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El escandaloso Ministerio de Educación de Macri y las perspectivas para el 2010.


Natalia Alvarez Prieto - Periódico "EL AROMO". Nº 53.



Hacia fines de 2009 el Ministerio de Educación porteño se encontró sumergido en una serie de escándalos de gran magnitud. Primero, el “hallazgo” entre sus filas de un ex policía federal que se encontraba realizando tareas de inteligencia para Jorge “Fino” Palacios. Luego, las sincerísimas declaraciones de Abel Posse, que dieron prueba, una vez más, del carácter represivo del Gobierno de la Ciudad. Todo esto sucedía en el marco de un movimiento ascendente en las luchas docentes por un aumento en el presupuesto educativo y mejoras salariales. Asimismo, en los meses previos, el PRO había sido jaqueado por un masivo repudio por la designación de Palacios al frente de la Policía Metropolitana. (1) Ante una posible debacle política, el gobierno apeló a un frenético recambio de funcionarios. Los Ministerios de Seguridad, Educación, Espacio Público, la subsecretaría de Derechos Humanos y la Procuración de la Ciudad, entre otros, sufrieron múltiples recambios.

Ahora bien, desde el campo educativo debemos preguntarnos por qué, luego de un escándalo de ribetes mafiosos, Macri elige a Posse como ministro. ¿Torpeza política o, más bien, una designación estratégica? Y, fundamentalmente, ¿quién es Esteban Bullrich, su actual ministro de educación? Responder esta pregunta resulta central ya que nos permitirá anticipar algunos elementos de la lucha que tendrán que encarar los docentes durante los próximos meses.

De espías y represión

Hacia octubre de 2009 estalló la primera bomba en la cartera educativa: Ciro James, un ex federal que trabajaba en el Ministerio de Educación porteño, realizaba escuchas telefónicas a un dirigente de la agrupación Familiares y Amigos de Víctimas del Atentado contra la AMIA, reportándolas luego a Jorge “Fino” Palacios. También se denunció que registraba en una “lista negra” actividades de estudiantes y docentes. Así comenzaba el fin de la gestión de Mariano Narodowski, quien se encontraba al frente del Ministerio desde el 2007.



El macrismo buscó desligar rápidamente al Ministro de las denuncias por espionaje. En primer lugar, señaló hasta el cansancio que el asunto los habría tomado por sorpresa ya que no conocían a James. Por otro lado, nuevamente esbozó la teoría del boicot por parte del kirchnerismo. Es decir, se trataría de un nuevo palo en la rueda por parte del Gobierno Nacional para frenar la creación de la Policía Metropolitana.



Si bien logró sortear la tormenta durante dos meses, en diciembre Narodowski renunció a su cargo. Sin embargo, el PRO es un experto en reciclaje: el ahora ex ministro formaría parte de un “consejo asesor de notables” en educación. Recordemos que la gestión de Narodowski no estuvo ausente de polémicas. En su haber se cuentan recortes de becas, obras en las escuelas que nunca se iniciaron o se dejaron a mitad de camino, intransigencia en la negociación salarial con los docentes.

Un segundo conflicto aún más explosivo se avecinaba: el 9 de diciembre Macri anunciaba la designación de Abel Posse al frente de la cartera educativa. El currículum de Posse es tan frondoso como nefasto: abogado y diplomático desde 1965, su afición a la última dictadura militar es bien conocida. En diversos diarios defendió sistemáticamente a los represores y cuestionó su enjuiciamiento. También defendió al ex obispo castrense Antonio Baseotto, aquel que reivindicó los “vuelos de la muerte”, ya que se habría opuesto con “loable pasión” al reparto de preservativos entre adolescentes. (2) Asimismo, fue denunciado por “misoginia” ya que habría solicitado un secretario administrativo que no fuera mujer por sus “limitaciones obvias”.



