Los vampiros son criaturas míticas que han aterrorizado a la humanidad desde tiempos remotos, esto pese a que su existencia se ha cuestionado por siglos. Sin embargo, existen investigaciones en torno a ellos que arrojan algunos casos supuestamente reales. Esta lista muestra los casos más sobresalientes, destacando los cuatro más famosos,Vlad Tepes, Jure Grando, Elizabeth Bathory y Enriqueta Martí Ripollés . ¿Cuáles te parecen más interesantes?. Vota y comenta sobre el tema.
A pesar de que los siguientes casos de vampiros presuntamente fueron reales, estudiados por médicos y con un número importante de testigos, nadie se atrevería a poner las manos al fuego por éstos. ¿La razón? Porque ocurrieron hace cientos de años y la información que presentan no está bien documentada; hay irregularidades en los datos. Faltaría revisarlos de nuevo y entrevistar a las personas involucradas, pero éstas ya murieron hace mucho tiempo.
Con la reserva que tienen estas “evidencias” sobre la existencia de los vampiros humanos, se presenta dejando abierta la posibilidad de que efectivamente los hechos ocurrieron tal y como fueron narrados. Después de leerlos y reflexionar un poco en ellos, queda a tu criterio la decisión sobre lo que creer.
¿Serán reales estos casos?
La mayoría de los casos aquí presentados, estuvieron aderezados de elementos fantásticos. Sería muy aventurado afirmar que son reales, y arbitrario si se dijera lo contrario. Lo que llama la atención de estos hechos, es que los cuerpos después de estar enterrados por varios días, meses y en algunos, años, no presentaban síntomas de putrefacción. Este fenómeno ocurre con las personas que son muy devotas al cristianismo, y se les conoce como santos incorruptos. Pero aquí, obviamente, se debe a otros factores.
Por ejemplo, las momias de Guanajuato, que por las cualidades atmosféricas de esa región, así como los minerales de la Tierra, ayudaron a preservar los cadáveres, pero no por completo, pues sí presentan un deterioro.
Otro factor interesante sobre los presuntos vampiros humanos, es que al momento de ser atravesados por una estaca, algunos gritaban o se movían. Científicamente hablando, se sabe que un cadáver en estado avanzado de putrefacción produce gases que se acumulan en los tejidos. A su vez, éstos salen del cuerpo si se produce una especie de presión sobre el cuerpo, por ejemplo, clavar una estaca en el corazón.
Al momento en que la estaca penetra el cuerpo los gases son expulsados, provocando el sonido de un leve suspiro, pero no fuertes gritos ni sacudidas violentas; además, los cuerpos no presentaban alguna descomposición, descartando esta posibilidad.
* Fuentes y referencias: marcianosmx.com, aztecatrends.com, difundir.org, mundodiplomatico.com.ve, wikipedia, vercroacia.com, cosasdevampiros.com, imágenes Google
1. Vlad Tepes, “el empalador”
Vlad lll (nacido como Vlad Drăculea; Sighișoara, noviembre de 1431-Bucarest, diciembre de 1476), más conocido como Vlad el Empalador (en rumano: Vlad Țepeș), fue príncipe de Valaquia, hoy el sur de Rumania, entre 1456 y 1462. Fue un gran luchador en contra del expansionismo otomano que amenazaba a su país y al resto de Europa, y también era famoso por su manera de castigar a los enemigos y traidores. Vlad era ortodoxo, aunque con posterioridad se convirtió al catolicismo.
El escritor irlandés Bram Stoker se inspiró en él para crear su personaje del vampiro Conde Drácula, que daría origen a gran cantidad de películas. En la actualidad Vlad Țepes es considerado un héroe nacional en Rumanía.
Vlad Tepes III (1428/1476), príncipe valaco de ojos verdes hipnóticos, cabello oscuro ondulado y estatura imponente, fue conocido en vida por dos apodos. Se le llamó El Empalador, por su manía de atravesar con un palo –desde el coxis hasta la nuca–, a sus enemigos y a miles de víctimas que él consideró culpables de algún delito, incluidos mujeres, niños, nobles o plebeyos. Y también se le llamó Drácula, en rumano «hijo de Dracul». El origen etimológico de este término obedecería, según unos, a la palabra draco –dragón–, emblema de su blasón familiar, ya que su padre Vlad II pertenecía a la Orden del Dragón, fundada en el siglo XV para luchar contra el invasor turco. Pero dado que drac en rumano significa «diablo», también podría ser «hijo del demonio», ya que su padre se ganó el sobrenombre de «diablo» por sus sibilinas maniobras políticas.
Digno hijo de su padre, el currículum de Drácula está plagado de estrategias arteras para hacerse con el poder. Y bien con el apoyo de sus enemigos los turcos, bien con el de los húngaros, consiguió reinar tres veces en Valaquia, un pequeño estado situado al sur de Rumanía e independiente hasta la invasión de los turcos. Fueron estos quienes consiguieron abatirle al fin en una emboscada a finales del mes de diciembre de 1476.
Pero, a pesar de las muchas atrocidades que cometió, durante su vida jamás se le asoció al mito del vampiro. Ese dudoso honor se lo debe al escritor irlandés Bram Stoker, quien le convirtió en protagonista de su novela Drácula. Y es aquí donde empieza la leyenda. ¿Por qué le eligió Stoker para ser el vampiro por excelencia? ¿Fue sólo un capricho del literato? ¿O hubo algún dato fundamental que el escritor nos ocultó?. (Vía: wikipedia y misterios.co)
2. Elizabeth Bathory, “la condesa sangrienta”
Tiene el récord Guinness de la mujer que más ha asesinado en la historia de la humanidad con 630 muertes.
Su nombre auténtico era Erzsébet (Isabel, en castellano) Báthory, pero la historia la conoce como La Condesa Sangrienta, por su afición a secuestrar y torturar a muchachas de los alrededores, cuya sangre se bebía para conservar la eterna juventud. Al menos eso testificaron quienes siguieron el proceso contra ella en unos tiempos convulsos.
