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El derecho a ser humano y los “infiltrados” de siempre




Pronunciamiento de Razón y Revolución sobre el proceso de lucha de los estudiantes secundarios y universitarios en defensa de la educación pública


Cualquier organización humana se diferencia del resto del reino animal por la construcción de una cultura. Las impresentables condiciones edilicias en las cuales miles de estudiantes deben estudiar y los docentes trabajan es uno de los síntomas de la degradación de la educación en Argentina. Una sociedad que no puede garantizar a sus miembros el acceso a eso, a algo tan elemental, está muerta.

En Capital Federal, los docentes y alumnos secundarios salieron dar lo mejor de sí en una lucha por un reclamo elemental: tener un espacio físico para aprender. Luego de defender programas, salarios, condiciones de trabajo y becas, ahora tienen que defender al edificio mismo. La situación es similar en todo el país, bajo las más diversas administraciones. La UBA, sin ir más lejos, depende del presupuesto nacional y tiene los mismos problemas. La caída del vidrio en la Facultad de Ciencias Sociales es sólo un episodio de una deficiencia estructural. Los Kirchner son parte de esta política. Parte fundamental, porque tienen a su cargo la nación y, para el caso, administraron la ciudad desde el 2003 al 2008, dejando las escuelas a medio caer, para ahora fingir preocupación.

Macri se puso en campaña para perseguir a los que luchan por una sociedad mejor. Está dispuesto a meter preso a quien sea y a vulnerar todas las libertades constitucionales para defender su intención de no soltar un peso para la educación pública (o la salud, o la cultura…). Cuando los patrones del campo cortaron el país por sus ganancias, fue a alentarlos. Cuando quisieron “hacer política”, entrando a su partido, los recibió de brazos abiertos. Cuando los estudiantes toman un colegio para que no se caigan los techos, quiere meterlos presos. Cuando se organizan políticamente, denuncia “infiltrados”. No quiere reconocer que los estudiantes piensan con cabeza propia y se relacionan con el resto del mundo que los rodea. Lo cierto es que la lucha no es delito. Militar en un partido político, tampoco. Defender con uñas y dientes aquello que constituye al ser humano y a la sociedad como tal, mucho menos. Destruir la educación y perseguir estudiantes, sí.

Lo que sucede en términos edilicios es toda una metáfora de la evolución de la burguesía argentina: Mitre, Sarmiento y Roca levantaron grandes escuelas. Kirchner y Macri las dejan caer o las demuelen. Son los jóvenes salidos de las familias trabajadoras y de la pequeño burguesía empobrecida, junto con sus docentes, los que se toman el trabajo de defender y reconstruir lo que, quienes nos gobiernan, ya no pueden sostener. Por eso, apoyamos a los estudiantes secundarios y universitarios en sus reclamos. La educación, como el resto de las cuestiones vitales, debe pasar a mejores manos: las nuestras.

• Exigimos la inmediata ejecución y el aumento del presupuesto para la educación pública, en todos sus niveles, tanto en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires como en el nacional.

• Por una paritaria nacional de la educación conformada por docentes, estudiantes y trabajadores educativos que resuelva un plan de obras y de dónde deben salir los fondos en el marco de una discusión sobre el conjunto del problema: programas, salarios, condiciones laborales, becas y financiamiento.

• Por un edificio único para Sociales y Filosofía y Letras.

• Por el derecho de los estudiantes a organizarse políticamente y a emprender acciones en defensa de sus condiciones de estudio.

• Por la destitución y procesamiento de Macri y de todos los responsables de la situación edilicia y del intento de espionaje en las escuelas.




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