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Por Santiago O’Donnell

Nos llega un e-mail de Wikileaks. Dice que me comunique por el canal habitual. No podemos contar cuál es ese canal porque unos días después de recibir el mail firmamos un acuerdo que, entre otras cosas, estipula: “Los periodistas, empleados, consultores y la infraestructura de SPP (la editorial que publica los Wikileaks) están sujetos a actividades de inteligencia estatal y privada y a bloqueos financieros de carácter político. Para proteger su capacidad para seguir publicando efectivamente, varios métodos, personas y locaciones deben permanecer confidenciales. A menos que se especifique lo contrario, éstas incluyen, pero no se limitan a: identificar detalles de toda la planta de empleados de SPP, sistemas o métodos de seguridad, locaciones, planes estratégicos, información de amenazas contra SPP, la cantidad de empleados que tiene SPP, cantidad de empleados de SPP en distintas áreas, nombres de usuarios, contraseñas, transporte, arreglos financieros incluyendo arreglos financieros para transporte”.

De muchas de estas cosas no tenemos ni idea, algunas sí, pero como firmamos no podemos contar mucho. Digamos, para hacernos los misteriosos y no faltar a la verdad, que nos ponemos en contacto por una vía encriptada. Dicen que nos están considerando para una “sociedad investigativa”, así hay que decirlo, según el acuerdo que firmamos. Una “sociedad investigativa” con otros diarios del mundo para divulgar más de cinco millones de correos electrónicos de la agencia de inteligencia global Stratfor.

Averiguamos un poco. Stratfor en realidad se llama Strategic Forecasting Inc, (Pronósticos Estratégicos Inc.) y fue fundada en 1996 por el texano George Friedman, que actualmente se mantiene como CEO de la compañía. Friedman es un politólogo hijo de refugiados húngaros sobrevivientes del Holocausto. Antes de fundar su servicio de inteligencia fue profesor en el Colegio de Guerra del Ejército de los Estados Unidos y en la Universidad Nacional de Defensa de ese país. La lista de clientes de Stratfor es secreta, pero se ha publicado que incluiría a la empresa Apple, a la Fuerza Aérea de Estados Unidos y al Departamento de Policía de la ciudad de Miami. También se ha escrito que numerosas empresas de la Fortune 500 aparecen como patrocinantes de sus conferencias y seminarios. (Los e-mails cedidos por Wikileaks revelarían días después que el Ministerio de Defensa de Brasil también contrató los servicios de la agencia de Friedman). La empresa de inteligencia ofrece dos productos básicos: un paquete hecho a medida para el cliente sobre ciertos temas que le interesan, o un paquete top con información sobre todo el mundo. Además hay expertos disponibles 24 horas de lunes a viernes para contestar preguntas y distintas oportunidades para enterarse de cosas.

A fines del año pasado Stratfor sufrió un muy publicitado y vergonzante hackeo, es decir, alguien copió los archivos de sus computadoras. Un representante del colectivo de hackers Anonymous se burló diciendo que no podía creer que una agencia supuestamente de inteligencia no hubiera encriptado los nombres de usuario y direcciones electrónicas de sus clientes.

El contacto nos adelanta que en una búsqueda preliminar aparecen diez mil correos electrónicos de Stratfor referidos a la Argentina, y una lista de medios de distintas partes del mundo que participan en el proyecto. Lo demás, bueno, tenemos libertad para escribir lo que queramos, nos mandan un texto sobre el bloqueo económico que sufren y nos piden que lo publiquemos, el material queda embargado hasta hoy, y otros detalles que no vienen al caso. Firmamos.

Lo que encontramos en los e-mails es cómo funciona una agencia de inteligencia internacional que opera en la Argentina. Qué busca. Cómo lo busca. Dónde hurga. Cuánto interés demuestran los clientes. Cuáles son los temas que interesan y cuáles no.

Cuando uno lee los e-mails desde el lugar sobre el que se escribe, la información que se maneja parece obvia y conocida, cuando no tendenciosa e incompleta. Pero para los empresarios y espías que reciben los mails en distintos rincones del mundo, ese cóctel de chismes, rumores, recortes de diarios y opiniones osadas que son los informes de inteligencia, tanto en Stratfor como en prácticamente todas las agencias de espionaje privadas y estatales del mundo, lo que se valora es el grado de confiabilidad de los autores del informe. Y los clientes de Stratfor confían mucho en sus informes porque los pagan carísimo. El chiste es que las multinacionales y las agencias de distintos gobiernos poderosos toman decisiones muy importantes basándose en estos informes que en apariencia son tan vacuos.

