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HISTORIA DEL DISCO DE VINILO


En 1881 Thomas Edison (1847-1931) creó un aparato capaz de transformar la energía acústica en mecánica: el fonógrafo.Los sonidos se grababan en un cilindro de cera; para escucharlos, una aguja, unida a un audífono de considerable diámetro,debía recorrer los surcos para poder recoger las ínfimas vibraciones allí escritas. El sonido era malo y cada grabación podía tocarse sólo una vez.



A los 25 años, el joven Berliner (1851-1921) inventó un micrófono de carbón para el teléfono e inmediatamente vendió los derechos a la Compañía Telefónica Bell, que así pudo comercializar masivamente el artefacto. Con los 50,000 dólares que recibió, empezó a trabajar en un método de grabación que superara a los cilindros de Edison y Bell. En 1887, Emile Berliner, inventó un sistema de grabación que podía ser usado una y otra vez, además de que podían hacerse muchas copias de la grabación original, a bajo costo. Cambió el cilindro por un disco plano, primero de vidrio, luego de zinc y más tarde de plástico. Los sonidos eran grabados en ranuras onduladas y "leídos" por una aguja, que transmitía el patrón de vibraciones a un diafragma, el cual reproducía entonces los sonidos originales. Berliner patentó su invento, el gramófono.



Otro inventor, Elridge Johnson, patentó un motor de resorte para el gramófono, el cual hacía que girara a una velocidad fija, con lo que se acababa la necesidad de darle vuelta a una manivela.
Berliner fundó su propia compañía para producir masivamente sus discos sonoros, así como el gramófono para tocarlos, estableciendo sucursales en Gran Bretaña y Alemania, con el objetivo de cubrir también el mercado europeo. Para promover sus ventas, se le ocurrió convencer a varios artistas populares para que grabaran su música usando su sistema. Uno de los primeros en firmar contrato con la compañía de Berliner fue el italiano Enrico Caruso.
Thomas edison inventor fonografoEmile Berliner Gramafono
Las grabaciones se realizaban en el estudio de la compañía en Camden, Nueva Jersey. Enrico Caruso cantaba hacia el interior de una bocina conectada a la máquina grabadora. El operador era el señor Child, quien trabajaba en la máquina detrás de una mampara y le hacía señales a través de una pequeña ventana. Nadie estaba autorizado a pasar detrás de la mampara, ya que ahí estaban los secretos de la compañía de Berliner.
Los músicos que acompañaban a Enrico se sentaban en bancos de diferentes alturas, al fondo de la habitación. Sus posiciones relativas permitían controlar el volumen del sonido, ya que no existían amplificadores en esos días.
El cantante empezaba por cantar con la orquesta. Al terminar, les decía a los músicos qué cambios quería y cantaba de nuevo. Cuando estaba listo, le hacía una señal al operador y volvía a interpretar la canción, que se grababa en un disco de cera. Caruso y Child escuchaban la grabación una sola vez, porque el disco de cera se iba destruyendo al tocarlo y la discutían. Si les parecía que no había quedado bien, volvían a grabarla, cuantas veces fuera necesario.

En ocasiones un violín sonaba demasiado fuerte, por lo que el violinsta movía su banco un poco más para atrás. Si a Enrico no le gustaba cierto tono de su voz, insistía en hacer otra grabación. Por fin, después de dos horas, podía lograrse un disco satisfactorio.
Ese disco de cera era usado para hacer el disco maestro de cobre, del que se imprimían posteriormente las copias en discos de pasta negros.
Enrico Caruso se convirtió en el cantante más famoso y mejor pagado de su época. Es indiscutible que se vio claramente beneficiado por ser el primero en grabar discos y, por lo tanto, en tener la oportunidad de entrar a las casas de la gente, gracias al gramófono.
El gramófono de Berliner y su método para duplicar discos fueron eventualmente adquiridos por la Compañía Victor Talking Machine, que después se convirtió en la RCA.



