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El reciente descubrimiento de que Sirio es, un sistema estelar triple, está levantando todo tipo de controversias y de preguntas. Y es que, lo que nuestra astronomía acaba de reconocer, era ya sabido por pueblos antiguos como los egipcios o la tribu de los dogones en Malí.


Dos investigadores franceses, D. Benest y J.L.Duvent, hacían público no hace mucho el resultado de sus últimas investigaciones en torno a una estrella, a una de las más brillantes del firmamento y que se encuentra a una distancia de 8,7 años luz de la Tierra. Según sus conclusiones Sirio es, un sistema estelar formado por tres estrellas y no por dos, como desde mediados del siglo pasado aseguraba nuestra astronomía; y llegaron a esa conclusión al estudiar con detenimiento las variaciones en la órbita del sistema de Sirio desde 1862 hasta nuestros días, lo que les llevó a pensar que había un tercer cuerpo estelar que estaba influyendo en su recorrido. Benest y Duvent dedujeron, además, que la nueva Sirio C es una enana roja, una clase de estrella que es quinientas veces menos masiva que el Sol y muy poco brillante, para cuyo descubrimiento óptico, que todavía no se ha confirmado, será necesario utilizar los más potentes telescopios en un futuro inmediato.



Pero lo realmente curioso de la noticia es que la conclusión a la que han llegado estos dos investigadores franceses recientemente, era ya más que conocida por algunos de los pueblos más antiguos de África, como los egipcios y los dogones desde hace bastantes siglos, porque como dicen sus leyendas, un día descendieron unos "dioses instructores" que venían de allí y se lo contaron.
Los Dogon son un pueblo que se localiza en la República de Malí (África Occidental). Sobre este pueblo cae un enigma realmente asombroso. En Mali, país africano situado en la frontera del Sahara con las sabanas de Africa Occidental, y a unos 1.500 kilómetros del Atlántico, se encuentran los llamados acantilados de Bandiagara en las montañas Hambori de Mali. Pegadas a las paredes del acantilado y construidas alrededor de cuevas, podréis ver unas construcciones de barro con techo de paja, algunas a 200 metros del suelo. A esas sólo se puede llegar trepando por estrechos escalones tallados en las grietas de las paredes. En ellas viven los dogones, un pueblo muy distinto de otros pueblos africanos, y sus moradas son lugares prohibidos para los extranjeros. Según una tradición oral, llegaron a Mali hace unos 700 - 800 años y construyeron las casas en los acantilados para protegerse de los ataques de las tribus que ya habitaban la región. Veneran desde tiempos inmemoriales a la estrella Sirio, de la que parecen conocer hasta en sus detalles más íntimos.

En 1931 el antropólogo francés Marcel Griaule visitó por primera vez a esta tribu, descubriendo que en sus tradiciones más sagradas y secretas se hablaba de una estrella compañera de Sirio, a la que llamaban Po Tolo, y de la que sabían que tarda cincuenta años en completar una órbita en torno a ésta y que, además, es extraordinariamente densa, lo que es rigurosamente cierto. Por si esto fuera poco, los dogones sabían de la existencia una tercera estrella a la que llaman “Emme Ya” (y que corresponde a la recién descubierta Sirio C), de la que dicen es “cuatro veces más ligera que “Po Tolo” aunque que tarda el mismo tiempo que ésta en completar su órbita alrededor de Sirio A.



Los Dogon son poseedores de una mitología tan rica como compleja. Sus leyendas contienen conocimientos astronómicos que de ninguna forma pudieron haber obtenido por sí mismos. Esto le plantea a la ciencia un enigma que es difícil de explicar, y que escapa por completo a las soluciones convencionales. ¿Son los dogones descendientes de seres llegados del espacio? ¿O son los restos que quedan de una civilización mucho más avanzada que la nuestra?

Porque sí que es un pueblo especial, entre otras cosas, viven en total armonía social y en sus aldeas no hay crímenes, ni suicidios, ni robos. Para ellos, la vida tiene carácter sagrado, de modo que cualquier conflicto se soluciona en forma pacífica. Viven en aldeas pequeñas de no más de 500 miembros cada una, este pueblo llega a contar con unos 25.000 miembros, gran parte de los cuales vive en las casas de los acantilados.

