El gen altruista
AUTORES CITADOS:
• Adam Grant, profesor de Gestión de Wharton University , Pennsylvania.
• Emma Seppala, directora del Centro para la compasión y el altruismo de Investigación y Educación de la Universidad de Stanford.
El secreto del amor eterno está en la generosidad
El libro “Dar y recibir: cuando generosidad y negocios van de la mano”, de Adam Grant, explica el éxito particular de algunos profesionales, y también está siendo utilizada para demostrar la causa de la felicidad en el matrimonio.
Las personas pueden ser clasificadas en “dadores” o “receptores”, al observar su modo de establecer relaciones laborales también pueden ser catalogadas a partir de su capacidad de dar, tomar o buscar empates.
Antiguamente una persona podía tener éxito en los negocios a punta de trabajo duro y esfuerzo en solitario. Sin embargo, en el mundo actual hiper conectado, eso no basta. Hoy las virtudes humanas son tan necesarias para establecer buenas relaciones interpersonales, que a la vez influyen en forma determinante en el mundo laboral. Las personas que hoy dan prioridad a la interacción con los demás, profesionalmente y en sus emprendimientos, tienen todas las posibilidades de ser exitosos.
Por el contrario, aquellas que no saben valorar al prójimo como es debido y crear redes de colaboración eficaces, tienden a fracasar o a quedar estancadas en las empresas. En resumen. Hoy lo que marca la gran diferencia es “EL GEN ALTRUISTA” que algunas personas tienen.
DONANTES, EMPATADORES Y SUCCIONADORES
Mientras los donantes pertenecen a esa extraña raza que contribuye a todos sin esperar nada a cambio, los empatadores apuntan al equilibrio entre su esfuerzo y el de los otros y los succionadores toman de los demás todo lo que les puede ser de provecho.
Estos estilos tienen un impacto dramático en los resultados. Aunque algunos donantes son explotados y reventados por el resto, cuando aprenden a cuidarse sin perder su esencia generosa, son los que finalmente alcanzan resultados exitosos, extraordinarios en su vida laboral. Son, a la vez, los más felices. Se ha demostrado que la falta de generosidad en las relaciones suele provocar estados mentales negativos y soledad, lo que deriva en respuestas inmunes deficientes para combatir muchas enfermedades.
TAMBIÉN EN LAS RELACIONES AMOROSAS
“Si el dar tiene éxito en los negocios, en la vida matrimonial su efecto es mucho mayor”
Existen tres estilos de parejas románticas.
• El dador, cuya motivación principal es preocuparse del otro. Son personas que siempre toman en cuenta a su pareja antes de tomar una decisión, que siempre están pensando “¿qué más puedo hacer por ti?”.
• Los “50 y 50”, que tienden a mantener un balance en una relación. Si dan, lo hacen con la expectativa de obtener algo a cambio. Y cuando reciben algo, evalúan qué costo les trae eso aparejado. Son los que pueden decir frases de este estilo: “Yo no te lo pedí”.
• Los succionadores, cuyo objetivo principal son “ellos mismos”. En un principio, son encantadores con sus parejas, pero una vez obtienen lo que necesitan de ellas, incluida la estabilidad de un hogar y los hijos, la dejan relegada a la esfera “poco importante” de su vida.
El hecho más paradójico es que quienes logran establecer las relaciones matrimoniales más felices y también las más infelices son los dadores. Pero cuando aprenden a navegar en las turbulentas aguas afectivas con los “50 y 50” o con los succionadores, construyen buenos matrimonios. Pero… cuando no toman el control del barco, terminan aplastados por el otro, o han perdido su estabilidad psicológica, su salud, sus ahorros, su tiempo y su energía al compartir la vida con alguien que nunca contempla sus necesidades.
No obstante, los succionadores y empatadores suelen terminar peor. A los primeros, su eterna insatisfacción los vuelve criticones, negativos y mas tarde o temprano, al fin quedan solos. Y los eternos empatadores, no logran construir relaciones estables, ya que la gratuidad, el regalo desinteresado, es una parte indispensable en una relación positiva y duradera, y ellos no saben generarlo ni aun por un mínimo interés de ver bien al otro.
COMO VOLVERSE DADOR
La persona debe volverse un dador consciente. Esto significa aprender a reconocer a quién tiene al lado.
Observa las palabras y acciones de las personas con quien compartes la vida y sabrás quién es quién…
Debes evitar a toda costa que un succionador o empatador te estruje y destruya.
Es importante aprender a tratarlos:
1. Siendo amable. Es tan simple y difícil a la vez. saluda mirando a los ojos, interésate por el estado del otro, ofrécele pequeños servicios, pedí con un por favor y agradece siempre, siempre con un sincero muchas gracias.
