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Cristina Kirchner será padrina de la hija de una pareja de mujeres

Se lo pidieron las madres, cuyo caso fue conocido cuando les negaron la licencia por maternidad. La Presidente aceptó, pero en la ceremonia estará representada por la edecán naval Claudia Fenochio



Karina Villarruel fue la primera policía cordobesa en casarse con una pareja del mismo sexo. Unos meses después, su esposa, Soledad Ortiz, quedó embarazada por fertilización asistida. Su caso cobró fama porque a la uniformada le negaron los 180 días de licencia por maternidad. Finalmente, su hija Umma nació el 27 de enero. La bebé será bautizada mañana en la Catedral de Córdoba y la presidente Cristina Kirchner aceptó el pedido de las madres de ser la madrina.

"Es una emoción y un orgullo enorme porque es una forma de agradecerle, porque. Néstor (Kirchner) y Cristina fueron los grandes promotores del cambio social que hubo con el matrimonio igualitario", contó Villarroel en una entrevista con C5N.

No obstante, la mandataria no estará presente en la ceremonia a cargo del párroco Carlos Varas, sino que será representada por la edecán naval Claudia Fenochio.

"Este bautismo es el único caso por fuera del decreto de madrinazgo presidencial que autoriza la figura para todos los séptimos hijos varones y mujeres", informó la directora del área de Madrinazgo presidencial, Nancy Esteche.

La aclaración se refería a la Ley 20.843, que establece que los presidentes pueden ser padrinos de los séptimos hijos varones de cada familia. Desde que es jefa de Estado, Cristina Kirchner fue madrina de 400 niños. Pero la cifra se acercaría a 600 a fin de año, ya que el Decreto 1.416 aprobado en 2009 amplió la garantía a las mujeres.

Esa norma viene de una tradición que comenzó en 1907, cuando una pareja de inmigrantes rusos le pidió al presidente José Figueroa Alcorta que apadrinara a su séptimo hijo varón, que, según una leyenda, es el hombre lobo. En la Rusia de los zares existía esa prerrogativa con la que supuestamente los bebés quedaban mágicamente protegidos. En 1974, la mandataria María Estela Martínez de Perón convirtió la costumbre en ley.