Más allá de las revelaciones que otros medios involucrados en esta “colaboración investigativa” puedan desenterrar de lugares mucho más significativos para el complejo militar industrial, como Irak y Afganistán, y de los grandes centros de conflicto para las finanzas internacionales, como Atenas y Beijing, lo cierto es que los mails muestran que los clientes de Stratfor no miran a la Argentina con demasiado interés. A tal punto que la mayoría de las opiniones o averiguaciones que aparecen en los textos parten de la iniciativa de los propios investigadores y no de pedidos de clientes, algo que ocurre con mucha más frecuencia, por ejemplo, en Brasil.

Con respecto a los temas del país que llamaron la atención de Stratfor, hay uno que coincide con la agenda periodística y es el de Malvinas. Otro que concita mucho interés para la agencia pero pasa bastante inadvertido en la Argentina es el impacto de la creciente relación comercial y la incipiente relación política y militar con China, tema que interesa y mucho, no sólo a nivel bilateral, sino con respecto a toda la región de América latina.

En cuanto a la mirada con respecto a los gobiernos de la Argentina y del resto de la región, Stratfor replica el modelo del Pentágono de analizarlo a través del prisma del antichavismo, midiendo en cuánto se parece cada gobierno al modelo bolivariano. En uno de esos análisis, la corresponsal local de Stratfor concluye que el kirchnerismo vendría a ser una variante existosa de chavismo.

El juego que propone Wikileaks es así: ellos nos vigilan y cuentan lo que hacemos en secreto, para que los poderosos decidan qué hacer con nosotros. Ahora nosotros vamos a vigilar lo que ellos decían de nosotros en secreto. Es un juego peligroso que sacude la frontera de lo que algunos todavía llaman periodismo.

La semana pasada, en una ofuscada nota editorial, Bill Keller, director ejecutivo de The New York Times, argumentó que la irrupción de Wikileaks había tenido cero impacto en el mundo periodístico y que su fundador, Julian Assange, estaba acabado. Sin embargo, Keller reconoció que últimamente se la pasa viajando por el mundo para hablar del tema, para aclararles a todos que nada cambió con Wikileaks. Es un juego peligroso. Sin darse cuenta casi, el director del diario más importante del mundo se convirtió en un opineitor serial de un fenómeno que para él no existe.


SEGUN INFORMES SECRETOS DE LA AGENCIA INTERNACIONAL DE INTELIGENCIA STRATFOR OBTENIDOS POR EL SITIO WIKILEAKS
Brasil quiere a Gran Bretaña bien lejos de Malvinas


Los correos electrónicos de Stratfor reflejan la pulseada política con Gran Bretaña por Malvinas. Los informes dicen que el tema es agitado sólo como cortina de humo y expresan sorpresa porque “todavía” haya en la Argentina quienes creen que las islas sean de este país.

Más allá de los procesos de integración regional y las alianzas estratégicas, según la agencia de inteligencia global Stratfor, Brasil está dispuesto a apoyar a la Argentina en su reclamo por las islas Malvinas porque no quiere a Gran Bretaña cerca de sus yacimientos de petróleo.

Según e-mails de la agencia obtenidos por Wikileaks, el anuncio de que un grupo de empresas petroleras iniciaría perforaciones en aguas argentinas cercanas a las Malvinas en abril del 2009 disparó el siguiente intercambio entre distintos analistas y espías de Stratfor:

Allison Fedirka (desde Argentina): –Por ahora parece que YPF-Repsol, Petrobras y Pan American Energy participarán en la exploración. No estoy seguro cómo afectará las cosas la asociación entre PAE y British Petroleumm (o si no las afecta). No estoy segura por qué creo que Uruguay está involucrado. (¿Será una expresión de deseos?)

Reva Bhalla: –Es muy extraño que Petrobras esté involucrado (también es interesante que España apoya a Argentina). Paulo, ¿podés juntar análisis/información de lo que está pasando acá? La participación de Petrobras en este proyecto es una muestra de apoyo bastante fuerte en una disputa donde Argentina parece perdida. ¿Por qué hace esto Petrobras/Brasil?

Paulo Freire (desde Brasil): –Sí, trataré de conseguir análisis/información. Brasil ha mencionado varias veces que el Atlántico Sur es el Amazonas azul y que ningún país del norte debería estar ocupándolo. Desde que Lula llegó al poder, Brasil ha dado señales de apoyo para Argentina en el tema Malvinas. No quieren al Reino Unido cerca de sus reservas de crudo.

