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TOP 10: CINE POST-APOCALÍPTICO


Las películas post-apocalípticas no pretenden ser optimistas. Son relatos bastante desoladores que intentan reflejar un futuro (cercano o lejano) relacionado directamente con el mal accionar del ser humano y las sociedades en general. Se puede decir que son “preventivas” y aspiran a abrirnos los ojos ante los problemas que debemos enfrentar y tratar de solucionar antes de que todo se vaya al tacho. Estas tramas, mayoritariamente devenidas de problemitas ambientales, abusos tecnológicos o epidemias varias, también funcionan como metáforas sociopolíticas y/o económicas para mostrarnos los errores pasados o de la actualidad, y algún que otro miedo, y así para poder evitar quilombos futuros. Pero siempre (o casi siempre) hay una luz de esperanza a final del túnel, así que no se desaminen después de echarle una ojeada a este Top un poquitín mala leche.

10: EXTERMINIO (28 DAYS LATER..., 2002)


Los zombies y el apocalipsis se llevan de mil maravillas, Danny Boyle lo tiene bien claro, por eso se mandó esta peli de terror que, básicamente, habla sobre la supervivencia, el heroísmo y la naturaleza salvaje del ser humano. Un grupo de activistas libera una bocha de chimpancés rabiosos de un laboratorio pensando en hacer el bien y sin medir las consecuencias de sus actos. 28 días después Londres está devastada y desierta, y los sobrevivientes deben hacerle frente a una horda de “enfermitos” en medio del horror de una ciudad que se cae a pedazos. Toda una reinvención del subgénero gracias a su estética realista, a pesar de que los infectados no son “zombies”, pero igual entran en la misma bolsa.

9: EL PLANETA DE LOS SIMIOS: CONFRONTACIÓN (DAWN OF THE PLANET OF THE APES)


El director Matt Reeves toma las riendas del asunto y, tras el éxito de la precuela de 2011, logra llevar a la franquicia mica a un nuevo nivel, tanto argumental como emocional. Pasaron diez años desde el alzamiento de Caesar y su ejército peludo, la “gripe simia” (el virus C113) acabó con gran parte de la población y aquellos que son inmunes viven en condiciones casi medievales. Los primates inteligentes han hecho de los bosques su nuevo hogar y mantienen una frágil tregua con sus enemigos de dos patas que pronto amenaza con estallar provocando una guerra inevitable que podría determinar cual es realmente la especie dominante. De a poco, la historia nos va a cercando al clásico de Charlton Heston, pero más allá de su acción y su trama post-apocalíptica, también hace un profundo análisis sobre similitudes y diferencias entre ambas razas, sobre la supervivencia y la propensión del hombre hacia la violencia desmedida.

8: CUANDO EL DESTINO NOS ALCANCE (SOYLENT GREEN, 1973)


La película dirigida por Richard Fleischer mezcla elementos del género policial con una flor de catástrofe ambiental propia del cine post-apocalíptico y, sobre todo, expone cierta paranoia en torno a la superpoblación y el abuso de los recursos naturales (obsesión de los yanquis desde la época de la Guerra Fría y el auge del comunismo asiático). En un futuro distópico, donde el efecto invernadero hizo estragos en las grandes ciudades, un detective debe investigar el asesinato de un empresario, directamente relacionado con un alimento indispensable para la supervivencia humana. Claro que es el Soylent Green, pero créannos, no tiene nada de ecológico.

7: LA CARRETERA (THE ROAD, 2009)


John Hillcoat toma el desesperanzador relato de Cormac McCarthy y lo traslada a la pantalla de forma desgarradora, violenta y fantástica. Viggo Mortensen y el pequeño Kodi Smit-McPhee, son un padre y su hijo que se abren camino para sobrevivir en un helado desierto post-apocalíptico. Sus posesiones son escasas, pero se tienen el uno al otro y su propia fuerza de voluntad para procurarse de alimentos, seguridad y el abrigo necesario para seguir adelante, tratando de evitar a los bandidos y caníbales que proliferan en una sociedad que se va desintegrando de a poco, donde la falta de alimentos y recursos convirtió al ser humano en la última fuente de comida viable. La pareja se dirige hacia el sur, en busca del calor y la esperanza, el padre tratará de dejarle alguna enseñanza a su retoño, antes de que la cordura amenace con abandonarlo y la paranoia gane su lucha interna.