Sin embargo, la mecha se encendería el 10 de diciembre, a raíz de las declaraciones que emitió en una columna de La Nación. (3) Allí planteaba que los Kirchner habían prohijado “el vandalismo piquetero, el desborde lumpen, la indisciplina juvenil”, siendo que “reprimir es obligación del Estado” para “garantizar la vida del ciudadano con sus libertades (la de circular libremente, por ejemplo) y sus bienes.” En relación a los jóvenes y la educación, se despachó a lo grande:

“Es curioso que, en la desnaturalización idiomática que viven los argentinos, los mismos dirigentes de la oposición hablen a media lengua y se fuguen hacia la prevención educativa, la recuperación del joven delincuente y la inclusión social. Mientras ellos quedan bien con la sociología indiscutible y omiten hablar de armas y medios de acción inmediato, todos los días nos revuelve y convulsiona la noticia del comerciante, padre, estudiante, baleado a mansalva por el asesino-joven (no el niño-asesino, porque cuando se asesina disparando sobre alguien indefenso, a los 14 o 16 años, no hay niño que valga, la entidad ‘asesino’ prevalece sobre la edad biológica).”

Estableciendo claramente cuál sería su posición frente a los reclamos docentes, en una entrevista señaló que los paros significaban poner “un revolver en la cabeza” de los chicos. (4) El repudio no se hizo esperar. Al día siguiente de la publicación de ambas notas, se llevó a cabo una movilización masiva de diversas organizaciones políticas y sociales bajo la consigna “fuera Macri”. El rechazo a la asunción de Posse encuadró a docentes, estudiantes, organismos de derechos humanos y al conjunto de la oposición porteña. Aún así, Macri lo confirmó y el 11 de diciembre pasó a ser el nuevo Ministro. Sin embargo, las protestas continuaron. Si bien Macri se empeñó en defender lo indefendible, asegurando que el ministro “no trabajó en la dictadura ni hizo ningún tipo de apología antidemocrática” (5), a tan sólo 11 días de asumir, le exigió su renuncia.

La elección de Posse como ministro fue estratégica ya que resulta inverosímil alegar el desconocimiento de sus posiciones políticas. Una estrategia frustrada, al igual que en el caso de “Fino”, por la movilización popular. El nombramiento de Posse, miembro del “Movimiento Productivo Argentino”, liderado por Duhalde, significaba estrechar relaciones con el peronismo disidente en el camino hacia las próximas elecciones presidenciales. Asimismo, se trató de un guiño para la burguesía que indicaba la negación de cualquier tipo de negociación así como de la política represiva que se desplegaría en un momento de ascenso de las luchas docentes. Prueba de ello ha sido que el macrismo continuara defendiendo a Posse frente a una impugnación generalizada.

Esteban Bullrich: un coherente sucesor

Ahora bien, ¿quién es Esteban Bullrich? Para la mayor parte de los docentes, un completo desconocido. Entre 2005-2009 fue diputado nacional por el PRO, cargo del que tomó licencia por seis meses para ser, en 2008, Ministro de Desarrollo Social de la Ciudad. Licenciado en Sistemas y Administración de Empresas, presidente de Recrear, sus antecedentes en educación se limitan a algunos proyectos como diputado.



Entonces, veamos sus antecedentes como legislador. En diciembre de 2005, junto a Eugenio Burzaco, actual jefe de la Policía Metropolitana, solicitó al Poder Ejecutivo un informe acerca de las razones por las cuales había sido retirada la propuesta de ascenso del general de brigada Gonzalo Palacios. Dicho ascenso había sido negado ya que el militar en cuestión era objetado por el CELS e investigado por haber entrenado a militares nicaragüenses en 1978 y haber estado en un regimiento en Tartagal donde se registraron desapariciones. En 2006 votó a favor de la toma de juramento de Patti en la Cámara de Diputados, alegando que los diputados “somos los guardianes de la pluralidad de ideas y de la tolerancia democrática”. En un proyecto de 2006, junto a otros diputados del partido, observaba:

“con especial inquietud las recientes declaraciones y acciones del Poder Ejecutivo Nacional y otros funcionarios de distintas jerarquías destinadas a la persecución de individuos, empresas u organizaciones que hubieren sufrido la desaparición de empleados o personas relacionados con los mismos, haciéndolos responsables de tales hechos sin acompañar pruebas que justifiquen tales imputaciones.”

En la actualidad, su mano derecha en el Ministerio de Educación es Pablo Walter, ex concejal, diputado provincial y nacional y senador por el partido Fuerza Republicana de Antonio Bussi, comandante del Operativo Independencia y represor durante la última dictadura militar.