Isabel nació en 1560 en Byrbathor, una ciudad de la región de Transilvania, en la Hungría profunda, "el país más salvaje de la Europa feudal", según la escritora francesa Valentine Penrose, autora del libro La Condesa Sangrienta. Un país salvaje y, como casi siempre en su historia, dividido, con una parte ocupada por los turcos y la otra en manos de los Habsburgo austriacos. Isabel pertenecía a una de las familias más adineradas y poderosas del país. Era sobrina de Istvan Báthory, príncipe de Transilvania y rey de Polonia entre 1575 y 1686. Pasó su infancia en el castillo de los Ecsed, la rama más extravagante de los Báthory, repleta, como consecuencia de los matrimonios consanguíneos, de locos y tarados. Se dice que a los cuatro años Isabel sufrió ataques de epilepsia o algún otro trastorno neurológico, pero remitieron pronto y no parecen tener relación con su comportamiento posterior. Fue educada con esmero, algo inusual para su tiempo, cuando muchos nobles ni siquiera sabían leer y escribir. Pero Isabel hablaba húngaro, latín y alemán, y además era guapa. Todo un partido... en apariencia.
A los 15 años fue obligada a casarse con el conde Ferenc Nadasdy, que tenía 26 y se pasaba la vida batallando contra los otomanos. Tuvieron tres hijas y un hijo y vivieron en el castillo Ecsed con la madre de Ferenc, su odiada suegra Úrsula. Una primera muestra de la crueldad de Isabel aparece en la correspondencia que sostuvo con su marido ausente, en la que ambos intercambian ideas sobre las técnicas más apropiadas para castigar a los criados. El caso es que la condesa administró el castillo con mano de hierro y brutales palizas a las sirvientas, a las que golpeaba con un pesado mazo o les pinchaba con agujas debajo de las uñas, por citar algunas de sus diversiones predilectas. Por otro lado, a Isabel le atraían sexualmente las mujeres, pero sus prácticas sádicas, siempre con golpes y sangre, asustaban a las incautas que se prestaban inicialmente a sus requerimientos.
La muerte de Ferenc en 1604 fue el punto de inflexión definitivo en la espiral de violencia de Isabel, que al verse viuda dio rienda suelta a toda su psicopatía. De entrada echó del castillo a su suegra y al resto de parientes de su marido, y con la ayuda de su cómplice Darvulia, una supuesta bruja de la región, montó un siniestro laboratorio -más bien cámara de suplicios- en los sótanos del castillo y se dedicó a las prácticas de magia negra. Entre los aparatos de tortura que supuestamente guardaba en las mazmorras había un autómata llamado La Virgen de Hierro, una dama metálica con un mecanismo que clavaba puñales, además de diversos atizadores enrojecidos al fuego, ganchos y todo lo que la imaginación pueda concebir en estos casos. La razón de esta sinrazón es que Isabel quería mantenerse bella y joven para siempre -tenía 44 años, que en aquella época era casi la tercera edad-, y la fuente para obtener la eterna juventud era la sangre de las chicas a las que torturaba. Bebía su sangre, se daba baños de sangre, arrancaba su carne mientras sus sirvientas las sujetaban y cometía actos tan atroces que resultan casi imposibles de creer.
Durante un tiempo se mantuvo impune porque elegía a sus víctimas entre las siervas y campesinas, a quienes en esa época aún feudal un noble podía tratar como un objeto, pero tras la muerte de Darvulia Isabel se olvidó de las precauciones y empezó a raptar también a jóvenes de buena familia. Los rumores llegaron pronto a la corte, donde la Báthory no contaba con muchas simpatías, y el rey Matyas ordenó investigar el caso al conde Thurzo, un primo de Isabel enemistado con ella. Thurzo y sus soldados entraron en el castillo sin encontrar resistencia y allí estaban a la vista, según dijeron, los cuerpos desangrados, los instrumentos de tortura, el horror.
En el juicio, Isabel se negó a declarar, acogiéndose a sus privilegios nobiliarios. Condenada a cadena perpetua, tapiaron su habitación y allí vivió emparedada durante casi cuatro años, medio muerta de hambre y de frío, alimentándose de la escasa comida que le hacían llegar por una ínfima ventanita. Nunca mostró arrepentimiento ni llegó a entender por qué la condenaron. Murió el 21 de agosto de 1614, al anochecer, "abandonada de todos", según un cronista de la época. (Vía: wikipedia y muyinteresante.es)
3. El caso de Huebner
En 1725, en Hungría, se registraron cerca de un cementerio —donde fue enterrada una persona de apellido Huebner— extrañas muertes de animales y personas; las víctimas quedaban destrozadas, asumiendo que el criminal era un ser con mucha fuerza. El único que concordaba con esta descripción era Huebner que en vida se caracterizó por ser un hombre alto y fuerte.
Como los ataques siguieron, el comisionado dio la orden de exhumar el cadáver, descubriendo que a pesar de tener dos años de muerto, Huebner seguía intacto, sin señal de descomposición. Le clavaron una estaca en el corazón y quemaron el cuerpo. De esta manera los crímenes cesaron.
4. Vampiros en París
En el siglo XVII la prensa europea comenzó a reportar extraños hechos íntimamente relacionados con los vampiros. El periódico Mercure Galant de París, informó en mayo de 1663 que en Polonia y Rusia había cadáveres que estaban llenos de sangre, la cual les escurría por la nariz, boca y oídos. Este misterio se lo adjudicaban a los demonios que salían de esos cuerpos para atacar a personas y animales. La manera de acabarlos —decía el diario— era cortándoles la cabeza y destruyendo su corazón. Las personas que ya habían sido víctimas de estos monstruos y que estaban condenadas a la muerte, debían comer pan hecho con la sangre de estos seres.
5. El caso de la familia Stuckeley
El escenario por excelencia del vampirismo es Transilvania, en Rumania; sin embargo, en Estados Unidos, en Rhode Island, durante el siglo XVIII se registró un hecho por demás interesante.
La familia Stuckeley se conformaba por los padres de familia y 14 hijos, todos eran granjeros. De forma inexplicable los hijos comenzaron a morir, aparentemente de tuberculosis. La primera en fallecer fue la hija mayor, Sara; después murieron cinco hijos más y fueron enterrados en el cementerio del pueblo Exeter.
Lo macabro se dio tiempo después cuando los hermanos pequeños de Sara les dijeron a sus padres que ella los había visitado la noche anterior. En un principio no les creyeron, pues aún no se reponían de la pena de perder a sus hijos, pero una noche la madre vio a Sara.
El señor Stuckeley pidió autorización para exhumar los cuerpos de sus hijos y comprobar que realmente estaban ahí enterrados. Al sacar a los seis, halló que Sara —quien fue la primera en morir— se encontraba en perfectas condiciones, como si la hubieran enterrado un día antes, mientras que los demás ya estaban en avanzado estado de putrefacción.
