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Escrito por Lic Ramón D. Peralta




Pensarse en la política, es saltar hacia uno mismo, esperando que los demás nos atajen del golpe. La filosofía política, una expresión menor de metafísica, hasta ahora; no deja de atrapar a grandes y chicos, tampoco a los ambiciosos filósofos de cartel. Quienes han encontrado es esas liturgias de conjunto, el mas formidable y fariseo de los negocios. En consecuencia, ninguna discusión mas absurda, irreverente, violenta y estéril que la discusión política.

En ellas, los protagonistas, son los idealistas enfrentados por ideologías que se presumen antagónicas, y ciertamente lo son en la oratoria, aunque los hechos vociferen lo contrario. Ambos bandos, luchan por el poder, ambas utopías luchan por prevalecer. Oxímoron que se retuerce en la ignorancia que los sentidos y emociones, festejan mediante esa percepción dogmática de las cosas y los quienes. Para las masas, la discusión política se resuelve muy fácilmente, a través de la lógica binaria, tan clásica como obsoleta.



La consigna, radica en reforzar la figura de la inexistencia del tercero excluido. Porque el dogmatismo solo se permite dos mundos, el propio; amable, venerable y amigable - que se enfrenta radicalmente al "otro", que es detestable, malvado y enemigo. No se dejan espacios para una tercera dimensión, ergo los no dogmáticos, los indiferentes, los pragmáticos, los cualunquistas, los acomodaticios, los ignorantes supinos, los anárquicos, los filósofos, losm otros. Discusión donde nunca hay ganadores ni vencidos; y lo que peor, cambio alguno.

Porque el dogmátismo político, no solo tiene envasado la arquitectura de la propia ideología, sino que también posee una definición determinista de la ideología enemiga. Cualquier tipo de planteo que se pretenda posicionar por fuera de esos compartimientos estancos, serán rechazados y negados de manera axiomática El dogmático adoctrinado, no admite la existencia del librepensamiento, ni es permeable a la crítica filosófica.

Por ende, todo lo que no se ciña a ese absolutismo como un todo, o bien, toda reticencia o remilgo a la elocuencia del fanatismo, será puesto en un plano de igualdad por ante el cadalso del verdugo. La alta traición, puede cobrar vida en el titubeo, la duda o el silencio. La sujeción a las formas verticalistas y totalitarias emanadas del líder, caudillo o él modelo, son tan importantes como las encíclicas dogmacentristas.



La opinión política, no es más que un punto de vista forzado en perspectiva, cuya misión es maquillar una realidad desquiciante, o tajearle el rostro aun bello, hasta su completa desfiguración.

En síntesis, una opinión política es la antesala de una equivocación futura. Todo dogma populista, cimienta sus bases, en la exaltación de las diferencias amigo-enemigo, en la exageración de los argumentos para explicar acciones muy simples (como cobrar un nuevo impuesto, o confiscar una empresa privada, etc), en una propaganda panfletaria finamente aceitada y en la penetración mental del prospecto de fanático con una serie de latiguillos y muletillas predeterminadas, revestidos de épica, mitología, romanticismo, patriotismo, y obviamente, heroísmo. Todo entregado a modo de arenga espartana. Toda procaz ingeniería para la toma de decisiones ha sido declarada póstuma, ya que en su reemplazo fue puesto el dogma, una ideología, una filosofía de terceros, un pensamiento totalitario en el absoluto.

Veamos, llegamos a nuestro trabajo, nos sentamos en nuestro escritorio donde encontramos las últimas novedades del día. Recibimos un llamado para decidir el rumbo de un proyecto. En función a las últimas novedades ejecutamos. Como vemos, nos encontramos en constante toma de decisiones, desde las más básicas hasta las más complejas, so vivimos sumergidos en una realidad que nos exige optar entre alternativas.

La mente del dogmático para alivianar la toma de decisiones, contiene programadas en su interior, rutinas inconscientes y subconscientes denominadas "heurísticas". Estos son procesos internos que les permiten automatizar elecciones y los ayudan, en función a su experiencia, a elegir alternativas de forma más rápida y eficiente. Por ejemplo en la selección de las respuestas que deben expelerse, ante una crítica política realizada sobre cierto hecho de gestión del poder político idolatrado como simbología.



Las mismas heurísticas que les permiten alivianar esa carga decisoria, pueden llegar a ser trampas irracionales suicidas a la hora de la toma decisiones. A este fenómeno lo vamos denominar el "síndrome del caballo lechero". El nombre surge del mirar a este animal en ese estado tan particular donde solo ve el sendero que sus ojeras le permiten caminando por recto donde sus ojos se limitan a ver. Sin darse cuenta esas mentes calzan anteojeras que solo les permiten ver una realidad parcial (dogmatismo).

La recreación del fetiche Clarín, ha sido quizás, una de las mayores genialidades del kirchnerismo, ya que cumple la función de anticuerpo y neutralizador de la opinión disidente, crítica u opositora, porque instaló la creencia, que como multimedio de comunicación masivo, tiene el poder de modelar la mente y el pensamiento de los "otros", de aquellos que no pueden ver la "realidad", su realidad.