Como podemos ver, la trayectoria del nuevo ministro no parece ser mucho más “democrática” que la de su efímero predecesor. Entonces, debemos preguntarnos por qué el macrismo, luego de los sucesivos escándalos en los que se vio envuelto su gabinete y del repudio generalizado que suscitaron, no eligió vestirse de cordero con un ministro de educación más “progre”.

El 2009 cerró jalonado por un ascenso de los reclamos de los docentes, quienes llevaron a cabo huelgas y manifestaciones en Córdoba, Río Negro, Catamarca, San Juan, Neuquén, Buenos Aires, Capital, Santa Fe, etc. En el caso de la Ciudad, las gremiales prometieron no iniciar las clases si no se reveía el presupuesto educativo. En este contexto se desarrolló el sainete en el que se vio envuelto el Ministerio de Educación de la Ciudad durante los últimos meses. Posse y Bullrich han sido una señal para las patronales de que el macrismo irá a fondo con su política represiva contra los trabajadores, así como con una política educativa a la medida de las necesidades del capital. Señales indispensables en un contexto general de crisis económica y ascenso de la lucha de clases. Si bien Bullrich intentó mostrarse conciliador, llamando a los gremios a “dialogar”, dejó muy en claro cual será la posición del Gobierno de la Ciudad frente a los reclamos docentes: "el presupuesto ya está votado en la Legislatura, así que vamos a trabajar con eso que hay". (6) Asimismo, que el kirchnerismo no haya intentado profundizar la crisis del gobierno porteño, ya que, por ejemplo, el caso del espionaje habría habilitado un pedido de juicio político, evidencia su unidad programática: el ajuste y la represión.

Por su parte, la Paritaria Nacional Docente llevada a cabo en el mes de febrero, en la que los cinco gremios de representación nacional llegaron a un acuerdo con el gobierno, fue un fraude. En primer lugar, el aumento sólo afecta al sueldo inicial y, por tanto, no comprende a la mayor parte de los docentes. En segundo lugar, el mínimo establecido significa un irrisorio aumento en algunas provincias, llegando a ser inferior al inicial en Santa Cruz. Claro está, se trata de una verdadera miseria en relación a la inflación. En tercer término, será implementado en cómodas cuotas: una en marzo y otra en julio. Finalmente, al no ser vinculante será tan sólo un referente eludible. De este modo, la burocracia gremial permitió la fragmentación de las negociaciones por provincia, buscando dar por tierra con un plan de lucha nacional.

Los gobiernos de numerosas provincias ya anunciaron que no “podrán” efectivizar este incremento. En este grupo se encuentra la Ciudad. De este modo, todo indica que el 2010 asistirá a un nuevo ascenso de los reclamos docentes. Que el macrismo elija funcionarios de procedencia para nada dudosa sino, por el contrario, abiertamente reaccionaria, debe alertarnos sobre cuál será el tenor de la batalla.

NOTAS
1 Jorge “Fino” Palacios fue desplazado de la Superintendencia de Investigaciones de la Policía Federal ya que existían pruebas de su vinculación con un imputado en el caso “Axel Blumberg”. Asimismo, fue procesado por obstrucción de la investigación del atentado a la AMIA e investigado por la represión en Plaza de Mayo en diciembre de 2001. Fue asesor de la policía neuquina, asesina de Carlos Fuentealba y escritor de “Terrorismo en la Aldea Global”, libro en el que defiende el accionar de la última dictadura militar, siendo amplios sus vínculos con ex represores. Ante un amplio repudio popular, en agosto de 2009 debió renunciar al mando de la Policía Metropolitana. En aquel momento fue reemplazado por su segundo, Chamorro, otro ex policía federal. Sin embargo, ante las sospechas de su vinculación con el caso “Ciro James”, Macri también le pidió su renuncia. Lo sucedería el diputado Eugenio Burzaco, vicepresidente de la Fundación Pensar, en la que colabora gente como Julio Cirino, ex represor. También son miembros de la Fundación Sergio Bergman, Esteban Bullrich y, su mano derecha, Pablo Walter. En el mes de noviembre, Jorge “Fino” Palacios fue procesado judicialmente y detenido por el caso de “espionaje”.
2 La Nación, 26/04/05.
3 La Nación, 10/12/09.
4 Clarín, 10/12/09.
5 Clarín, 15/12/09.
6 Clarín, 05/01/10.

El Aromo.
Periódico Cultural Piquetero.
Número 53.
Marzo - Abril del 2010.

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