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Un grupo de científicos del Centro Médico NYU Langone (EE. UU.), que estudia los orígenes biológicos del autismo, ha hecho un descubrimiento revelador, como acaba de publicar la revista Nature.




Tras criar a varios ratones con una mutación en el gen que codifica la proteína Cntnap4, se dieron cuenta de que esos individuos exhibían una conducta muy llamativa: acicalaban obsesivamente el pelaje de sus congéneres, hasta el punto de confeccionarles peinados en forma de cresta, al más puro estilo punk.

Los expertos sospechaban que esa modificación genética afecta al normal funcionamiento de dos neurotransmisores: la dopamina, relacionada con el placer, y el GABA, que regula los impulsos cerebrales y el tono muscular.

El resultado del experimento lo confirma, y apunta además a que la disfunción produce como efecto secundario un comportamiento repetitivo y compulsivo similar al de los autistas. Este hallazgo podría ayudar a desarrollar nuevos tratamientos que ataquen las raíces genéticas de la enfermedad.