Por eso a Nipper, el perro que aparece en dicho cuadro escuchando un gramófono, se le conoce como "el perro de la RCA". Pocos saben que nació en Bristol, Inglaterra. Al morir su amo, se convirtió en la mascota de los hermanos Mark y Francis Barraud.
Enrico Caruso
Gracias a las válvulas electrónicas, inventadas en 1925, fue posible amplificar el sonido antes y después de grabar disco.
Basándose en una idea lanzada en 1888 por el estadounidense O. Smith, el danés Valdemar Poulsen (1869-1942) patentó en 1900 el telegráfono, que grababa los sonidos en un hilo de metal que se desplazaba entre polos de un electroimán.



Nacía así la grabación magnética. El alemán Pfeumer hizo más práctico el procedimiento al inventar en 1928 la primera banda magnética con base de papel, a la que sucedería una banda de plástico recubierta por una capa ferromagnética. A pesar de estos progresos, hasta la Segunda Guerra Mundial no se perfeccionaron los procedimientos mecánico y magnético, gracias a los discos de vinilo de los 16, 33 y 45 revoluciones por minuto
(1948, disco de microsurcos de larga duración; 1958, disco estereofónico).
Para la grabación se emplea un disco de aluminio recubierto de acetato y buril (rubí tallado) que se desplaza según las vibraciones sonoras.
A partir de 1940 aparecen los primeros DJ’s como animadores de las tropas norteamericanas en objetivos transoceánicos. Durante la Segunda Guerra Mundial ,personas armadas con tocadiscos,un puñado de discos y un amplificador básico amenizaban a las tropas en su tiempo de descanso, con músicas de Glenn Miller ,The Andrews Sisters o Benny Goodman .
El 21 de junio de 1948, un equipo de la CBS, bajo el mando del ingeniero Peter Golmark, presentó en el Hotel Waldford Astoria de Nueva York el disco de larga duración fabricado en una resina de polivinilo. Este nuevo sistema acabaría por imponerse sobre sus antecesores, el gramófono y el fonógrafo.El disco de vinilo apareció como un formato de larga duración en plena era de dominio del gramófonos sobre el fonógrafo.



El disco de vinilo se impuso con rapidez por sus muchas ventajas:
Se aumentó la duración de la grabación desde los 4 o 5 minutos del fonógrafo y el gramófono hasta 45 minutos.
El vinilo era un sistema estereofónico, mientras que los sistemas de grabación y reproducción utilizados hasta entonces eran monoaurales (toma de sonido por un solo canal).
Los discos de vinilo daban mucha mayor calidad de sonido.
Se eliminaban los molestos ruidos del arrastre de la aguja sobre el disco de pizarra del gramófono o sobre los cilindros de cera del fonógrafo.
Aproximadamente hacia 1985 el disco de vinilo fue desplazado por el CD, de menor tamaño y mayor durabilidad aunque, a costa de perder calidad sonora.La Crisis del vinilo comenzaba,todas las discográficas comenzaron a editar todo en cd y dejar de lado al vinilo,se pensaba que era el fín del vinilo,pero compañias independientes seguian editando en vinilo principalmente para disck jockeys,que se resistian al cambio al cd debido a que no conseguia la misma calidez de sonido y sobre todo al no poder tocarlo y poder realizar el famoso scratch que realizan.
A pesar que el CD se ha impuesto sobre el disco de vinilo, éste se sigue editando en pequeñas cantidades y utilizada tanto por los Disc jockeys como por los audiófilos (personas que son fanáticas del sonido y poseen equipos de muy alta calidad).
A día de hoy se puede decir que el vinilo esta volviendo,la gente esta volviendo a sacar de sus trasteros los tocadiscos y saborear el placer de las grandes caratulas. EL vinilo vuelve, después de muchos años que la gente pensaba que este formato había desaparecido vuelve con más fuerza que nunca, los fabricantes de vinilos están relanzando sus catálogos con prensados de alta calidad: 180 grs y 200grs. Las ventas de Tocadiscos han crecido,y el mercado dispone de nuevas marcas dispuestas a revolucionar el mercado,como por ejemplo la gran novedad nipona.EL LECTOR LASER DE VINILOS,este nuevo aparato ofrece prestaciones semejantes a los de los modernos reproductores de CD, como el tiempo transcurrido y el que falta y un magnifico sonido digital. Todo ello con la garantía de no estropear el disco por una aguja en mal estado, vibraciones o golpes.
Lector laser viniloTransrotor