Lo que se hizo a continuación fue abrir el cuerpo de Sara, sacarle el corazón y quemarlo. A partir de ahí —a pesar de que un hijo más murió— no se vio de nuevo deambular a la hija del matrimonio Stuckeley.
6. El caso de Peter Plogojowitz
En1725, en la aldea de Kisilova, distrito de Rahm (hoy Eslovenia), se reportaron misteriosas muertes. Nueve personas fallecieron en un lapso de dos semanas, afirmando que Peter Plogojowitz —un campesino que había muerto días atrás— era el causante. Según las víctimas, Plogojowitz los había visitado por la noche.
Incluso la viuda del campesino dijo que una noche su esposo Peter volvió a su casa exigiendo sus zapatos; los que aseguraban haberlo visto, dijeron que no presentaba alguna señal de descomposición.
Para acabar con la superstición de que Plogojowitz venía de la tumba para llevarse a los demás, los oficiales prusianos con el permiso correspondiente, exhumaron el cadáver y se llevaron una sorpresa.
El cuerpo de Peter Plogojowitz no presentaba la mínima señal de descomposición, no olía mal a pesar de que llevaba varios días de muerto. Su nariz se veía caída, y su piel se notaba algo arrugada pero aún en buenas condiciones; y lo más tenebroso: en su boca se apreciaba sangre fresca, la cual se cree era de sus víctimas.
De acuerdo al testimonio del notario, los oficiales afilaron una estaca y se la pusieron en el corazón, del cual, al ser atravesado, surgió abundante sangre fresca, así como de sus oídos y de su boca. El cuerpo de Plogojowitz realizó algunos movimientos, pero no abrió los ojos ni gritó. Luego quemaron el cuerpo hasta reducirlo a cenizas.
7. El caso de Arnold Paule
A pesar de que existe mucha información con relación a este caso, los datos presentados varían conforme a quien los narra. El hecho aparentemente ocurrió en la población de Medvedja, Hungría, en 1732.
De acuerdo a la leyenda, en Medvedja comenzaron a registrarse extrañas muertes. No eran decesos repentinos, sino que la gente enfermaba y fallecía lentamente; sufrían de fiebre, náuseas, dolores abdominales, dificultad respiratoria, punzadas y una sed insaciable (algunos síntomas de la rabia que no tuvo cura hasta 1886).
Como las muertes se incrementaban a un paso acelerado, las autoridades de Belgrado dieron la orden al comandante Schnezzer para que investigara. Éste, a su vez, se apoyó en los conocimientos del epidemiólogo Glaser. Conforme realizaron los estudios, Glaser no fue capaz de hallar un origen racional de la enfermedad. Ante la extrañeza del caso, el médico ordenó exhumar 16 cuerpos, de los cuales, 10 no presentaban putrefacción.
Los habitantes de Medvedja llegaron a la conclusión de que el causante de esta maldición era Arnold Paule, fallecido un mes atrás. Paule fue soldado y, mientras estaba de misión en Grecia, fue atacado por un vampiro humano. La forma de librarse de convertirse en un chupasangre, era comer tierra de la tumba del vampiro, así como rociarse de su sangre, lo cual Arnold hizo. De este extraño suceso se supo gracias al testimonio de su esposa.
El médico al conocer esta historia, le propuso a Schnezzer la exhumación del cadáver de Paule para ver si efectivamente era un vampiro; el comandante, escéptico, accedió con tal de acabar con este misterio. Fueron al cementerio, sacaron el cuerpo de Arnold Paule y descubrieron que estaba intacto; su cuerpo estaba rojo, las uñas, el cabello y la barba renovados. No presentaba ninguna señal de descomposición, su piel estaba intacta. Tenía sangre en el rostro, en su camisa y alrededor del ataúd.
Ya sin dudas de que Paule era un vampiro y el causante de las muertes, le clavaron una estaca en el corazón. El vampiro emitió un grito y comenzó a brotar mucha sangre; después quemaron su cuerpo. Uno de los testigos fue el médico militar Johann Flückinger y sus dos suboficiales. Incluso Flückinger, ante la extrañeza del caso, redactó un informe oficial advirtiendo a la población que el ganado que fue atacado por el vampiro podía estar contaminado. Este documento fue publicado por el diario Glaneur Historique del 3 de marzo de 1732.
La nota incluía además algunos comentarios sobre los hechos; por ejemplo, decía que las personas que vivían entre el río Teysse y Transilvania creían en la existencia de los vampiros humanos que salían de sus tumbas para atacar a los vivos y drenarles la sangre. Hablan de Arnold Paule y las muertes que se registraron al poco tiempo de su deceso.
Citan el caso de Stanoika, la primera de sus víctimas. Esta joven, antes de morir, despertó asustada una noche diciendo que Arnold Paule —fallecido nueve semanas antes— había intentado estrangularla mientras dormía. No le creyeron y al poco tiempo murió. Después de ser desenterrada —porque todas las víctimas de Paule fueron exhumadas para clavarles una estaca— hallaron atrás de su oreja derecha una marca roja azulada de la longitud de un dedo.
También se informó en el periódico que la manera de acabar con estos seres que atormentan a los vivos, era sacarlos de sus tumbas para clavarles una estaca, cortarles la cabeza y al final quemarlos. “Se llama vampiros a ciertos cadáveres que, según dice, tienen la facultad de chupar la sangre a los vivos y de hacerlos morir poco a poco de una manera muy dolorosa, de tal forma que a medida que adelgazan y se agotan, los cuerpos muertos engordan en sus tumbas y se llenan de sangre, su piel se renueva, las uñas, los cabellos y la barba les crecen.”
Para prevenir el desprestigio del diario, el autor de la nota dijo que este hecho de vampirismo pudo tratarse de ideas supersticiosas y extravagantes. Que la gente de Hungría estaba mal alimentada y cuando tenían una muerte natural o de una enfermedad epidémica, atribuían a espectros que salían de sus tumbas para atacar a los vivos. Las exhumaciones y ejecuciones de los cadáveres son sólo para tranquilizar a la gente que cree en esto.
Lo cierto es que este caso fue enviado a Viena al Consejo de Guerra imperial que estableció una comisión militar para examinar la verdad de los hechos. El documento estuvo firmado por el lugarteniente y el cirujano mayor de un regimiento y por otros tres cirujanos militares.
8. La tragedia de la familia Brown
Un caso que puede estar relacionado con vampiros humanos, ocurrió en Rhode Island en 1890 a la familia Brown. Sin ningún motivo, Mary Brown, esposa de George Brown, comenzó a perder peso, a palidecer hasta que murió presuntamente de tuberculosis. Seis meses más tarde su hija Olivia falleció también.