Aunque conocen la escritura moderna y están en condiciones de registrar su historia y su cultura en el papel, el hermetismo característico de este pueblo hace que prefieran transmitir sus tradiciones en forma oral. Es verdad que solo unos pocos conocen su pasado histórico, pero los antepasados dejaron en las paredes de las cavernas de Bandiagara, pinturas y pictogramas que sólo hace poco han podido ser descifrados, puesto que están bajo la custodia del Hogon, alto sacerdote guardián de la sabiduría.



Sus pinturas fueron estudiadas por expertos de la Universidad de Harvard que en sus informes acerca de las pinturas, la sorpresa fue grande al constatarse que no se trataba de postulados filosóficos como se pensaba, sino de un arsenal de conocimientos científicos referentes al funcionamiento del cuerpo humano y al sistema solar.

Algunos de estos conocimientos son anteriores al mismo descubrimiento hecho por los occidentales. En las cavernas se encuentra descrita la circulación de la sangre en el cuerpo, que William Harvey descubrió en el siglo XVII, en tanto que las pinturas, según pruebas que se han hecho, datan de los siglos XV o XVI.

La sabiduría de este pueblo contiene datos precisos y detallados sobre el sistema solar, que en muchos casos solo han entrado a formar parte del acervo de la astronomía moderna muy recientemente: describen a la Luna como “seca y estéril”, saben que el planeta Júpiter (al que llaman “Dana Tolo”) tiene cuatro grandes satélites, conocen los anillos de Saturno, y que los planetas describen órbitas elípticas alrededor del Sol. Esta noción de que los cuerpos celestes siguen órbitas elípticas alrededor de un astro principal que se ubica en uno de los focos sólo fue aceptada por la astronomía occidental a partir de Kepler, en el siglo XVII. También, describen a la Vía Láctea como una galaxia espiral formada por millones de estrellas. ¿Acaso tuvieron telescopios antes que Galileo?



A parte de todo esto, incluso se refieren a la naturaleza del Sol. Ellos dicen que nuestro Sol y la estrella Sirio esa estrella de primera magnitud, la más brillante del hemisferio Sur, en realidad son dos soles hermanos que se desgajaron uno del otro y se formaron dos sistemas estelares diferentes pero que tienen un mismo origen, hay que decir que la estrella Sirio está a 8'7 años luz del Sistema Solar, una de las cinco estrellas más cercanas al sistema solar.

Y su historia y tradiciones no dejarían de pasar desapercibidas al resto del mundo si en el año 1.951 los antropólogos franceses Marcel Griaule y Germaine Dieterlen no hubiesen publicado un trabajo titulado “Un sistema sudanés de Sirio”, en el cual hacían un estudio sobre cuatro núcleos tribales sudaneses para averiguar el alcance de sus conocimientos ancestrales acerca del sistema estelar de Sirio.



Existía pues, la circunstancia de que los dogones conocían Sirio B, siendo conscientes además de que era invisible, que no se veía con el ojo humano. Los dibujos representativos que hacen de la órbita de Sirio B, alrededor de Sirio A, son exactamente idénticos a los del moderno diagrama astronómico. También aseguran que Sirio B, es una estrella muy pequeña. La llaman “Po Tolo”. Continúan con la afirmación de que a pesar de ser muy pequeña, es muy pesada, la más pesada que existe, constituida en un material más brillante que el hierro al que denominan “Sagala”. La astronomía oficial sabe que Sirio B es una “enana blanca”, una estrella muy pequeña y muy pesada.

De acuerdo a su mitología, los dogones dicen que aparte de “Po Tolo”, la compañera de Sirio, existe otra estrella que es 4 veces mayor que “Po Tolo” pero sin embargo mucho más ligera en peso y que tiene una órbita más exterior, y los dogones denominan “Emme Ya” (por primera vez, en el año 1.862, el astrónomo americano Alvan Clark logró ver en la estrella de Sirio, que no era sólo una, sino dos estrellas. Posteriormente, en una época mucho más reciente, se detectó la existencia de una tercera estrella que completaba el sistema de Sirio, Sirio C, la “Emme Ya” de los dogones).

Dicen los Dogones que “Emme Ya” es la segunda acompañante de Sirio y tiene a su vez un pequeño satélite que gira a su alrededor y que ellos la denominan “Nyan Tolo”, la “estrella de las mujeres”. Hablan de esto y además no solamente de estás compañeras invisibles de Sirio sino que incluso dibujan las trayectorias de sus órbitas (se ha descubierto que la trayectoria que los dogones dibujan es exactamente la misma que han descubierto los astrónomos).