Bhalla: –Interesante. ¿Así que Brasil se está posicionando como el protector de Argentina? Supongo que lo pueden hacer si perciben que Argentina está débil.

Freire: –Ellos creen que Argentina no es una amenaza. Le tienen más miedo al Reino Unido porque lo asocian con la OTAN. El último plan nacional de Defensa de Brasil dice que el Atlántico Sur debería ser una de las prioridades de Brasil en el área de seguridad.

Bhalla: –Eeehhh... Flojito. Espero con interés el análisis/información que Allison y Paulo puedan juntar sobre el tema. (Al parecer no juntaron mucho más, porque el tema no vuelve a aparecer en los mails.)

Los correos electrónicos de Stratfor, más de 10.000 referidos a la Argentina, reflejan que la pulseada política con Gran Bretaña por Malvinas es uno de los temas referidos a este país que más atención concitan entre los clientes de la agencia. En particular, el grado de apoyo que Brasil estaría dispuesto a darle a la Argentina. El tema fue abordado nuevamente en un contacto que Paulo Freire, corresponsal brasileño de la agencia, mantuvo el 7 de septiembre pasado con una fuente de inteligencia militar brasileña que no identifica:

Freire: “Hasta hice un chiste diciendo que un posible conflicto armado entre Argentina y Reino Unido sobre las Malvinas no sería un tema en el que se involucraría Brasil y (la fuente) dijo que no. Dijo que Brasil daría alguna clase de apoyo retórico y algún apoyo logístico, también, pero la verdad que no”.

Otro tema de interés para los clientes de Stratfor es el nivel de militarización que existe en las islas. La agencia no tuvo problemas para describir los activos que conforman el despliegue militar británico en la zona de conflicto. Pero a pesar de una orden del jefe de inteligencia militar de Stratfor para que se informe sobre lo mismo pero desde el lado argentino, en los mails de la agencia no figura respuesta alguna a ese pedido. La falta de respuesta podría obedecer a que Allison y compañía no encontraron información pertinente, porque desde la guerra, Argentina no ha realizado maniobras militares ni desplegado tropas y armamento en el Atlántico Sur, limitándose a dirimir el pleito en foros internacionales por la vía diplomática.

A continuación, el memorándum que escribió Nathan Hughes, director de Análisis Militar de Stratfor, el 22 de febrero del año pasado, que además de preguntar acerca de las tropas argentinas alerta sobre posibles sabotajes argentinos que nunca ocurrieron en contra de las perforadoras de las petroleras británicas operando en Malvinas:

“Queremos vigilar el pozo Oceanside y cualquier intento argentino por interferir o intimidar operaciones. Cualquier actividad naval o aérea en la vecindad de las Malvinas en este momento por lo menos debe ser observada, cuando no informada. Cualquier refuerzo de Reino Unido siendo desplegado o llegando a Malvinas debería ser observado e informado a menos que se trate de una rotación normal.” (Un destructor o un flota de aviones reemplazando a otros, por ejemplo.)

Se trata de informar sobre hechos concretos y despliegues físicos. No habrá escasez de retórica saliendo de Buenos Aires sobre este tema. Pero es un conocimiento profundo sobre lo que realmente está pasando, lo que nos ayudará a ir más allá de la retórica.

“Activos del Reino Unido en estación Malvinas:

- Destructor con misiles guiados HMS York (D98).

- Navío de patrullaje offshore HMS Clyde (P-284).

- Carguero Auxiliar de la Flota Real Wave Ruler (A-390).

- Cuatro cazas Typhoon de superioridad aérea.

Probablemente no lo verán, pero manténganse alerta por cualquier indicio de la presencia de un submarino británico en la estación (Malvinas).”

Si bien el memorándum de Hughes no habría sido respondido por la corresponsal en la Argentina, el “analista táctico” de Stratfor Alex Posey sí lo hizo, confirmando la presencia de submarinos británicos en la zona desde el fin de la guerra:

“Entiendo que mantienen una rotación de submarinos en la región desde 1982.”