Cuatro años después, Edwin, el único hijo varón de George Brown enfermó; parecía que correría la misma suerte de su hermana y madre. Por sugerencia de un amigo, Edwin se marchó junto con su esposa a Colorado para mejorar su salud. Mientras permaneció fuera de Rhode Island, su hermana Mercy cayó en cama y murió de forma inmediata.
Cuando Edwin se enteró de la muerte de su hermana, regresó a consolar a su padre, pero al mes de estar nuevamente en su tierra, enfermó y todo indicaba que moriría también. El señor Brown, desesperado, pidió autorización para exhumar los cuerpos de sus hijos con la esperanza de hallar alguna pista de Io que estaba ocurriendo.
Esa mañana del 17 de marzo de 1892 cuando sacaron los ataúdes estuvo presente el doctor Harold Metcalf, quien dio fe de los hechos. Al examinar los cuerpos descubrieron que efectivamente Mary y Olivia ya estaban en estado de putrefacción, pero el de Mercy no; parecía estar dormida.
Lo extraño con Mercy —además de no sufrir algún deterioro en su cuerpo— era que la hallaron en otra posición a la que la habían enterrado. Ante la duda, y teniendo conocimiento del caso Stuckeley, decidieron extirparle el corazón y el hígado, los cuales quemaron y guardaron sus cenizas. Las cenizas de un vampiro —se creía— podían salvar a sus víctimas, en este caso a Edwin, pero para mala fortuna de la familia Brown, eso no ocurrió.
Además —y lo más inquietante— es que antes de que Mercy fuera desenterrada, siete jóvenes más ya habían muerto con una herida en el cuello. Cuando quemaron los órganos de Mercy, todo lo anormal como las enfermedades, cesaron.
Mucho tiempo después, uno de los descendientes de la familia Brown declaró a un periódico de la ciudad de Exeter, que en su juventud platicó con una de las personas que ayudó a George Brown a exhumar los cuerpos, y que el señor Brown estaba convencido que su hija se había convertido en un vampiro.
9. Enriqueta Martí Ripollés (la vampira de Barcelona)
* Sugerida por el usuario "Mr.Roof"______________________
Enriqueta Martí i Ripollés (San Felíu de Llobregat, 1868 – Barcelona, 12 de mayo de 1913) fue una asesina en serie española, secuestradora y proxeneta de niños. Conocida popularmente como la vampira del carrer de Ponent o la vampira de Barcelona.
La vida de la asesina Enriqueta Martí, conocida popularmente como la vampira de Barcelona. Enriqueta Martí Ripollés fue una secuestradora y asesina de niños, aunque también los prostituía. Enriqueta llevaba una doble vida, por el día mendigaba vistiendo harapos y en ocasiones utilizaba a los niños como reclamo, haciéndolos pasar por hijos suyos. Por las noches ejercía de proxeneta y, además, de prostituta, y entonces lucía ropas lujosas, sombreros y pelucas, y se hacía ver en el Teatre del Liceu, el Casino de la Arrabassada y otros lugares donde acudía la clase acomodada de Barcelona. También decía ser curandera, utilizado remedios que estaban compuestos por restos humanos de las criaturas que mataba. (Vía: wikipedia)
10. La historia de Jure Grando, “el primer vampiro”
Todos hemos oído hablar de Drácula, personaje de ficción inspirado en el despiadado noble rumano Vlad Tepes, pero pocas personas saben que 200 años antes de que Bram Stoker publicara su célebre novela, el historiador esloveno Johann Weichard von Valvasor ya recogía la leyenda de Jure Grando en su libro El Honor del Ducado de Craim.
La localidad croata de Kringa, en la región de Istria, ostenta el dudoso honor de haber sido el lugar donde el conocido como primer vampiro de Europa cometió sus atrocidades.
Jure Grando fue un campesino que falleció en 1656, convirtiéndose después de su muerte en vampiro. La leyenda cuenta que acudía a su casa para abusar sexualmente de su propia viuda, quien vivía horrorizada por estas visitas.
El párroco intentó acabar con Grando presentándose ante él con un gran crucifijo, pero fue en vano. Más tarde, algunos vecinos intentaron clavarle estacas de madera en el corazón, pero este remedio tampoco surtió efecto y tuvo unas consecuencias espeluznantes: el vampiro se vengó de sus agresores matando en la casa de cada uno a alguna persona.
En 1672 Jure Grando seguía en la aldea y cualquier intento de acabar con él había sido infructuoso. El párroco y otros nueve vecinos decidieron entonces degollar al vampiro mientras dormía.
Según cuenta la historia, fue Stipan Milasic el que lo consiguió, después de una encarnizada lucha. Al cortar la cabeza fue tanta la sangre que manó de la herida, que los cubrió a todos y llenó la tumba. Sólo entonces Jure Grando cayó al suelo y murió de verdad, acabando el terror que asolaba a Kringa.
Los habitantes de la pequeña ciudad viven en la actualidad de la leyenda que atemorizó a sus antepasados. Desde el Museo de Jure Grando hasta los bares y restaurantes, todos tienen presente al vampiro que los ha hecho famosos. Festivales de literatura fantástica, gastronomía inspirada en historias de muertos vivientes y todo tipo de actividades relacionadas con lo sucedido hacen llegar cada día a más turistas y han conseguido que, poco a poco, la localidad se haya hecho un pequeño hueco en el mercado turístico de Istria.
Curiosamente, y como un misterio más que nadie se esfuerza en resolver, ningún habitante de Kringa sabe decir en cual de las tumbas del cementerio descansa la fuente de ingresos más importante de esta ciudad. Quizás sea mejor no saberlo para evitar que Jure Grando vuelva a despertar. (Vía: vercroacia.com)
11. Un vampiro en Guadalajara
Se dice que en el panteón de Belén en Guadalajara, México, se halla enterrado un vampiro. Sin especificar el año y la procedencia de este enigmático personaje, los guías de turistas afirman que cuando llegó el conde Baldón a Guadalajara, a la par comenzaron a registrarse extrañas muertes.
Las víctimas aparecían sin una gota de sangre en sus cuerpos, y en el cuello la marca de unos colmillos; a este fenómeno le comenzaron a llamar “la muerte seca”. Una noche, mientras el conde Baldón —que describían como una persona callada que siempre vestía de negro, con bombín y bastón— caminaba cerca del panteón de Belén, unas personas que sabían quién era, lo capturaron para matarlo. Con una rama que estaba a la mano improvisaron una estaca y le atravesaron el corazón. De esta estaca al poco tiempo floreció un árbol el cual se encuentra hasta nuestros días.