Los dogones aseguran que todos sus conocimientos proceden de unos seres que llegaron a la Tierra procedentes de “Nyan Tolo”, satélite de “Emme Ya”, del sistema de Sirio, aproximadamente hacia el año 3000 A.C., y a los que denominan “Nommos”.
Los “Nommos” descendieron a la Tierra en un “arca” roja como el fuego inicialmente y volviéndose blanca cuando aterrizó. Al aterrizar parecía como si cuatro enormes rocas chocaran entre sí, levantando una gigantesca nube de polvo.
Aquellos conocimientos, que Griaule completó quince años más tarde con otras investigaciones de campo que realizó junto a la etnóloga Cermaine Dieterlen, fueron considerados en principio pura mitología; pero aún con todo, en medios académicos, escépticos como E.C. Krupp, director del Observatorio Criffith de Los Ángeles y uno de los más reconocidos especialistas mundiales en arqueoastronomía, reconocieron que además de su conocimiento sobre Sirio, era difícil explicar cómo conocían también los anillos de Saturno o las cuatro lunas galileas de Júpiter, descubiertas por Galileo Galilei siglos después de que los dogones hablasen de ellas, gracias a su primer telescopio.



Además de los dogones, otros pueblos vecinos como los Bambara, los Bozo de Segu y los Miniaka de Kutiala, comparten desde tiempos inmemoriales idénticos conocimientos sobre Sirio, en torno a cuyo sistema gira buena parte de la vida ritual de estas gentes.

Griaule y Dieterlen prefirieron limitarse a describir aquello que les fue transmitido por los hogon, o jefes de cada pueblo iniciados en el secreto de Sirio, sin hacer una valoración de sus hallazgos. Pero en 1970 Cenevieve Calame-Griaule publicó en un libro que tituló Génesis Negro, algunas de las notas que su padre Marcel no se atrevió a dar a la luz. En ellas se describía como los dogones creían en un dios hacedor del Universo al que llaman Amma, que mandó a nuestro planeta a un dios menor, al que conocen como Nommo, para que sembrara la vida aquí. Nommo descendió a la Tierra y trajo semillas de plantas describe una de las tradiciones recogidas por Griaule de boca de un hogon llamado Ogotemmeli, que habían ya crecido en campos celestes... Después de crear la Tierra, las plantas y los animales, Nommo creó a la primera pareja de humanos, de los que más tarde surgirían ocho ancestros humanos, que vivieron hasta edades increíbles.

De Nommo, los dogones dicen también que era una criatura anfibia, probablemente muy parecida al dios babilónico Oannes, y que regresó al cielo en un arca roja como el fuego después de cumplir con su tarea. Pues bien, con todos estos datos, en 1976 Robert K.C. Temple, un lingüista norteamericano miembro de la Royal Astronomical Society británica y afincado en Londres, publicó un osado libro que tituló El Misterio de Sirio, en el que aventuró que Nommo fue un extraterrestre que dejó en la Tierra, hace entre siete y diez mil años, toda clase de pistas sobre su origen estelar.

Las tumbas de los dogones no son subterráneas, sino que son grutas cuya entrada está cubierta con una gran piedra. El cadáver se coloca con la cabeza hacia el interior, dejándose fuera el cobertor y la estera. Se tapa la entrada y comienza el velatorio que dura seis días realizando rituales para que el alma abandone la gruta y se pose en el cobertor del difunto, el cual se ata a las sandalias y todo es expuesto en la plaza mayor del poblado. Luego se efectúa una segunda parte de esta ceremonia, que los dogones llaman dama, y está destinada a alejar del mundo el alma para inducirla a emprender el viaje hacia el Más Allá. Ceremonia que dura varios días y suele realizarse para varios difuntos a la vez. Sorprende que esta ceremonia se única entre los dogones, y no se practique en ninguna otra tribu africana como han comprobado los etnólogos. Los dogones utilizan en los Siguis sus máscaras rituales y sus símbolos, uno de los cuales, el llamado “Kanaga”, una máscara rematada por una especie de cruz que simboliza el vuelo del pájaro, y que nos recuerda curiosamente al símbolo de Ummo. Además ni son cristianos ni musulmanes, al parecer son los únicos que siguen practicando una religión animista a día de hoy.



Al descifrar las pinturas y pictogramas comenzaron las especulaciones acerca del origen de los dogones. En las pinturas hay un relato conocido como el “génesis según los dogones”, en el cual se cuenta que habrían llegado de una “estrella oscura” que cada sesenta años se acerca a la Tierra. Los sabios de aquella estrella anticiparon que habría un gran estallido en el astro y decidieron emigrar, eligiendo la Tierra que, además de ser apta para la vida del hombre, era el único planeta al cual el astro oscuro se acercaba.