6: SNOWPIERCER (2013)


Basado en la novela gráfica “Le Transperceneige” de Jacques Lob, Benjamin Legrand y Jean-Marc Rochette, este relato post-apocalíptico dirigido por Joon-ho Bong, termina siendo una entretenida y extrema metáfora socio-política del mundo y sus habitantes, cruda por donde se la mire -desde lo visual y lo narrativo-, violenta y cruel, pero también bizarra y caricaturesca cuando se lo propone. Tras un experimento fallido para contrarrestar el calentamiento global, la Tierra queda sumida en una nueva Era de Hielo que aniquila toda forma de vida sobre el planeta. Los únicos sobrevivientes son los habitantes del “Snowpiercer”, un tren con todas las comodidades, que recorre el mundo sin detenerse. Los compartimientos están divididos según los diferentes estratos sociales, los ricachones pueden gozar de todos los lujos y frivolidades que allí existen, mientras que los menos afortunados se encuentran hacinados en la parte posterior, hasta que deciden revelarse contra todo. Bah, como la vida misma.

5: DELICATESSEN (1991)


Terror, ciencia ficción y humor negro de la mano de Jean-Pierre Jeunet y Marc Caro. Una comedia surrealista ambientada en el microcosmos de un edificio de departamentos, en una ambigua sociedad francesa post-apocalíptica, donde la comida escasea y es tan valiosa que es usada como moneda corriente. Un casero gustoso por la cocina “gourmet”, unos cuantos inquilinos extraños, una parejita enamorada, grupos rebeldes vegetarianos que viven bajo tierra y una puesta escena tan fantástica como tenebrosas que, en su conjunto, rinden homenaje a las películas de Terry Gilliam.

4: AKIRA (1988)


Katsuhiro Otomo toma como punto de partida su propia obra (al menos una parte) y nos transporta al Neo-Tokio del año 2019, una ciudad decadente reconstruida sobre las ruinas de la Tercera Guerra Mundial, donde un gobierno represivo, entre otras cositas, se le da por experimentar con un grupo de purretes y sus poderes mentales. Kaneda, el joven líder de una pandilla motoquera deberá esquivar agitadores antigubernamentales, políticos corruptos, científicos irresponsables y milicos, para poder salvar a su mejor amigo antes de que destruya todo con sus habilidades psíquicas. Toda la acción animada englobada en una aventura distópica con ese tono cyberpunk, muy propio de los años ochenta.

3: ESCAPE DE NUEVA YORK (ESCAPE FROM NEW YORK, 1981)


John Carpenter se despacha con esta crítica sociopolítica, disfrazada de western futurista y apocalíptico, en los albores del la era “reaganiana”. Una joyita del cine clase B cargada de ironía, que catapultó la carrera de Kurt Russell y convirtió a Snake Plissken en el antihéroe por antonomasia, además del personaje favorito del director. Un tipo que desconfía del sistema y las autoridades, en medio de una Nueva York que vive sumida en la anarquía y saturada de criminales y psicópatas. Más tarde llegaría “Escape de Los Angeles” (Escape from L.A., 1996), especie de secuela/remake que añade un poco más de sarcasmo y violencia a la ecuación.

2: NIÑOS DEL HOMBRE (CHILDREN OF MEN, 2006)



Agarrándose de la novela “The Children of Men” de P. D. James, el mexicano Alfonso Cuarón nos muestra el caótico estado del mundo en el año 2027: guerras, terrorismo y contaminación son sólo algunos de los problemitas, lo peor, las mujeres se han vuelto estériles y acaba de fallecer el ser humano más joven del planeta. Gran Bretaña, como muchas otras ciudades, ha caído bajo un gobierno autoritario que se ensaña con los inmigrantes, pero en medio de tanta confusión un ex activista político hará hasta lo imposible para poner a resguardo a una joven que oculta un gran secreto: su sorpresivo embarazo. Claro que este clima de desesperación y esa mínima lucecita de esperanza al final del camino, no serían lo mismo sin la inquietante y maravillosa fotografía de Emmanuel Lubezki.

1: MAD MAX (1979) Y MAD MAX 2 (MAD MAX 2: THE ROAD WARRIOR, 1981)


Desolado, violento y austero, así es el futuro apocalíptico que a uno se le viene inmediatamente a la cabeza y es por culpa (o gracias a) de George Miller y su saga sobre Max Rockatansky, el policía vengativo devenido en guerrero de los caminos australianos. Nuestro héroe transita por un mundo distópico signado por la falta de recursos y la abundancia de anarquía, donde rabiosas bandas motorizadas son los amos y señores de las rutas, y allá va Max, de cacería, tras la muerte de su compañero y el ataque a su familia, dejando toda su racionalidad y cordura de lado. La secuela ya lo encuentra alejado de la figura de defensor de la ley y convertido en un antihéroe totalmente carente de humanidad. Cada vez son menores los rastros de civilización y los terroríficos delincuentes que acechan son menos que salvajes. En este contexto tan pesimista, nuestro guerrero tratará de encontrar un poco de redención.