Otra de las consultas que recibió la corresponsal argentina de Stratfor se refería a la decisión del gobierno de Cristina Kirchner en febrero del 2010 de exigir permisos de viaje para barcos que entren en aguas argentinas rumbo a las Malvinas. La corresponsal concluyó que se trató de una movida de política interna para distraer a las masas. Sin embargo, la parcialidad de su análisis aparece reflejada en la sorpresa que le da que en la Argentina “todavía” existe gente que defiende la causa Malvinas. A continuación, su análisis del 17 de febrero de 2010, dirigido al supervisor Reva Bhalla:

“Mi opinión en este tema coincide con tu pensamiento –una distracción para escaparles a temas internos. A lo largo del año escucharás al gobierno argentino sacar el tema de la Malvinas–: para ellos el tema nunca se resolvió en 1982. Lo escucharás en las noticias a partir de principios de abril (Día de las Malvinas) y cada vez que haya una visita oficial importante en Reino Unido/Argentina. Por ejemplo, cuando CK fue al Reino Unido por el G-20 prometió sacar el tema. Debo decir que es un tema que les duele a los argentinos. Muchos de ellos todavía creen que las islas deberían ser de ellos por derecho (tal como aparecen en los mapas argentinos junto a la Antártida).”

No era la primera vez que un corresponsal de Stratfor en la Argentina concluía que un gobierno kirchnerista usaba el tema de las islas como maniobra distractiva. El 28 de marzo de 2003, Kornfield, el entonces agente de Stratfor en el país, usó el mismo argumento para explicar la decisión de Néstor Kirchner de dar por finalizada la exploración conjunta con el Reino Unido de las reservas petroleras de las islas. Curiosamente, si bien el agente Kornfield reconocía que el gobierno argentino atravesaba por uno de sus mejores momentos, concluyó que la maniobra de distracción servía para desviar el foco de supuestos problemas no especificados que se venían gestando “debajo de la superficie”. A continuación, los párrafos más salientes de su informe:

“En el 25º aniversario de la Guerra de las Malvinas, Argentina ha cortado su cooperación con Gran Bretaña en la exploración de petróleo en el área y está subiendo su retórica reclamando la completa soberanía sobre las islas y sus recursos. Es probable que el presidente Kirchner pretenda que esto sirva como una descarga para las tensiones internas que podrían amargar sus perspectivas para las próximas elecciones presidenciales en octubre.

(...)

Argentina tendrá elecciones presidenciales en octubre y el presidente Néstor Kirchner es amplio favorito si elige presentarse; si no, se espera que triunfe su esposa, Cristina, actualmente senadora. Los Kirchner han disfrutado de una enorme popularidad en los últimos tres años, manejando un crecimiento económico sostenido del ocho por ciento, sacado al país de su terrible colapso del 2001. Pero debajo de la superficie, el descontento se está gestando.” (Fin del comentario.)

Otro tema referido a las Malvinas que interesó a Stratfor tiene que ver con la fabricación del cohete argentino de mediano alcance Gradicom PXC 2009. Los sabuesos querían saber si el Gradicom tendría capacidad suficiente como para transportar un misil y alcance suficiente como para llegar a las Malvinas. Los informes decían que el misil había viajado cien kilómetros y que podría tener un alcance de hasta 300 kilómetros. Al observar en el mapa que las Malvinas estaban a 482 kilómetros del territorio continental argentino, los expertos de Stratfor concluyeron que no sería posible si no se introducían mejoras en el cohete/misil. Sin embargo, la corresponsal Allison concluyó que no había que preocuparse mucho porque los argentinos suelen anunciar grandes proyectos que al final se demoran mucho más de lo previsto.

Reva Bhalla: “En diciembre del 2009 Argentina probó el Gradicom PXC, que usó tecnología de combustible sólido para lanzar poco más de cien kilómetros. El objetivo es mejorar el Cóndor II, que supuestamente tendría un alcance de mil millas y una carga de 500 kilos. El objetivo de mediano alcance es que los misiles puedan transportar 500 kilos hasta 300 kilómetros, con lo cual podrían llegar a las Malvinas. Nate, ¿qué pensás?”.

(Nate no contesta, contesta Allison.)

Allison Fedirka: “Las Malvinas están a unas 300 millas (482 kilómetros) de la Argentina. No soy una gran experta en misiles, como para comentar acerca de la capacidad del arma. ¿Cuánto tiempo, tecnología y dinero requiere este tipo de mejora? Sé que llevan un año desarrollando el misil. Argentina suele hacer grandes anuncios, pero muchas veces no tiene suficiente dinero ni organización como para terminar el trabajo (por ejemplo la deuda del Club de París. Anunciaron que pagarían en el 2008...)”.

A pesar del escepticismo de la agente local de Stratfor, el sitio aviacionargentina.net tiene fotos de un modelo del Orbit, sucesor del Gradicom II, diseñado para triplicar su distancia de vuelo para alcanzar los 300 kilómetros, y anuncia que estaría listo para ser lanzado “a principios del 2012”. Habrá que estar atentos.