Cada sesenta años los dogones celebran una fiesta dedicada a la fertilidad y a la vida, y que dura varios días, que denominan “sigui”, determinada por la rotación de Po Tolo alrededor de Sirio A. Cada jefe dogon tenía que preparar para cada fiesta, un recipiente impermeable en el que hacía fermentar la primera cerveza ceremonial a consumir en los festejos, un solo recipiente ritual en común, que una vez finalizada la fiesta, era colocado en la viga principal de la vivienda del jefe dogon, en donde se sumaba a los de fiestas precedentes. Es entonces cuando elaboran complejas máscaras de madera para celebrar la entrada del nuevo ciclo, que después almacenan en un lugar sagrado y donde los arqueólogos han podido encontrar piezas que datan, al menos, del siglo XV.

Se la llama la gran fiesta Sigui; en ella usan disfraces en la creencia de que el Espíritu Creador transmite a través de ellos la fuerza vital que asegura la perpetuidad de la estirpe. Lo curioso del caso es que últimamente los astrónomos han descubierto una estrella oscura que cada sesenta años se acerca a la Tierra, si bien es cierto que este acercamiento hasta podría considerarse teórico en cuanto a propósitos prácticos, ya que en el momento de mayor cercanía, la estrella se encuentra a muchos miles de años luz de la Vía Láctea. En todo caso, cabe señalar que la fiesta Sigui se celebra en una fecha que coincide con el acercamiento.

¿Cómo supieron los dogones cuando debían celebrar la primera fiesta Sigui?... Y si llegaron del astro oscuro, cómo hicieron el viaje? Nada hay en las pinturas de las cavernas que indique que haya habido un viaje intergaláctico, y si hubo una supercivilización, hoy sólo queda muy poco de ella. ¿Preguntas o quimeras ?

Naturalmente, los dogones poseen su calendario, pero las fechas para la celebración del Sigui se obtienen siguiendo un método ancestral, en nada relacionado con el Sol, Sirio o la Luna, se fijan en una hendidura que existe en una roca llamada Yougo situada en el centro del poblado Yougo Dogorou, y lo curioso, es que esta hendidura se ilumina con un fulgor rojo en el año que precede a la ceremonia Sigui. También aparecen las afueras del poblado unas calabazas alargadas que nadie parece haber plantado, estos sucesos hacen reunirse al consejo de ancianos, que con la ayuda de los hogones y de los barriles de cerveza que se conservan religiosamente, señalan la fecha de la celebración. Por el número de barriles conservado se calcula que vienen haciendo esta ceremonia desde el siglo XII.



Lo más avanzado que tienen actualmente los dogones en cuanto a ciencia, es la medicina. Los ancianos la practican junto con la adivinación, con maravillosos resultados, y sin los rituales fetichistas comunes a todas las tribus del Africa negra. De hecho, los ancianos aseguran no ser brujos, pero guardan silencio cuando se les pregunta cómo realizan curaciones y predicciones con tanta exactitud. De lo poco que hablan, se ha podido deducir que se basan en la unidad del hombre con la naturaleza y en la relación entre los opuestos: la vida con la muerte, la creación con la destrucción, lo grande con lo pequeño, la salud con la enfermedad...

Si bien son celosos de sus secretos y muy poco comunicativos con los extranjeros, no son hostiles ni hoscos, y permiten que los visitantes asistan a sus fiestas, con la convicción de que no serán capaces de entender el simbolismo que hay en éstas. Así se ha podido conocer parte de sus rituales, que para algunos investigadores están lejos de ser representativos de una cultura científica, siendo más bien rituales animistas de celebración de la vida, aunque reconocen que son más avanzados que los ceremoniales mágicos de otros pueblos.
Ya sean los dogones los últimos vestigios de una antigua civilización, o un pueblo acosado por la hostilidad de sus vecinos, que desarrolló una filosofía y una tecnología sorprendentes, lo que reconocen los viajeros es que son sin duda ejemplo de un comportamiento humano verdaderamente digno... lo que de por si los convierte en un pueblo más civilizado que la mayoría de los actuales habitantes de la Tierra...

Seguirá si tenerse en cuenta el porqué de la fascinación que ejerció sobre los egipcios (y sobre otros pueblos tan alejados de ellos como chinos o dogones) la estrella Sirio, aunque todos ellos se esforzaron en aclararnos estas dudas en sus templos y mitos: sus “dioses instructores” descendieron un día lejano de aquel sistema triple y habitaron quizá entre nuestros antepasados.