A pesar de que los siguientes casos de vampiros presuntamente fueron reales, estudiados por médicos y con un número importante de testigos, nadie se atrevería a poner las manos al fuego por éstos. ¿La razón? Porque ocurrieron hace cientos de años y la información que presentan no está bien documentada; hay irregularidades en los datos. Faltaría revisarlos de nuevo y entrevistar a las personas involucradas, pero éstas ya murieron hace mucho tiempo.
Con la reserva que tienen estas “evidencias” sobre la existencia de los vampiros humanos, se presenta dejando abierta la posibilidad de que efectivamente los hechos ocurrieron tal y como fueron narrados. Después de leerlos y reflexionar un poco en ellos, queda a tu criterio la decisión sobre lo que creer.
¿Serán reales estos casos?
La mayoría de los casos aquí presentados, estuvieron aderezados de elementos fantásticos. Sería muy aventurado afirmar que son reales, y arbitrario si se dijera lo contrario. Lo que llama la atención de estos hechos, es que los cuerpos después de estar enterrados por varios días, meses y en algunos, años, no presentaban síntomas de putrefacción. Este fenómeno ocurre con las personas que son muy devotas al cristianismo, y se les conoce como santos incorruptos. Pero aquí, obviamente, se debe a otros factores.
Por ejemplo, las momias de Guanajuato, que por las cualidades atmosféricas de esa región, así como los minerales de la Tierra, ayudaron a preservar los cadáveres, pero no por completo, pues sí presentan un deterioro.
Otro factor interesante sobre los presuntos vampiros humanos, es que al momento de ser atravesados por una estaca, algunos gritaban o se movían. Científicamente hablando, se sabe que un cadáver en estado avanzado de putrefacción produce gases que se acumulan en los tejidos. A su vez, éstos salen del cuerpo si se produce una especie de presión sobre el cuerpo, por ejemplo, clavar una estaca en el corazón.
Al momento en que la estaca penetra el cuerpo los gases son expulsados, provocando el sonido de un leve suspiro, pero no fuertes gritos ni sacudidas violentas; además, los cuerpos no presentaban alguna descomposición, descartando esta posibilidad.
* Fuentes y referencias: marcianosmx.com, aztecatrends.com, difundir.org, mundodiplomatico.com.ve, wikipedia, vercroacia.com, cosasdevampiros.com, imágenes Google

1. Vlad Tepes, “el empalador”
Vlad lll (nacido como Vlad Drăculea; Sighișoara, noviembre de 1431-Bucarest, diciembre de 1476), más conocido como Vlad el Empalador (en rumano: Vlad Țepeș), fue príncipe de Valaquia, hoy el sur de Rumania, entre 1456 y 1462. Fue un gran luchador en contra del expansionismo otomano que amenazaba a su país y al resto de Europa, y también era famoso por su manera de castigar a los enemigos y traidores. Vlad era ortodoxo, aunque con posterioridad se convirtió al catolicismo.
El escritor irlandés Bram Stoker se inspiró en él para crear su personaje del vampiro Conde Drácula, que daría origen a gran cantidad de películas. En la actualidad Vlad Țepes es considerado un héroe nacional en Rumanía.
Vlad Tepes III (1428/1476), príncipe valaco de ojos verdes hipnóticos, cabello oscuro ondulado y estatura imponente, fue conocido en vida por dos apodos. Se le llamó El Empalador, por su manía de atravesar con un palo –desde el coxis hasta la nuca–, a sus enemigos y a miles de víctimas que él consideró culpables de algún delito, incluidos mujeres, niños, nobles o plebeyos. Y también se le llamó Drácula, en rumano «hijo de Dracul». El origen etimológico de este término obedecería, según unos, a la palabra draco –dragón–, emblema de su blasón familiar, ya que su padre Vlad II pertenecía a la Orden del Dragón, fundada en el siglo XV para luchar contra el invasor turco. Pero dado que drac en rumano significa «diablo», también podría ser «hijo del demonio», ya que su padre se ganó el sobrenombre de «diablo» por sus sibilinas maniobras políticas.
Digno hijo de su padre, el currículum de Drácula está plagado de estrategias arteras para hacerse con el poder. Y bien con el apoyo de sus enemigos los turcos, bien con el de los húngaros, consiguió reinar tres veces en Valaquia, un pequeño estado situado al sur de Rumanía e independiente hasta la invasión de los turcos. Fueron estos quienes consiguieron abatirle al fin en una emboscada a finales del mes de diciembre de 1476.
Pero, a pesar de las muchas atrocidades que cometió, durante su vida jamás se le asoció al mito del vampiro. Ese dudoso honor se lo debe al escritor irlandés Bram Stoker, quien le convirtió en protagonista de su novela Drácula. Y es aquí donde empieza la leyenda. ¿Por qué le eligió Stoker para ser el vampiro por excelencia? ¿Fue sólo un capricho del literato? ¿O hubo algún dato fundamental que el escritor nos ocultó?. (Vía: wikipedia y misterios.co)

2. Elizabeth Bathory, “la condesa sangrienta”
Tiene el récord Guinness de la mujer que más ha asesinado en la historia de la humanidad con 630 muertes.
Su nombre auténtico era Erzsébet (Isabel, en castellano) Báthory, pero la historia la conoce como La Condesa Sangrienta, por su afición a secuestrar y torturar a muchachas de los alrededores, cuya sangre se bebía para conservar la eterna juventud. Al menos eso testificaron quienes siguieron el proceso contra ella en unos tiempos convulsos.
Isabel nació en 1560 en Byrbathor, una ciudad de la región de Transilvania, en la Hungría profunda, "el país más salvaje de la Europa feudal", según la escritora francesa Valentine Penrose, autora del libro La Condesa Sangrienta. Un país salvaje y, como casi siempre en su historia, dividido, con una parte ocupada por los turcos y la otra en manos de los Habsburgo austriacos. Isabel pertenecía a una de las familias más adineradas y poderosas del país. Era sobrina de Istvan Báthory, príncipe de Transilvania y rey de Polonia entre 1575 y 1686. Pasó su infancia en el castillo de los Ecsed, la rama más extravagante de los Báthory, repleta, como consecuencia de los matrimonios consanguíneos, de locos y tarados. Se dice que a los cuatro años Isabel sufrió ataques de epilepsia o algún otro trastorno neurológico, pero remitieron pronto y no parecen tener relación con su comportamiento posterior. Fue educada con esmero, algo inusual para su tiempo, cuando muchos nobles ni siquiera sabían leer y escribir. Pero Isabel hablaba húngaro, latín y alemán, y además era guapa. Todo un partido... en apariencia.
