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Aprendé a controlar tus emociones












¿A veces te sientes víctima de un tsunami emocional? Te damos algunas claves para saber cómo surfear la ola y encontrar el equilibrio interior









Aprendé a controlar lo que sientes y dejar el estrés de lado - Foto: Corbis







Nadie está exento de ellas. Las emociones son parte de la vida cotidiana de cada ser humano. De hecho, existen desde que el mundo es mundo y se desarrollaron a través de la historia evolutiva para preparar a los organismos a que activaran respuestas a un número de necesidades, estímulos y desafíos interpersonales. Sin ir más lejos, hoy aparecen en el 75 por ciento de las consultas a psicólogos y psiquiatras.

¿Cómo surgen? En principio, por supuesto, tiene que haber alguien que le preste la suficiente atención a una situación y la "califique" de modo tal que la considere relevante para sus objetivos. A partir de allí, surgirá una u otra emoción.

No es malo sentir alegría, ira, miedo o cualquier otra emoción. Como todo, el problema son los excesos. Y ahí es donde hay que saber cómo y cuándo es hora de regularlas, de gestionarlas. Todas ellas tienen un ciclo marcado por un punto crítico inicial, que es seguido de una etapa de meseta y luego un declive final. Nadie está en un estado emocional de una misma intensidad de manera sostenida todo el tiempo.

¿Cuándo ocuparse de ellas? Cuando llegamos a un estado fuera de control, es decir, cuando las emociones ya no nos permiten obtener las metas para las cuales fueron diseñadas, por lo cual el ciclo se convierte en un círculo que termina y vuelve a comenzar una y otra vez. Es en este momento cuando es necesario actuar en la gestión emocional.

¿Cómo dominarlas? En definitiva, hay dos estrategias básicas para el control emocional: trabajar antes de que surjan para evitar que afloren o suprimirlas una vez que ya se expresaron. Mientras que la primera estrategia nos permite entender cómo se dio el proceso y cuáles son los factores que lo gatillaron (es decir que nos permite prever para la próxima vez), la segunda sólo trabaja en la etapa final del proceso (como cuando una persona toma alcohol para suprimir la tristeza).

Para prevenir, en vez de llorar, van algunas claves prácticas:

-Salí del autorreproche: permitite un análisis racional de la emoción que estás experimentando.

-Ejercitá técnicas de relajación y respiración: no sólo como técnicas que apunten a suprimir la emoción, sino como herramientas para conservar el eje.

-No te victimices: recordá que estar en esa situación es una elección, sos responsable de lo que sucede; por eso, no culpes a otro por tu respuesta emocional, perdés poder de acción al hacerlo.










Paso a paso para controlar emociones

Por James Gross, experto en la neurociencia de la regulación emocional. 1- Identificar las situaciones asociadas a las emociones y así promover o evitar esos acontecimientos o situaciones que repercutirán negativamente.

2- Realizar algunas modificaciones que permitan atravesar más placenteramente las experiencias inevitables, así podremos lograr una gestión adecuada de nuestras emociones.

3- Desplegar la atención; es decir, dirigirla hacia cuestiones que puedan otorgar vivencias placenteras.

4- Hacer cambios cognitivos: pensar la situación desde otra perspectiva y así evaluar su verdadero impacto.

5- Modular las respuestas emocionales: como ponerle al mal tiempo buena cara y evitar que aquellas emociones que podrían ser socialmente ofensivas o promotoras de conflicto salgan a la luz.

6- Trabajar las emociones. Generar sentimientos auténticos a partir de los cuales afloren emociones que nos hagan sonreír. El humor nos permite involucrarnos con el presente sin estar tan dominadas por nuestro entorno.








Las 4 emociones

Tristeza


Qué: es la emoción que nos permite expresar el dolor afectivo. Muchas veces, aparece a causa de las expectativas no cumplidas frente a acontecimientos dolorosos de la vida.
Etapa de descontrol: se presenta cuando se sostiene en el tiempo y no puede explicarse por acontecimientos del entorno que la motiven. Falta de ánimo general, imposibilidad de realizar actividades de la vida cotidiana o de dormir a causa de pensamientos negativos son algunos de los signos de alerta. Por supuesto, el llanto es su aliado (aunque no siempre).


Alegría


Qué: esta emoción revela un estado interior fresco y luminoso, generador de bienestar general. Conlleva altos niveles de energía y una poderosa disposición a la acción constructiva.
Etapa de descontrol: la alegría desmesurada, típica de los estados de euforia, se caracteriza porque la persona suele tener un análisis irracional y poco realista de las posibilidades, por lo que quien la experimenta se deja llevar sólo por el exceso de entusiasmo y se involucra en situaciones peligrosas imposibles de sostener.


Ira


Qué: nos permite identificar cuándo una situación es vivida como amenaza y permite desarrollar una modalidad de respuesta basada en el ataque. Produce un aumento del ritmo cardíaco, de la presión sanguínea y de los niveles de adrenalina.
Etapa de descontrol: se da cuando la ira es el único patrón de respuesta y resolución de problemas. Por ejemplo, se ve de manifiesto cuando la persona se aísla o no puede mantener vínculos a largo plazo, debido a sus reacciones desmesuradas, que incomodan al entorno. Es la famosa persona "bomba de tiempo".


Miedo


Qué: es otra de las emociones básicas y nos permite, rápidamente, identificar situaciones de peligro inminente en el medio ambiente. Sirve como mecanismo de prevención para evitar posibles riesgos.
Etapa de descontrol: es cuando la persona siente una ansiedad exagerada y percibe de la misma manera la posibilidad de una