El vinilo es un material plástico y sólido, que se presenta en su forma original como un polvo de color blanco. Se fabrica mediante la polimerización del cloruro de vinilo, que, a su vez, es obtenido de la sal común y del petróleo.

La grabación del vinilo se inicia con el master ya creado, el corte del cobre es el primer paso para la producción del disco micro surco. Después de haber colocado el cobre en el torno, la señal sonora que proviene de nuestro mastering se convierte en movimientos que realiza la aguja o estilete grabador encima de la placa, creando así el microsurco. Una vez efectuado el corte se procede a verificar la calidad del surco y ya terminada la fase de mastering, la placa de cobre se convierte mediante un proceso de galvanizado en un estampador. La pasta de vinilo es prensada con la placa de cobre que se a creado como estampador, ya etiquetada con su galleta impresa le sigue la fase de pulido y finalizando con el proceso de enfundado. Así se graba el vinilo, ya lo tenemos listo para su utilización y comercialización. Pero el vinilo es también algo más. Se trata del material del que han sido hechos muchos sueños desde casi la era del fonógrafo. El ruido de fondo siempre era una especie de huevo frito, un crujido dando vueltas y vueltas en el tocadiscos a 45 ó 33 revoluciones por minuto. ¿Pero no había muerto el vinilo?





Si atendemos a la situación actual del mercado, entendido como las listas de ventas, da la impresión de que el vinilo hubiese desaparecido de la faz de la tierra para quedar relegado a las catacumbas que habitan los puristas del sonido analógico, que deambulan por tiendas especializadas de vinilos. Pero no ha desaparecido, sino que, encima, vive una segunda juventud, una especie de revival alimentado tanto por películas, como por la subterránea labor de sellos discográficos que aún editan sus vinilos en un mercado para DJ's que prefieren el vinilo al CD.




En un Time Out se publicaba un artículo sobre el renacimiento del vinilo y del mercado de singles y long plays. En él se incluía la llamada teoría Neil Young. El ilustre autor norteamericano piensa que, como el CD tiene un formato digital no es música como tal, sino sonido dispuesto en forma de códigos binarios, podemos advertir absolutamente todos los detalles de una canción la primera vez que la escuchamos. Y, como nada se esconde a la sensibilidad del oído, el cerebro no se siente impulsado a poner el CD por segunda vez. «En realidad, no estás escuchando música -añadía-, sino códigos y dígitos, tonos y frecuencias que recrean el sonido de la música». El vinilo, por el contrario, siempre depara sorpresas, puede que Neil Young sea un paranoico y esté un poco loco, pero eso no le quita parte de razón. Han pasado ya muchos años desde que la industria las grandes multinacionales como Sony no sólo publican discos, sino que crean y desarrollan equipos de alta fidelidad, lectores de CD, presentó al gran público la superioridad del compact respecto al vinilo en lo que se refiere a la calidad del sonido, nitidez o limpieza. Además -sonreían-, un compacto nunca se raya. Si obviamos lo ridículo de esta última afirmación (un CD rayado es muchísimo peor que un long play rebelde a la aguja), hay una forma de probar esto: ponemos un vinilo de 180 gramos, los más duros y resistentes, y un CD del mismo título. En una primera escucha, tenemos la impresión de que el CD suena mejor, tal es su brillantez y claridad; poco a poco, en segundas y terceras audiciones, las preferencias se igualan, pero, al final de la sesión, un vinilo produce una menor sensación de cansancio o saturación. El sonido orgánico de un acetato es más natural.

