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¡Fantástico! Primero nos preocupaba que pudieran explotar los hoverboard. Después llegó el problema de los smartphones explosivos. Ahora resulta que los que pueden explotar son los auriculares, y dentro de un avión por si fuera poco.



Una mujer no identificada ha tenido un muy mal vuelo entre Pekín y Melbourne después de que sus auriculares inalámbricos con batería explotaran, provocándole quemaduras en el pelo, la cara y las manos. De hecho, la despertó el sonido de la explosión, pero el infierno no había hecho más que comenzar.

“Cuando iba a darme la vuelta sentí que algo me quemaba la cara” explicaba la mujer a los técnicos de la Oficina Australiana de Seguridad Aérea (ATSB). “Me lleve las manos a la cara y los auriculares se me cayeron al cuello. Seguía notando que me quemaba, así que me los quité y los arrojé al suelo. Soltaban chispas y les salían pequeñas llamitas”.

El personal de vuelo acudió unos segundos más tarde. Para ese entonces, los auriculares ya se estaban fundiendo en el suelo de la cabina.

“Estaba a punto de darles pisotones para apagarlos cuando la azafata llegó con un cubo lleno de agua”, explica la víctima. “Los metieron en el cubo y se los llevaron al final del avión. El olor era horrible, una mezcla de plástico y pelo quemados. La gente estuvo tosiendo todo el resto del viaje.”

Las autoridades del ATSB no han especificado de qué marca o modelo eran los auriculares. Un portavoz de la agencia replicó al Daily Mail que eso no era importante.

¿De verdad no es importante?

Cabe la posibilidad de que los auriculares sean de una marca desconocida y la pasajera los haya comprado en un mercadillo de Pekín. Pero también puede ser que sean unos audífonos de la marcas y modelos de consumo masivo usados en viajes de avión y el problema pueda deberse a un fallo de fabricación que afecte a más unidades.



En el boletín de noticias en el que se hace eco del incidente, la ATSB explica la importancia de guardar dispositivos con batería debidamente durante el vuelo. Por ejemplo, un smartphone que se sale del bolsillo y se cuela entre los asientos puede recalentarse o sufrir daños si activamos los mecanismos para reclinar nuestra plaza.

Como ya conocimos hace meses, las baterías de iones de litio que alimentan la mayor parte de nuestros dispositivos son, básicamente, bombas de tiempo. El término técnico para designar estas explosiones fortuitas es “embalamiento térmico” y es lo mismo que hemos visto hace no mucho con los Galaxy Note 7. Hay diferentes causas para este fenómeno, desde una sobrecarga a una batería perforada o un cable USB defectuoso. La probabilidad de que nos pase esto es realmente pequeña, alrededor de una entre diez millones, según explica Ken Boyce, director de ingeniería en una compañía dedicada precisamente a seguridad de dispositivos.

La conclusión, si es que puede extraerse alguna, es que, como dice la ATSB, hay que tener cuidado con los dispositivos que funcionan con baterías, especialmente en los aviones. Una forma de hacerlo es asegurarnos de que el dispositivo tiene la pegatina con el logo UL que indica que ha pasado controles de calidad de una firma independiente. Esos auriculares Bluetooth que has comprado por cinco euros en eBay pueden ser una ganga o explotarte en la cara, literalmente.