando estos no sean útiles para la supervivencia de la especie (ej. las guerras, huelgas de hambre, asesinatos motivados por otras razones distintas del hambre), algo que aquellos animales a los que nosotros de manera arrogante llamamos “inferiores”, jamás harían.

No hemos visto a un gato y una gata discutiendo quién es superior a quién, ni a un perro y una perra, ni a un león y una leona. Cada uno tiene programada genéticamente una serie de comportamientos que unidos funcionan de manera complementaria para un mismo fin: “hacer que la especie sobreviva y se reproduzca”. Estos animales carecen de un lóbulo frontal hiperdesarrollado, como en el caso de los seres humanos, que los salva de esas discusiones estériles y no los distrae de su función principal, trabajar de manera complementaria para unirse, reproducirse y transmitir sus aprendizajes a la nueva generación.

Nuestra forma de organización social difiere de lo que necesitamos para sobrevivir como especie humana, nos “comemos” unos a otros, intentamos constantemente demostrar que somos mejores que nuestros iguales, y eso incluye el intento constante de los hombres y las mujeres por demostrar supremacía.



¿Quién vive más años, el hombre o la mujer?

Es frecuente que la hembra viva más años que el macho, es decir, que biológicamente es más fuerte y más resistente a enfermedades. En los seres humanos, los bebés varones mueren con mayor frecuencia que las bebés hembras antes del primer año de vida, pero también las mujeres mueren más viejas que los hombres. Esto, en ningún caso, supone superioridad de uno sobre el otro, sino complementariedad de funciones hacia un mismo fin: la supervivencia de la especie.


Independientemente de dónde establezcamos el estudio, las mujeres viven de 4 a 10 años más que los hombres. Esta diferencia de la esperanza de vida, además, ha ido aumentando con el tiempo.

Uno de los factores que se han evaluado es el hecho de que el bebé del sexo masculino tenga más tamaño al nacer y que ello produzca más complicaciones en el parto.

Otro factor que se ha demostrado influye en la diferencia en los años de vida del hombre, es el comportamiento de los hombres. Esto quizá se explica por qué los varones tienden a comer mayores cantidades de carnes rojas ricas en grasas, tienden a beber más alcohol, en algunos casos son más promiscuos y consumen más drogas, se exponen a mayores cantidades de sustancias industriales tóxicas, corren mayores riesgos físicos en su puesto de trabajo, conducen más deprisa e imprudentemente, y desarrollan con mayor frecuencia personalidades competidoras generadoras de tensión. Todos estos comportamientos están de alguna forma asociados con una mayor incidencia de ataques cardiacos, cánceres de pulmón, cirrosis hepática, infecciones de transmisión sexual, accidentes de tránsito, accidentes laborales, homicidios o suicidios.

Hombre VS Mujer… ¿Quién es superior?

Para poder responder quién es superior a quién, primero habría que preguntarse: ¿superior en qué? Es probable que el macho de todas las especies animales, sobre todo en los mamíferos (dentro de los cuales se encuentra el ser humano), sea superior a la hembra de su misma especie en la habilidad del cálculo viso-espacial (sistema de procesamiento numérico), así como en la visión a grandes distancias y con poca luz, lo que le permite al macho ser más preciso en las tareas referentes a la caza y para defenderse de agresiones de otros depredadores de noche, cuando muchas de la presas duermen. Además, esto le permite orientarse mejor para regresar a la cueva o madriguera con el alimento que ha cazado, sin importar las distancias que haya recorrido lejos de la misma. Es decir, esta superioridad tiene un valor adaptativo para la supervivencia de la especie. En cambio, la hembra, en la mayor parte de las especies, es superior en el ángulo visual, lo que le permite ser más eficiente en el cuidado de las crías a su alrededor y defenderlas de cualquier agresor, además es superior en la capacidad de distinguir colores y olores, lo cual también tiene un valor adaptativo, porque el permite discriminar alimentos adecuados para ella y sus crías. Estas son conductas adaptativas a favor de la especie.



Ambos sexos son infinitamente distintos en múltiples ángulos de su existencia. Obviamente, existen muchas diferencias en el cuerpo de hombres y mujeres que podemos verificar a simple vista. Esto es una característica que se repite en muchas especies animales, donde por lo general el macho es más grande y más musculoso; mientras que la hembra es más pequeña y con menos masa muscular. Estas diferencias, al igual que todas las que podamos discutir en este artículo, están ahí para un uso determinado, para una función especial en la convivencia mutua, y están determinadas por el estilo de vida de nuestros ancestros. En la mayoría de las especies animales el macho se especializa en labores que requieren mayor fuerza física, tales como la caza, la persecución de presas, etc., para lo cual resulta útil y funcional tener mayor desarrollo muscular. Por su parte, la hembra posee las cualidades físicas más adecuadas para el amamantamiento de las crías, cuidado de las mismas y protección de la cueva o madriguera. El hombre se dedicaba a cazar y traer comida a su familia, desarrollando una gran orientación para localizar a sus presas y traerlas a casa mediante mapas. Se sentía valorado por su trabajo y no necesitaba valorar las relaciones con los demás. Él era el buscador de comida.