Claro que habría que hacer una sensible salvedad, controlar los medios no necesariamente nos eleva como formadores de opinión. Y tampoco ser "formador de opinión" equivale a ser "formador de decisiones", error muy frecuente incluso entre personas del ambiente intelectual. De hecho una prueba evidente es la elección que ganó Cristina en el 2011, donde a pesar de que los medios opositores descargaron toda su artillería contra ella, supo alzarse con el 54 % del electorado. Tiempos donde aún los medios opositores todavía eran abundantes (muchas de las compras de medios que antes eran independientes u opositores fueron realizadas este año por parte del empresariado paraestatal). Vale decir, que si bien sin duda encuadran como formadores de opinión, no alcanzó para que esas opiniones se trasladen a decisión. Por la sencilla razón que la opinión es una cosa y la decisión es otra, lo cual me lleva a sentenciar: lo que prima sobre el voto de las personas se sostienen en un sistema de condicionantes algo mas complejo en su simplicidad.



En definitiva, opinar sobre algo, no significa que se accione como consecuencia de ese sentido de opinión. Son muchas las razones, incluso la mas frecuente es de tipo supradogmático: "guiarse por las primeras impresiones , cuando los que nos rodean asumen la misma postura". Muchas veces entran en juego el miedo, la empatía o la incertidumbre, ente otros, pero vayamos algo mas a fondo. Tampoco olvidemos que los formadores de opinión también son formados por algo o alguien, en cambio la toma de decisiones es una entelequia personalísima y solitaria. Habría que preguntarse también : ¿quién forma al formador de opinión?, y en estos casos las mas primitivas estadísticas empíricas sin duda nos conducirían a la filosofía, y merced a esto, a los filósofos. Se los dije y lo repito, quien moldea, colorea y contornea a las sociedades en última instancia es la filosofía, ergo "Formador de Formadores". Recuerden que la economía personal es la principal motorizadora en la toma de decisiones, como es lógico (aunque no tan digno).

Como ya hemos dicho en varios ensayos, los formadores de opiniones en términos metafísicos no tienen a priori una existencia mas allá de la abstracción, es decir son formadores que fácticamente no forman, como tampoco los supuestos "formados" deciden en función de esos estereotipos endilgados a los "formadores de opinión" . Los medios masivos de comunicación, han tenido según cada tipología distintos grados de protagonismo, no obstante, independientemente de esto, ni la televisión, la radio, los diarios, revistas, redes sociales o la misma internet, son per sé, formadores de opinión. Son solo eso, herramientas de comunicación, cuyo contenido proviene de distintas usinas o fuentes del pensamiento.



La formación de opinión, se cimienta en un complejo entramado de ideas, teorías, doctrinas, conceptualizaciones, resumidas en "movimientos filosóficos", que se alimentan y comunican con las sociedades, el entorno, los partidos políticos, los gobiernos, las corporaciones económicas, los dogmas religiosos, entre otros; a modo de vínculos sinápticos en forma de uróboros, ergo círculo in eternum que se muerde su propia cola (proceso circular sin fin). Los filósofos del iluminismo siempre tuvieron como misión, detectar, estudiar, analizar, comprender, traducir y explicar los fenómenos que someten y condicionan a los pueblos. La pulsión de esa hermenéutica, se ha intentado mover en el sentido del humanismo, pero siempre estigmatizado por el nihilismo, el positivismo y el materialismo histórico. Como curiosidad, una ley de la antigua Atenas declaraba infame y detestable, castigando con el destierro, al hombre que tratándose de la causa pública no manifestaba y declaraba su opinión. Por este medio se sabía el modo de pensar de cada uno. Esa palabra "pensar", tenía etimológicamente el significado de "saber". Pero no se refería al saber intrínseco, sino al saber del otro, ergo el que gobierna, los líderes, la sociedad, el Estado. Osea, se dedica a explicar "por qué para los políticos, es tan importante conocer la opinión pública". Ese conocimiento sobre lo que quería y pensaba el pueblo sobre lo público, era la materia prima conque se alimentaba la demagogia, por ende, nodriza de nuevas doctrinas o ajuste de las ya existentes. En otras palabras, la "opinión pública" hablaba de "qué quería consumir el pueblo o los ciudadanos". Recordemos que consumir proviene del latín: "cosumere" que significa usar, gastar su utilidad o destruir. Nacía así la primera expresión registrada de la "cultura de masas".

La cultura de masas consiste en producir a gran escala, con técnicas y procedimientos dogmáticos y doctrinarios; ideas, sueños e ilusiones, estilos de vida, y hasta una filosofía materialista, mediante una retórica, dialéctica y oratoria de tipo romántica, épica y fantasiosa, quien siempre se halla subordinada al hedonismo, gozo, gula y ambición. Como verán, toda cultura de masas es consumista, y todo consumismo es destructivo y autodestructivo. Esa carrera frenética por el consumismo, nos condujo a éste preciso lugar y momento, donde la evolución pasó a resumirse como "creatividad destructiva". Eso es en síntesis el capitalismo, eso es el socialismo. Quién mas necesita del fetiche Clarín, es Cristina, sin cuya existencia, sus militantes perderían su brújula dialéctica, su norte, su GPS, su razón de existir en el fanatismo. Y si Clarín fuere lo que afirman los kirchneristas ¿Por qué los Kirchner hace 11 años que gobiernan?