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La palabra “progreso” se asocia equivocadamente a veces al desarrollo y prosperidad de una región y en nombre del mismo se han hecho las cosas más extrañas. Una de ellas fue la curiosa situación que se produjo en las tierras de Jaén en el siglo XVIII bajo el reinado de Fernando VI en su comarca de la “Sierra de Segura“, un hermoso enclave situado en el extremo noreste de esta provincia y actualmente dentro del Parque Natural de las Sierras de Cazorla, Segura y Las Villas.





El origen en España de sus denominadas “provincias marítimas” se remonta a la época de Felipe III cuando se instituyeron las mismas por la Real Cédula de 5 de octubre de 1.607 y desde la promulgación del Real Decreto 638/2007, de 18 de mayo ahora tenemos 30, situadas todas ellas en nuestro litoral,





Es decir que como su propio nombre indica, las “provincias marítimas” esta junto al mar, pero Fernando VI, cambió de criterio con unas reformas borbónicas cuyo objetivo prioritario eran las de impulsar el desarrollo de la Marina, y por ende, fomentar la construcción naval. Aquello tuvo como consecuencia directa un notable incremento en la “demanda de madera” y la explotación de los bosques peninsulares fue promovida por las Secretarías de Estado de Hacienda –a través de la Real Fábrica de Tabacos– , y la Marina. Se buscaban montes que cumplieran dos requisitos: el primero que tuvieran una gran riqueza forestal y el segundo el que por ellos discurrieran cursos de agua, para facilitar el transporte de los troncos cortados, dado que en aquellos tiempos no existían vías de comunicación. La Sierra de Segura en Jaén era un lugar ideal, ya que tenía gran riqueza maderera y además en ella nacía el río Guadalquivir.





El Guadalquivir era un verdadero “camino de agua” que servía para transportar los troncos de madera, que flotando aguas abajo y desde su cabecera en la Sierra de Segura llegaban hasta el puente de Triana, en Sevilla; los troncos podían bajar por este río hasta la localidad sevillana con facilidad y desde allí se transportaban por carretería hasta los arsenales de Cádiz. El “camino fluvial” se nuestra en la siguiente imagen tomada de una muestra cartográfica del Museo Naval de Madrid





Aquella explotación maderera y su transporte fluvial era lo que se conocía como “las maderadas” y para mejor gestionarlas en 1748 Fernando VI promulgó unas “Ordenanzas Generales de Montes“, que derogaban a las de La Marina, creando unas nuevas demarcaciones administrativas y territoriales, que fueron consideradas como “provincias marítimas“(aunque no estuvieran en el litoral), una de ellas fue la que se creó en el año 1751 denominada “Provincia Marítima de Segura” con un Ministerio, un Tribunal en Orcera y una jurisdicción sobre 900.000 Ha. con cinco Subdelegaciones: Segura, Cazorla, Villanueva, Santisteban y Alcaraz, sometida a los departamentos marítimos de Cádiz y Cartagena.



Fuente imagen
VIGUERAS GONZÁLEZ, M., El transporte de madera por flotación y carretería, desde los bosques de Sierra de Segura hasta Sevilla y los arsenales de La Carraca (Cádiz) y Cartagena, durante los siglos XVIII y XIX (1734-1833), Madrid, Ente Público Puertos del Estado, 2002.





Aquella decisión condicionó la vida de las poblaciones gienneses ubicadas en la Sierra de Segura de Jaén y con el “transporte maderero” vino eso que se llama “el progreso” para esta región; la agricultura dio paso a otros oficios ligados a esta nueva actividad económica como las de los “gancheros“, que eran las personas encargadas de transportar aquellas “maderadas”, formadas por miles de troncos que ocupaban muchos kilómetros del río Guadalquivir y que se dirigían aguas abajo con maestría” por esos “gancheros”. Recordemos aquella película titulada “El río que nos lleva“, que era la versión cinematográfica de una obra literaria de José Luís Sampedro, en la que se nos contaba la vida de los “gancheros“, encargados de bajar la madera por el río Tajo.




link: http://www.youtube.com/watch?v=4YlUfFTnk0k




Fuente:
Fototeca INIA. MON-1198.


Y así fue como aquella “nueva provincia marítima de Segura de la Sierra” alcanzo gran importancia y de misma salieron cientos de miles de troncos que se cortaron en sus montes para, viajando por el río Guadalquivir llevarlos hasta Sevilla. El precio que se pagó por aquel “progreso” fue terrible. Los montes de la Sierra de Segura fueron terriblemente esquilmados por aquella tala intensiva de su madera. ¡ Lástima que en el siglo XVIII no hubiese ninguna sensibilidad ecológica sobre la sobreexplotación y la destrucción de un entorno natural!





Pero lo peor para aquellos montes vino después ya que como en los mismos “se había abierto el melón” de su riqueza maderera, incluso después de desaparecer la “Provincia Marítima de Segura” las “maderadas” en sus montes continuaron hasta bien avanzado el siglo XX. Esta vez gracias a RENFE que tras la guerra civil española, creó en 1942 una división de “Explotaciones Forestales” para garantizar el suministro continuo de traviesas madereras a la nueva red ferroviaria española (con un cupo anual a entregar todos los años). La mayoría de aquellas traviesas salieron de los Montes de la Sierra de Segura y esto duró hasta bien entrado el siglo XX cuando en 1953, se inició la sustitución de las traviesas de madera por las de hormigón. Se calcula que RENFE, llegó al hacer pinadas en aquellos montes que sobrepasaron las doscientas mil piezas.





El precio del “progreso” para la hermosa Sierra de Segura de Jaén, tras su nombramiento como provincia marítima fue muy alto. Tres siglos de expolio son el mejor ejemplo de como todo lo que se hace en nombre de esa palabra a veces puede ser un completo error. Justo lo que decía aquel psicólogo francés llamado Gustavo Le Bon (1841-1931) con estas palabras: “Para progresar no basta actuar, hay que saber en que sentido actuar“






Fuentes:

http://es.wikipedia.org/wiki/Provincia_mar%C3%ADtima

http://es.wikipedia.org/wiki/Comarca_de_Sierra_de_Segura

ARAQUE JIMÉNEZ, E., «Conducciones fluviales de madera desde las Sierras de Segura y Cazorla (1894-1949)», Cuadernos Geográficos, no 40, 2007, pp. 81-105.

LÓPEZ ARANDIA, Ma. A., «Maderas del rey. Aprovechamientos madereros en la provincia marítima de Segura de la Sierra»,


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