La mujer aseguraba la evolución de la especie cuidando a los bebés, controlando los alrededores de la cueva, desarrollando una gran orientación en las distancias cortas mediante los puntos de referencia. Con este fin, desarrolló también la percepción de los pequeños cambios en la conducta de los niños y adultos. Lo que llamamos el sexto sentido de las mujeres. Ella era la defensora del hogar.

Es comprensible que muchas mujeres no se sientan cómodas manejando de noche, ya que su visión nocturna es menor que las de los hombres. De igual modo, es poco probable que un hombre pueda diferenciar entre varios tipos de rojos o verdes, para hacer una buena combinación entre colores (nunca entenderá que esa cartera no combina con ese vestido y esos zapatos, así que no le pregunte). Si en lugar de interpretar esto como debilidades de uno o de otro, nos diéramos cuenta de que nuestras habilidades son diferentes, podríamos utilizarlas a nuestro favor, como parejas, en lugar de establecer una guerra de los sexos, es absurdo, es contra la supervivencia de la especie.


Es probable que algunas de las siguientes situaciones puedan estar detrás de las explicaciones para algunas situaciones de la vida cotidiana, como por ejemplo el hecho de que las mujeres pueden ver algo o alguien a su lado sin necesidad de tener que voltear su rostro, tal como lo haría normalmente la mayoría de los hombres. Así mismo, la mayor capacidad viso-espacial de la mayoría de los hombres sobre las mujeres, les permite a ellos realizar de manera más eficaz acciones tales como buscar direcciones en la calle o estimar el espacio necesario para parquear el vehículo en un espacio reducido. La habilidad de hacer cosas simultáneas en la mayoría de las mujeres (a diferencia de los hombres), les permite maquillarse, manejar y hablar por el celular al mismo tiempo, mientras que la mayoría de los hombres no pueden sostener la atención en el programa de TV mientras alguien les habla al mismo tiempo. Por lo general, el hombre busca tener encuentros sexuales con mayor frecuencia que la mujer, posiblemente porque el organismo de este está diseñado para poder fertilizar a una mujer en cualquier momento, mientras que el organismo de la mujer tiene un periodo de fertilidad especifico una vez por mes.

Conclusión

Históricamente, la fuerza muscular ha sido interpretada por el hombre como un arma de dominación sobre otros hombres y sobre las mujeres. Este comportamiento también se observa en muchos otros animales, pero solo cuando se trata de defender el territorio o luchar por la supremacía de la manada. Sin embargo, por lo general, en estos casos la lucha no pasa más allá de demostraciones de fuerza en el que alguno de los que disputan el poder reconoce su menor fortaleza y cede. No existe la violencia intrafamiliar, ni las agresiones relacionadas con los sentimientos de inferioridad del agresor. Estas son conductas de destrucción de la propia especie, no son conductas adaptativas, sin embargo son muy frecuentes entre nosotros, los seres “supuestamente” superiores.



Los animales llamados inferiores no manipulan afectivamente, no agreden por placer, no matan por dinero, ni por envidia, no usan la violencia sino es para defender el territorio o buscar comida, y en muy pocos casos se llega a matar a otro de su misma especie. Entonces cabría preguntarnos si somos realmente superiores a estos animales.

Es necesario que abandonemos preguntas como: ¿Quién es superior a quién? No existe tal supremacía, sino complementariedad. Nos necesitamos unos a otros. Las habilidades de los hombres son complementadas por las habilidades de las mujeres y viceversa. Es poco probable que una sociedad pueda sobrevivir si solamente hay hombres o solo mujeres (aun cuando existiera la posibilidad de reproducirse asexualmente u homosexualmente), ya que las habilidades que uno y otro aportan son necesarias para la convivencia. Si dos partes complementarias se enfrentan, son un arma de su propia destrucción, pero si se disponen a trabajar de manera realmente complementaria, son un refugio indestructible, lo cual es un signo de inteligencia, supremacía y capacidad estratégica.



Querer responder quién es superior a quien es una muestra de estupidez, inferioridad y torpeza táctica. Obviamente, no podemos cambiar todo de un plumazo, y debido a que éste artículo lo ha escrito un hombre, de seguro alguna mujer lo estará descalificando al leerlo. Es nuestra realidad, y para poder mejorarla, no tenemos que hacer muchos esfuerzos por hacer cosas, sino hacer esfuerzos por dejar de hacer cosas, para que nuestras tendencias e instintos nos permitan retomar la senda de la adaptación a nuestro medio y la supervivencia de nuestra propia especie, sin querer ser la especie superior en la naturaleza, sino una especie que debe convivir con las demás, sin destruirnos, sin destruir nuestro entorno, nuestro hábitat, sin buscar supremacías.


No somos iguales, somos muy diferentes, pero eso no significa que unos sean superiores sobre otros. Ojalá cese la lucha por la igualdad entre los sexos y comience la celebración por la complementariedad entre los géneros.