A los 15 años fue obligada a casarse con el conde Ferenc Nadasdy, que tenía 26 y se pasaba la vida batallando contra los otomanos. Tuvieron tres hijas y un hijo y vivieron en el castillo Ecsed con la madre de Ferenc, su odiada suegra Úrsula. Una primera muestra de la crueldad de Isabel aparece en la correspondencia que sostuvo con su marido ausente, en la que ambos intercambian ideas sobre las técnicas más apropiadas para castigar a los criados. El caso es que la condesa administró el castillo con mano de hierro y brutales palizas a las sirvientas, a las que golpeaba con un pesado mazo o les pinchaba con agujas debajo de las uñas, por citar algunas de sus diversiones predilectas. Por otro lado, a Isabel le atraían sexualmente las mujeres, pero sus prácticas sádicas, siempre con golpes y sangre, asustaban a las incautas que se prestaban inicialmente a sus requerimientos.
La muerte de Ferenc en 1604 fue el punto de inflexión definitivo en la espiral de violencia de Isabel, que al verse viuda dio rienda suelta a toda su psicopatía. De entrada echó del castillo a su suegra y al resto de parientes de su marido, y con la ayuda de su cómplice Darvulia, una supuesta bruja de la región, montó un siniestro laboratorio -más bien cámara de suplicios- en los sótanos del castillo y se dedicó a las prácticas de magia negra. Entre los aparatos de tortura que supuestamente guardaba en las mazmorras había un autómata llamado La Virgen de Hierro, una dama metálica con un mecanismo que clavaba puñales, además de diversos atizadores enrojecidos al fuego, ganchos y todo lo que la imaginación pueda concebir en estos casos. La razón de esta sinrazón es que Isabel quería mantenerse bella y joven para siempre -tenía 44 años, que en aquella época era casi la tercera edad-, y la fuente para obtener la eterna juventud era la sangre de las chicas a las que torturaba. Bebía su sangre, se daba baños de sangre, arrancaba su carne mientras sus sirvientas las sujetaban y cometía actos tan atroces que resultan casi imposibles de creer.
Durante un tiempo se mantuvo impune porque elegía a sus víctimas entre las siervas y campesinas, a quienes en esa época aún feudal un noble podía tratar como un objeto, pero tras la muerte de Darvulia Isabel se olvidó de las precauciones y empezó a raptar también a jóvenes de buena familia. Los rumores llegaron pronto a la corte, donde la Báthory no contaba con muchas simpatías, y el rey Matyas ordenó investigar el caso al conde Thurzo, un primo de Isabel enemistado con ella. Thurzo y sus soldados entraron en el castillo sin encontrar resistencia y allí estaban a la vista, según dijeron, los cuerpos desangrados, los instrumentos de tortura, el horror.
En el juicio, Isabel se negó a declarar, acogiéndose a sus privilegios nobiliarios. Condenada a cadena perpetua, tapiaron su habitación y allí vivió emparedada durante casi cuatro años, medio muerta de hambre y de frío, alimentándose de la escasa comida que le hacían llegar por una ínfima ventanita. Nunca mostró arrepentimiento ni llegó a entender por qué la condenaron. Murió el 21 de agosto de 1614, al anochecer, "abandonada de todos", según un cronista de la época. (Vía: wikipedia y muyinteresante.es)

3. El caso de Huebner
En 1725, en Hungría, se registraron cerca de un cementerio —donde fue enterrada una persona de apellido Huebner— extrañas muertes de animales y personas; las víctimas quedaban destrozadas, asumiendo que el criminal era un ser con mucha fuerza. El único que concordaba con esta descripción era Huebner que en vida se caracterizó por ser un hombre alto y fuerte.
Como los ataques siguieron, el comisionado dio la orden de exhumar el cadáver, descubriendo que a pesar de tener dos años de muerto, Huebner seguía intacto, sin señal de descomposición. Le clavaron una estaca en el corazón y quemaron el cuerpo. De esta manera los crímenes cesaron.

4. Vampiros en París
En el siglo XVII la prensa europea comenzó a reportar extraños hechos íntimamente relacionados con los vampiros. El periódico Mercure Galant de París, informó en mayo de 1663 que en Polonia y Rusia había cadáveres que estaban llenos de sangre, la cual les escurría por la nariz, boca y oídos. Este misterio se lo adjudicaban a los demonios que salían de esos cuerpos para atacar a personas y animales. La manera de acabarlos —decía el diario— era cortándoles la cabeza y destruyendo su corazón. Las personas que ya habían sido víctimas de estos monstruos y que estaban condenadas a la muerte, debían comer pan hecho con la sangre de estos seres.

5. El caso de la familia Stuckeley
El escenario por excelencia del vampirismo es Transilvania, en Rumania; sin embargo, en Estados Unidos, en Rhode Island, durante el siglo XVIII se registró un hecho por demás interesante.
La familia Stuckeley se conformaba por los padres de familia y 14 hijos, todos eran granjeros. De forma inexplicable los hijos comenzaron a morir, aparentemente de tuberculosis. La primera en fallecer fue la hija mayor, Sara; después murieron cinco hijos más y fueron enterrados en el cementerio del pueblo Exeter.
Lo macabro se dio tiempo después cuando los hermanos pequeños de Sara les dijeron a sus padres que ella los había visitado la noche anterior. En un principio no les creyeron, pues aún no se reponían de la pena de perder a sus hijos, pero una noche la madre vio a Sara.
El señor Stuckeley pidió autorización para exhumar los cuerpos de sus hijos y comprobar que realmente estaban ahí enterrados. Al sacar a los seis, halló que Sara —quien fue la primera en morir— se encontraba en perfectas condiciones, como si la hubieran enterrado un día antes, mientras que los demás ya estaban en avanzado estado de putrefacción.
Lo que se hizo a continuación fue abrir el cuerpo de Sara, sacarle el corazón y quemarlo. A partir de ahí —a pesar de que un hijo más murió— no se vio de nuevo deambular a la hija del matrimonio Stuckeley.