El vinilo es algo tan bonito, tan visual, que no se puede comparar estéticamente al CD. Las portadas de los discos en formato grande son mucho más atractivas e impactantes y, bueno los 'singles' de vinilo son el objeto más pop que nunca se haya inventado. Es un formato perfecto para la música y el tamaño ideal para el diseño. Y si tienes un buen plato (tocadiscos) y un buen equipo en casa, suenan de maravilla. Creo que el sonido es mejor, más cálido y dulce. Muchos serán quienes se pregunten cómo puede resultar mejor el sonido de un giradiscos que el de un reproductor de CD. Pero la razón es bastante simple, dado que lo más importante reside en la naturaleza del sonido, y sólo después, en la calidad del soporte. El sonido de un disco de vinilo es analógico desde la fuente hasta la salida; no experimenta cambios de onda decisivos en un buen equipo. La información sonora de un compact es, en cambio, digital. Al salir, se debe convertir nuevamente en analógica y, para ello, ha de reducir las curvas originarias de sonido a 0 y 1, con lo que se pierden matices. Quizás sea esa la razón por la que, el pasado año, Sony/Philips lanzó la idea del reproductor de CD Super Audio, con el reclamo de que el sonido poseería «la misma calidez del vinilo».





¿Para qué, entonces, crear el compacto? ¿Tendrá algo que ver con el capitalismo y la sociedad de consumo? Los vinilos ocupan demasiado espacio en la tienda de un centro comercial y, además, ofrecen una sensación de exclusividad que la industria no desea. El mercado potencial ha de ser lo más amplio posible y debe incluir a las personas a quienes la música no les interesa, pero la consumen como cualquier otro producto. La música electrónica ha sido fundamental, si la industria deja de fabricar platos, se muere el vinilo, pero si hay DJ's que pinchan vinilo, el asunto resulta interesante y se siguen vendiendo platos. En el futuro, es posible que el LP sea un capricho para 'fans', coleccionistas y amantes de la música, aunque pienso que seguirá vendiéndose e, incluso, crecerá un poco. Ahora existe un lector digital que lee vinilos, y eso es básico para que éstos sirvan de algo. Es como si te compras un cartucho antiguo de ocho pistas: ¿dónde lo pones, si apenas quedan reproductores?. Si comprar un clásico long play requiere cierto conocimiento e implicaciones musicales, el CD es puro populismo. En este sentido, un compacto es más un objeto que una obra de arte. No hay más que entrar en una tienda en la que aún conserven cierta sensibilidad y comparar la versión en vinilo con su correspondiente CD para darse cuenta de la diferencia: éste semeja una fotocopia cutre del primero y las reediciones parecen copias piratas. Quizás porque el CD no sea real, sino virtual, o porque ahora, con la tecnología del regrabado en los ordenadores, los soportes vírgenes y los escáners digitales, cualquiera puede hacerse uno en casa. Insisto: la comodidad y posibilidad de uso del compact disc no significa que sea el formato de mayor calidad.

No hace mucho un físico de profesión, era capaz de identificar la obra grabada en un disco de vinilo mediante la mera inspección visual de sus surcos. El buen señor aseguraba que, con sólo mirar un disco de música sinfónica de cualquier época posterior a Mozart, podía identificar el compositor y, algunas veces, hasta los intérpretes. El caso fue tomado muy en serio por el Comité para la Investigación Científica de las Afirmaciones Paranormales, que, tras someterle a rigurosas pruebas, admitió que decía la verdad. El físico identificó correctamente dos versiones distintas de La Consagración de la Primavera de Stravinsky, así como el Bolero de Ravel, Los Planetas de Holst y la Sexta Sinfonía de Beethoven. Por muy asombrosa que nos parezca esta habilidad, la cuestión no viola ningún principio importante de la realidad física, ya que la información estaba presente en los surcos y lo sorprendente era sólo la manera de extraerla de ellos.