
Recuerdo que el mirarte a los ojos me erizaba la piel, tu sonrisa provocaba en mi un suspiro interno que me enseñaba que existía otro tipo de libertad. Aquellos juegos, las bromas, discusiones por ver quien quería más al otro y yo siempre ganaba; siempre ganaba.
Amaba la forma en que los demás nos miraban, como una bonita pareja, una perfecta pareja y eso éramos, así nos sentíamos porque todo era tan fácil, tan inocente, tan frágil que parecía un sueño.
Las canciones, los viajes, nuestros planes, el recordarnos el uno al otro cuánto nos amábamos. Te juro que me sentía libre, tan feliz y libre que podría haberte tomado de la mano y sentir como eramos los dos contra el mundo, contra la vida, contra lo imposible.
Te amaba y tú me amabas, no era algo que pudiera negarse. Te apoyaba y tú me apoyabas, eras mi mejor amigo, me sentía protegida y te protegía hasta con la última gota de mi ser.
Y luego de tanta felicidad: las peleas, la desconfianza, las traiciones. Después las lágrimas, el dolor, la impotencia, las venganzas. De la pareja perfecta pasar a ser dos extraños que se hieren y después se buscaban mutuamente para herirse de nuevo, como necesidad
Cualquiera como buen consejero que cree ser, dirá que eso no es amar, que es mejor seguir… y bueno, lo de seguir es verdad, pero quienes han pasado por lo que yo no, me dejarán mentir cuando digo que es más difícil cuando la persona a la que amas permaneció tanto tiempo a tu lado.
No quiero esa sensación de inferioridad cada vez que sabía que hablabas con alguien más. No quiero las promesas que rompías a la primera oportunidad, ni los besos con los que creías solucionar todo. No quiero la maldita impotencia de no poder hacer nada.
Sé que los errores se repiten muchas veces una vez que se cometen, que esperar mucho tiempo, no te garantiza que suceda. Aprendí que las personas fingen amor para que otra persona no los olvide. Que las promesas no valen nada hasta que ya no son promesas, sino hechos.
No quiero ese amor de nuevo. Lo aprendí, lo superé , crecí, cambié , y no sé si esto sea bueno. No sé si esté bien olvidarme de ti. No sé si tantos aprendizajes me volvieron fría y quizá, ni tu ni yo fuimos los malos. Al final cada uno pensaba en si mismo.
Nadie me volverá a dar un tan perfecto primer beso ni las primeras ilusiones de lo que es el amor, nadie, ni siquiera tú de nuevo… Adiós.

Amaba la forma en que los demás nos miraban, como una bonita pareja, una perfecta pareja y eso éramos, así nos sentíamos porque todo era tan fácil, tan inocente, tan frágil que parecía un sueño.

Las canciones, los viajes, nuestros planes, el recordarnos el uno al otro cuánto nos amábamos. Te juro que me sentía libre, tan feliz y libre que podría haberte tomado de la mano y sentir como eramos los dos contra el mundo, contra la vida, contra lo imposible.

Te amaba y tú me amabas, no era algo que pudiera negarse. Te apoyaba y tú me apoyabas, eras mi mejor amigo, me sentía protegida y te protegía hasta con la última gota de mi ser.

Y luego de tanta felicidad: las peleas, la desconfianza, las traiciones. Después las lágrimas, el dolor, la impotencia, las venganzas. De la pareja perfecta pasar a ser dos extraños que se hieren y después se buscaban mutuamente para herirse de nuevo, como necesidad

Cualquiera como buen consejero que cree ser, dirá que eso no es amar, que es mejor seguir… y bueno, lo de seguir es verdad, pero quienes han pasado por lo que yo no, me dejarán mentir cuando digo que es más difícil cuando la persona a la que amas permaneció tanto tiempo a tu lado.

No quiero esa sensación de inferioridad cada vez que sabía que hablabas con alguien más. No quiero las promesas que rompías a la primera oportunidad, ni los besos con los que creías solucionar todo. No quiero la maldita impotencia de no poder hacer nada.

Sé que los errores se repiten muchas veces una vez que se cometen, que esperar mucho tiempo, no te garantiza que suceda. Aprendí que las personas fingen amor para que otra persona no los olvide. Que las promesas no valen nada hasta que ya no son promesas, sino hechos.

No quiero ese amor de nuevo. Lo aprendí, lo superé , crecí, cambié , y no sé si esto sea bueno. No sé si esté bien olvidarme de ti. No sé si tantos aprendizajes me volvieron fría y quizá, ni tu ni yo fuimos los malos. Al final cada uno pensaba en si mismo.

Nadie me volverá a dar un tan perfecto primer beso ni las primeras ilusiones de lo que es el amor, nadie, ni siquiera tú de nuevo… Adiós.