Y si razonamos un poco llegamos a dos conclusiones o que alguien que vino de allí se lo ha contado, o que posiblemente vengan de allí como dicen….. en fin… otro de los misterios de este mundo.

Lo que sigue a continuación es el hacerse preguntas y extraer conclusiones sobre que o cual pudo ser la respuesta a esta cuestión.

Unos dirán que extraterrestres bajaron y enseñaron ciertas cosas y nociones a este pueblo.

Otros dirán que son los supervivientes de una civilización superior que se ha extinguido.

Otros dirán que son los descendientes de unos viajeros de otro planeta hace muchos siglos.

Otros dirán que tienen escondida la antena parabólica y la conexión a internet para saber todo lo que saben e intentar rentabilizar el turismo.

Otros más pintorescos dicen que alguno de la tribu estuvo de viaje por Europa y se trajo esos conocimientos a la tribu.

Otros hasta serían capaces de decir que iban a clases particulares de Astronomía.

Otros especularán con todos estos datos y extrajeran sus conclusiones no menos pintorescas que las anteriores, como Gámez diciendo que todos los conocimientos astronómicos de los Dogon ya eran conocidos en 1930, y que no conocían los anillos de Urano que se habían descubierto en 1977, y además cuenta que esos conocimientos de los dogon fueron por asimilación cultural, porque algún europeo o misionero se los contó, y también refería que había varios observadores que creyeron ver Sirio C entre 1920 y 1930.

Veamos, vayamos por partes, dicen que no conocían los anillos de Urano que se descubrieron en el 1977, claro, y seguro que tampoco sabían la estructura de la constelación del cangrejo, ni de algunas vecinas, ni tan siquiera del mapa de la Vía Láctea…..…

Plantea la tesis de que sus informadores fueron europeos…. Fenómeno de asimilación cultural…. Por parte de un europeo o de un misionero…. En aquellos tiempos, no hay más que preguntarlo, no se mandaron misioneros a aquella zona, creo que antes de 1946 no se enviaron misioneros, no hay más que preguntarlo a las autoridades eclesiales correspondientes. Pero veamos en aquellas fechas quien sabía del Sistema de Sirio, y de Sirio A y Sirio B, si no se veían a simple vista lo que es imposible, y para verlas hacen falta los telescopios potentes como los actuales. Y que ya se intuía la Sirio C en 1920 cuando es hoy cuando se ha efectuado dicho descubrimiento, y aun no se ha podido realizar el descubrimiento óptico.

En fin, que lo que Gámez plantea con todo lujo de detalles, no es más que su empecinamiento en intentar desacreditar a J J Benítez con su programa de Planeta Encantado sobre los Dogon..
Porque ya hay constancia de la celebración de estas fiestas Sigui desde hace unos 700 años, porque las pinturas donde se ven reflejadas las orbitas y las estrellas de Sirio tal y como se dibujan hoy en día según los expertos tienen más de 500 años. Y da la casualidad por otro lado, que curioso, que el Telescopio no se invento hasta el 1600. Es decir que las fechas no cuadran.
Y la explicación que comentaba Carl Sagan de que era por asimilación cultural, también se cae por su propio peso, no solamente por lo anterior, sino porque el análisis con Carbono 14 de una estatuilla dogon que representaba el carácter dual de Sirio dio no menos de 500 años, además de lo comentado anteriormente.

Por consiguiente, digan lo que digan, los datos se siguen acumulando, y…….…………………el misterio sigue y seguirá estando ahí. Y no son solamente los Dogones, también los chinos, los egipcios, otras tribus africanas, y hasta al otro lado del mundo….

Una Antigua profecía de los Indios Hopi dice: “” Cuando la Estrella Azul Kachina, haga su aparición en el cielo, el quinto mundo emergerá “” Ese será el día de la Purificación. Eso sucederá cuando Saquasohuh, La Estrella Azul Kachina baile en la plaza y remueva su máscara………

Estrella Azul Kachina es el nombre con que los Indios Hopi conocen a la Estrella Sirio

Muchas coincidencias, muchas casualidades……. Puede que si…………Puede que no.

La verdad está ahí fuera, sólo hay que saber encontrarla, y lo que es más difícil, entenderla.

Fuente: http://paranormalesceptico.blogspot.com/2006/05/otra-vuelta-sobre-los-dogon.html