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La reunión llevada a cabo este sábado en la quinta de Olivos entre el Presidente de la Nación Mauricio Macri y el ministro de Defensa Julio Martínez fue por demás cordial y tuvo dos propósitos fundamentales: por un lado, poner en conocimiento del Comandante en Jefe de las FFAA el cuadro de situación de las mismas, no sólo para el informe sobre "la herencia" que el Presidente prepara para el discurso de apertura del año legislativo, sino además para encarar un ambicioso y profundo plan de reforma de las instituciones armadas.



Por otra parte, el ministro Martínez planteó al mandatario algunas inquietudes relacionadas con las dificultades que está encontrando a la hora de designar a funcionarios de su confianza en las segundas líneas de la gestión ministerial. Muchos directores provenientes del riñón radical ven demoradas la aprobación por parte de la Jefatura de Gabinete y del Ministerio de Modernización. Pero aquellos cargos cubiertos desde el PRO tienen la vía administrativa mucho más expedita; todo indica que Martínez se retiró de la reunión con una promesa firme de solucionar el tema.

Informe lapidario

Quienes lo conocen bien, aseguran que el Ministro de Defensa es un hombre calmo, de trato afable y con la típica serenidad que caracteriza a sus coprovincianos. No obstante es absolutamente perspicaz y durante estos dos meses ha tragado grandes dosis de saliva para no explotar ante algunas realidades que le fueron expuestas; muchas de ellas de boca de los propios ex jefes de estado mayor de las FFAA, intentando disimular lo indisimulable.

La situación operativa de la milicia es desastroza, el presupuesto se agota prácticamente en atender a la masa salarial activa y pasiva; la situación del ejército es mala, la de la armada es pésima y la de la fuerza aérea es desesperante.

Pareció parafrasear a Infobae en algún pasaje de su exposición cuando expresó que la marina tenía más almirantes que barcos; y cuando se refirió a la absurda cantidad de 57 generales que tenía el ejército, muchos más que en la época más dura de la última dictadura militar.

Los medios operacionales en su mayoría no funcionan; buques que se amontonan en los muelles y aviones que no tienen aptitud para volar. La Armada Argentina interceptó por última vez a un pesquero ilegal en 2007; hace pocos días la corbeta Guerrico efectuó un patrullado marítimo de solo un día y medio por falta de presupuesto, a pesar que al menos en teoría los fondos para esta tarea deberían provenir de la subsecretaría de agricultura ganadería y pesca. No obstante la nave fue desafectada del patrullado y enviada a un acto protocolar en el rio Paraná, sin que hubieran mediado órdenes precisas al respecto.

Dentro del capítulo naval, todo parece indicar que el Presidente ya decidió que el tradicional Viaje de Instrucción de la Fragata Libertad se limite a puertos latinoamericanos, evitando estratégicamente Cuba y Venezuela. La Armada se había ilusionado con un gran viaje como en épocas pasadas, pero primó lo expresado en un informe reservado que peritos en cuestiones navales acercaron a asesores del ministerio de defensa.

La influencia del general Milani sobre la ex presidente Cristina Kirchner derramó algo de prosperidad sobre el Ejército y en los últimos años no sólo se invirtió en equipamiento para inteligencia, sino que además se hicieron algunas mejoras de cierta importancia en el material rodante y edilicio.

Donde realmente la situación no da para más es en la Fuerza Aérea; no solo el material es en un 80% inservible, sino que además los pilotos al no volar pierden su capacidad técnica para hacerlo con lo que su carrera como pilotos queda trunca y cambian de escalafón para ya nunca regresar al comando de un avión

La motivación del personal militar no estuvo ajena al temario abordado; todo aquel que obteniendo una capacitación o aptitud dentro de la fuerza, ve una posibilidad de ponerla en práctica en la vida civil lo hace sin dudar. Durante los últimos años se ha incrementado notablemente la cantidad de personal militar que pasa a engrosar las filas de la aviación civil y de la marina mercante. Un dato que el ministerio tiene bien en cuenta.

La directiva es clara: las Fuerzas Armadas no pueden seguir teniendo estructuras burocráticas, medios e instalaciones fijas que no guarden relación con un modelo fácticamente operable.

Tal como anticipo Infobae hace algunos días, entran en la mira la gran cantidad de propiedades que las FFAA poseen para vivienda o divertimento de su personal superior, casas, quintas, departamentos, flotas de vehículos en algunos casos excesivas, custodias y personal de servicio, que en muchos casos supera a los que tienen a su disposición el propio comandante en jefe.

Asimismo, se ha trabajar firmemente en un replanteo de la distribución geográfica de unidades y de las propias jefaturas de las FFAA: miles de oficiales, suboficiales y soldados se agolpan en la zona de retiro y en la propia sede del ministerio, siendo que sería más lógico que estuvieran desplegados en las zonas donde de acuerdo a la fuerza, sea necesaria su presencia.

Afectos los militares a "atesorar cosas viejas", le será requerido a cada estado mayor un detallado parte de situación sobre el material obsoleto o irrecuperable, para su inmediata desafectación, con el consecuente ahorro de recursos materiales y humanos para su inútil mantenimiento

Infobae pudo saber que al menos para el caso de una Fuerza Armada, una ONG relacionada estrechamente con la misma trabaja en la preparación de un informe sobre caminos posibles para el achicamiento, modernización y supresión de tareas que pueden realizar otras instituciones del Estado.

Se tenderá asimismo a evitar la superposición de tareas entre FFAA y FFSS en aquellos lugares donde se detecten las mismas; así por ejemplo mientras la tradicional puja entre el Ejército y la Gendarmería Nacional en algunos puntos geográficos próximos a las fronteras ya casi es inexistente, la situación entre la armada y la prefectura naval es por demás tensa; actividad antártica; control de la pesca; control de algunos aspectos de la marina mercante y salvamento marítimo y hasta participación en organismos internacionales, generan algo más que rispideces; muchos millones de pesos y miles de horas hombre , se dilapidan cada año en controles cruzados y superpuestos. La orden es terminante, la división de tareas debe ser clara y la milicia no debe interferir con tareas civiles las que serán transferidas a la brevedad, tal por caso las escuelas de formación del personal de la marina mercante y las tareas nacionales e internacionales que se relacionan con esa actividad.

Uno de los principales asesores del ministro al ser consultado concluyó: "De la forma en que se están conduciendo, van hacía una inexorable desaparición cuando definitivamente nada de lo que hoy tienen funcione". En 60 días se comenzará a transitar otro camino.