
Llora una mujer
Creo suponer que no existe dentro de la realidad,
y de otras realidades, nada más hiriente para el paisaje
que una mujer envuelta en lágrimas
Sea por ver sus mejillas concentradas en sangre o
su barbilla arrugada y blanda temblando con palabras atragantadas
por docenas, centenares
Sea, también, por verla mirar a un costado con los ojos
perdidos en un rincón de la sala, una habitación que no es
mas que ella misma y sus pensamientos sobre el dolor
En fin, verla en tal estado impide la armonía de la
serenidad. No solo porque la perjudica es ella, sino también
para el que observa y se deja enterrar por la sierra
de su nariz y garganta
Uno se pregunta qué le pasará, cuál será la cuestión que
la coloca en tal deplorable estado de sentir, donde
el correr de sus lágrimas hace de pantalla para no dar
cuenta de lo que era una sonrisa en ese rostro
Pensamos, repensamos, reflexionamos. Sin embargo
parece no tener fin; sólo queda aproximarnos para
salvaguardar un ápice de sonrisa que logremos despegarle
Luchar contra ese enemigo que representa el llorar de una
mujer no significa algo sencillo. Hace falta algo más que
un simple gesto de humildad.
Es necesario un motivo que nos movilice a colocarnos
frente a esa persona; esa que por alguna razón no puede
despegar sus ojos del suelo sin reprocharse su vida
Si nace ese motivo que haga de impulso, hará falta unas
simples palabras para sumergirse en un abismo del que
podremos participar, para de una vez por todas encontrar
la salida. Una sonrisa que silencie el llanto.
Maximiliano Benitez. 22/09/2014

Gracias por leer!