6. El caso de Peter Plogojowitz
En1725, en la aldea de Kisilova, distrito de Rahm (hoy Eslovenia), se reportaron misteriosas muertes. Nueve personas fallecieron en un lapso de dos semanas, afirmando que Peter Plogojowitz —un campesino que había muerto días atrás— era el causante. Según las víctimas, Plogojowitz los había visitado por la noche.
Incluso la viuda del campesino dijo que una noche su esposo Peter volvió a su casa exigiendo sus zapatos; los que aseguraban haberlo visto, dijeron que no presentaba alguna señal de descomposición.
Para acabar con la superstición de que Plogojowitz venía de la tumba para llevarse a los demás, los oficiales prusianos con el permiso correspondiente, exhumaron el cadáver y se llevaron una sorpresa.
El cuerpo de Peter Plogojowitz no presentaba la mínima señal de descomposición, no olía mal a pesar de que llevaba varios días de muerto. Su nariz se veía caída, y su piel se notaba algo arrugada pero aún en buenas condiciones; y lo más tenebroso: en su boca se apreciaba sangre fresca, la cual se cree era de sus víctimas.
De acuerdo al testimonio del notario, los oficiales afilaron una estaca y se la pusieron en el corazón, del cual, al ser atravesado, surgió abundante sangre fresca, así como de sus oídos y de su boca. El cuerpo de Plogojowitz realizó algunos movimientos, pero no abrió los ojos ni gritó. Luego quemaron el cuerpo hasta reducirlo a cenizas.

7. El caso de Arnold Paule
A pesar de que existe mucha información con relación a este caso, los datos presentados varían conforme a quien los narra. El hecho aparentemente ocurrió en la población de Medvedja, Hungría, en 1732.
De acuerdo a la leyenda, en Medvedja comenzaron a registrarse extrañas muertes. No eran decesos repentinos, sino que la gente enfermaba y fallecía lentamente; sufrían de fiebre, náuseas, dolores abdominales, dificultad respiratoria, punzadas y una sed insaciable (algunos síntomas de la rabia que no tuvo cura hasta 1886).
Como las muertes se incrementaban a un paso acelerado, las autoridades de Belgrado dieron la orden al comandante Schnezzer para que investigara. Éste, a su vez, se apoyó en los conocimientos del epidemiólogo Glaser. Conforme realizaron los estudios, Glaser no fue capaz de hallar un origen racional de la enfermedad. Ante la extrañeza del caso, el médico ordenó exhumar 16 cuerpos, de los cuales, 10 no presentaban putrefacción.
Los habitantes de Medvedja llegaron a la conclusión de que el causante de esta maldición era Arnold Paule, fallecido un mes atrás. Paule fue soldado y, mientras estaba de misión en Grecia, fue atacado por un vampiro humano. La forma de librarse de convertirse en un chupasangre, era comer tierra de la tumba del vampiro, así como rociarse de su sangre, lo cual Arnold hizo. De este extraño suceso se supo gracias al testimonio de su esposa.
El médico al conocer esta historia, le propuso a Schnezzer la exhumación del cadáver de Paule para ver si efectivamente era un vampiro; el comandante, escéptico, accedió con tal de acabar con este misterio. Fueron al cementerio, sacaron el cuerpo de Arnold Paule y descubrieron que estaba intacto; su cuerpo estaba rojo, las uñas, el cabello y la barba renovados. No presentaba ninguna señal de descomposición, su piel estaba intacta. Tenía sangre en el rostro, en su camisa y alrededor del ataúd.
Ya sin dudas de que Paule era un vampiro y el causante de las muertes, le clavaron una estaca en el corazón. El vampiro emitió un grito y comenzó a brotar mucha sangre; después quemaron su cuerpo. Uno de los testigos fue el médico militar Johann Flückinger y sus dos suboficiales. Incluso Flückinger, ante la extrañeza del caso, redactó un informe oficial advirtiendo a la población que el ganado que fue atacado por el vampiro podía estar contaminado. Este documento fue publicado por el diario Glaneur Historique del 3 de marzo de 1732.
La nota incluía además algunos comentarios sobre los hechos; por ejemplo, decía que las personas que vivían entre el río Teysse y Transilvania creían en la existencia de los vampiros humanos que salían de sus tumbas para atacar a los vivos y drenarles la sangre. Hablan de Arnold Paule y las muertes que se registraron al poco tiempo de su deceso.
Citan el caso de Stanoika, la primera de sus víctimas. Esta joven, antes de morir, despertó asustada una noche diciendo que Arnold Paule —fallecido nueve semanas antes— había intentado estrangularla mientras dormía. No le creyeron y al poco tiempo murió. Después de ser desenterrada —porque todas las víctimas de Paule fueron exhumadas para clavarles una estaca— hallaron atrás de su oreja derecha una marca roja azulada de la longitud de un dedo.
También se informó en el periódico que la manera de acabar con estos seres que atormentan a los vivos, era sacarlos de sus tumbas para clavarles una estaca, cortarles la cabeza y al final quemarlos. “Se llama vampiros a ciertos cadáveres que, según dice, tienen la facultad de chupar la sangre a los vivos y de hacerlos morir poco a poco de una manera muy dolorosa, de tal forma que a medida que adelgazan y se agotan, los cuerpos muertos engordan en sus tumbas y se llenan de sangre, su piel se renueva, las uñas, los cabellos y la barba les crecen.”
Para prevenir el desprestigio del diario, el autor de la nota dijo que este hecho de vampirismo pudo tratarse de ideas supersticiosas y extravagantes. Que la gente de Hungría estaba mal alimentada y cuando tenían una muerte natural o de una enfermedad epidémica, atribuían a espectros que salían de sus tumbas para atacar a los vivos. Las exhumaciones y ejecuciones de los cadáveres son sólo para tranquilizar a la gente que cree en esto.
Lo cierto es que este caso fue enviado a Viena al Consejo de Guerra imperial que estableció una comisión militar para examinar la verdad de los hechos. El documento estuvo firmado por el lugarteniente y el cirujano mayor de un regimiento y por otros tres cirujanos militares.

8. La tragedia de la familia Brown
Un caso que puede estar relacionado con vampiros humanos, ocurrió en Rhode Island en 1890 a la familia Brown. Sin ningún motivo, Mary Brown, esposa de George Brown, comenzó a perder peso, a palidecer hasta que murió presuntamente de tuberculosis. Seis meses más tarde su hija Olivia falleció también.
Cuatro años después, Edwin, el único hijo varón de George Brown enfermó; parecía que correría la misma suerte de su hermana y madre. Por sugerencia de un amigo, Edwin se marchó junto con su esposa a Colorado para mejorar su salud. Mientras permaneció fuera de Rhode Island, su hermana Mercy cayó en cama y murió de forma inmediata.
Cuando Edwin se enteró de la muerte de su hermana, regresó a consolar a su padre, pero al mes de estar nuevamente en su tierra, enfermó y todo indicaba que moriría también. El señor Brown, desesperado, pidió autorización para exhumar los cuerpos de sus hijos con la esperanza de hallar alguna pista de Io que estaba ocurriendo.
Esa mañana del 17 de marzo de 1892 cuando sacaron los ataúdes estuvo presente el doctor Harold Metcalf, quien dio fe de los hechos. Al examinar los cuerpos descubrieron que efectivamente Mary y Olivia ya estaban en estado de putrefacción, pero el de Mercy no; parecía estar dormida.
Lo extraño con Mercy —además de no sufrir algún deterioro en su cuerpo— era que la hallaron en otra posición a la que la habían enterrado. Ante la duda, y teniendo conocimiento del caso Stuckeley, decidieron extirparle el corazón y el hígado, los cuales quemaron y guardaron sus cenizas. Las cenizas de un vampiro —se creía— podían salvar a sus víctimas, en este caso a Edwin, pero para mala fortuna de la familia Brown, eso no ocurrió.
Además —y lo más inquietante— es que antes de que Mercy fuera desenterrada, siete jóvenes más ya habían muerto con una herida en el cuello. Cuando quemaron los órganos de Mercy, todo lo anormal como las enfermedades, cesaron.
Mucho tiempo después, uno de los descendientes de la familia Brown declaró a un periódico de la ciudad de Exeter, que en su juventud platicó con una de las personas que ayudó a George Brown a exhumar los cuerpos, y que el señor Brown estaba convencido que su hija se había convertido en un vampiro.

9. Enriqueta Martí Ripollés (la vampira de Barcelona)
* Sugerida por el usuario "Mr.Roof"______________________
Enriqueta Martí i Ripollés (San Felíu de Llobregat, 1868 – Barcelona, 12 de mayo de 1913) fue una asesina en serie española, secuestradora y proxeneta de niños. Conocida popularmente como la vampira del carrer de Ponent o la vampira de Barcelona.
La vida de la asesina Enriqueta Martí, conocida popularmente como la vampira de Barcelona. Enriqueta Martí Ripollés fue una secuestradora y asesina de niños, aunque también los prostituía. Enriqueta llevaba una doble vida, por el día mendigaba vistiendo harapos y en ocasiones utilizaba a los niños como reclamo, haciéndolos pasar por hijos suyos. Por las noches ejercía de proxeneta y, además, de prostituta, y entonces lucía ropas lujosas, sombreros y pelucas, y se hacía ver en el Teatre del Liceu, el Casino de la Arrabassada y otros lugares donde acudía la clase acomodada de Barcelona. También decía ser curandera, utilizado remedios que estaban compuestos por restos humanos de las criaturas que mataba. (Vía: wikipedia)

10. La historia de Jure Grando, “el primer vampiro”
Todos hemos oído hablar de Drácula, personaje de ficción inspirado en el despiadado noble rumano Vlad Tepes, pero pocas personas saben que 200 años antes de que Bram Stoker publicara su célebre novela, el historiador esloveno Johann Weichard von Valvasor ya recogía la leyenda de Jure Grando en su libro El Honor del Ducado de Craim.
La localidad croata de Kringa, en la región de Istria, ostenta el dudoso honor de haber sido el lugar donde el conocido como primer vampiro de Europa cometió sus atrocidades.
Jure Grando fue un campesino que falleció en 1656, convirtiéndose después de su muerte en vampiro. La leyenda cuenta que acudía a su casa para abusar sexualmente de su propia viuda, quien vivía horrorizada por estas visitas.
El párroco intentó acabar con Grando presentándose ante él con un gran crucifijo, pero fue en vano. Más tarde, algunos vecinos intentaron clavarle estacas de madera en el corazón, pero este remedio tampoco surtió efecto y tuvo unas consecuencias espeluznantes: el vampiro se vengó de sus agresores matando en la casa de cada uno a alguna persona.
En 1672 Jure Grando seguía en la aldea y cualquier intento de acabar con él había sido infructuoso. El párroco y otros nueve vecinos decidieron entonces degollar al vampiro mientras dormía.
Según cuenta la historia, fue Stipan Milasic el que lo consiguió, después de una encarnizada lucha. Al cortar la cabeza fue tanta la sangre que manó de la herida, que los cubrió a todos y llenó la tumba. Sólo entonces Jure Grando cayó al suelo y murió de verdad, acabando el terror que asolaba a Kringa.
Los habitantes de la pequeña ciudad viven en la actualidad de la leyenda que atemorizó a sus antepasados. Desde el Museo de Jure Grando hasta los bares y restaurantes, todos tienen presente al vampiro que los ha hecho famosos. Festivales de literatura fantástica, gastronomía inspirada en historias de muertos vivientes y todo tipo de actividades relacionadas con lo sucedido hacen llegar cada día a más turistas y han conseguido que, poco a poco, la localidad se haya hecho un pequeño hueco en el mercado turístico de Istria.
Curiosamente, y como un misterio más que nadie se esfuerza en resolver, ningún habitante de Kringa sabe decir en cual de las tumbas del cementerio descansa la fuente de ingresos más importante de esta ciudad. Quizás sea mejor no saberlo para evitar que Jure Grando vuelva a despertar. (Vía: vercroacia.com)

11. Un vampiro en Guadalajara
Se dice que en el panteón de Belén en Guadalajara, México, se halla enterrado un vampiro. Sin especificar el año y la procedencia de este enigmático personaje, los guías de turistas afirman que cuando llegó el conde Baldón a Guadalajara, a la par comenzaron a registrarse extrañas muertes.
Las víctimas aparecían sin una gota de sangre en sus cuerpos, y en el cuello la marca de unos colmillos; a este fenómeno le comenzaron a llamar “la muerte seca”. Una noche, mientras el conde Baldón —que describían como una persona callada que siempre vestía de negro, con bombín y bastón— caminaba cerca del panteón de Belén, unas personas que sabían quién era, lo capturaron para matarlo. Con una rama que estaba a la mano improvisaron una estaca y le atravesaron el corazón. De esta estaca al poco tiempo floreció un árbol el cual se encuentra hasta nuestros días.