2. Distinguiendo amor de sexo. La ocitocina es la molécula del amor porque se libera gracias al cariño. Gestos tan simples como tomarse de la mano o acariciarse produce un sentimiento muy profundo de felicidad.
3. Centrándose en lo positivo del otro. “Nadie es un gran señor para su mayordomo” y cuando llegamos a conocer bien a alguien, es natural que veamos sus puntos débiles. Depende de nosotros si elegimos enfocarnos en un lado o el otro. ¡Es muy desgastador vivir con alguien que critica mucho y agradece poco!
4. Buscando la colaboración siempre. No significa hacerle todo al otro, o pedirle que siempre esté al lado ayudando. Se demostró que las personas que se esfuerzan por dar aun cuando están muy cansadas o estresadas sólo consiguen dañar su relación. Aprender a pedir ayuda es fundamental.
5. Propiciando experiencias compartidas. Algunos de los mejores momentos de intimidad provienen de alegrías simples como salir a caminar juntos, intercambiar ideas sobre lecturas comunes, aprender una nueva habilidad, o compartir la espiritualidad.
Generosos vs. egoístas
Tanto Adam Grant como Emma Sappala concluyen que mientras la generosidad está en el ADN del dador, el egoísmo ocupa su lugar en el succionador y el empatador. La generosidad y el egoísmo no se expresan sólo en el dinero en un matrimonio. Se refiere más bien al tiempo dedicado al otro, a la atención para oírle, al cariño en el trato, al interés real por su persona, al humor para convivir con sus defectos. Y la suma de todo esto es el “amor incondicional” que es lo que tiene como resultado el secreto del amor eterno. Es algo que saben miles de matrimonios felices alrededor del mundo, pero ahora además lo ponen por escrito autores de best sellers.
AUTORES CITADOS:
• Adam Grant, profesor de Gestión de Wharton University , Pennsylvania.
• Emma Seppala, directora del Centro para la compasión y el altruismo de Investigación y Educación de la Universidad de Stanford.
El secreto del amor eterno está en la generosidad
El libro “Dar y recibir: cuando generosidad y negocios van de la mano”, de Adam Grant, explica el éxito particular de algunos profesionales, y también está siendo utilizada para demostrar la causa de la felicidad en el matrimonio.
Las personas pueden ser clasificadas en “dadores” o “receptores”, al observar su modo de establecer relaciones laborales también pueden ser catalogadas a partir de su capacidad de dar, tomar o buscar empates.
Antiguamente una persona podía tener éxito en los negocios a punta de trabajo duro y esfuerzo en solitario. Sin embargo, en el mundo actual hiper conectado, eso no basta. Hoy las virtudes humanas son tan necesarias para establecer buenas relaciones interpersonales, que a la vez influyen en forma determinante en el mundo laboral. Las personas que hoy dan prioridad a la interacción con los demás, profesionalmente y en sus emprendimientos, tienen todas las posibilidades de ser exitosos.
Por el contrario, aquellas que no saben valorar al prójimo como es debido y crear redes de colaboración eficaces, tienden a fracasar o a quedar estancadas en las empresas. En resumen. Hoy lo que marca la gran diferencia es “EL GEN ALTRUISTA” que algunas personas tienen.
DONANTES, EMPATADORES Y SUCCIONADORES
Mientras los donantes pertenecen a esa extraña raza que contribuye a todos sin esperar nada a cambio, los empatadores apuntan al equilibrio entre su esfuerzo y el de los otros y los succionadores toman de los demás todo lo que les puede ser de provecho.
Estos estilos tienen un impacto dramático en los resultados. Aunque algunos donantes son explotados y reventados por el resto, cuando aprenden a cuidarse sin perder su esencia generosa, son los que finalmente alcanzan resultados exitosos, extraordinarios en su vida laboral. Son, a la vez, los más felices. Se ha demostrado que la falta de generosidad en las relaciones suele provocar estados mentales negativos y soledad, lo que deriva en respuestas inmunes deficientes para combatir muchas enfermedades.
TAMBIÉN EN LAS RELACIONES AMOROSAS
“Si el dar tiene éxito en los negocios, en la vida matrimonial su efecto es mucho mayor”
Existen tres estilos de parejas románticas.
• El dador, cuya motivación principal es preocuparse del otro. Son personas que siempre toman en cuenta a su pareja antes de tomar una decisión, que siempre están pensando “¿qué más puedo hacer por ti?”.
• Los “50 y 50”, que tienden a mantener un balance en una relación. Si dan, lo hacen con la expectativa de obtener algo a cambio. Y cuando reciben algo, evalúan qué costo les trae eso aparejado. Son los que pueden decir frases de este estilo: “Yo no te lo pedí”.
• Los succionadores, cuyo objetivo principal son “ellos mismos”. En un principio, son encantadores con sus parejas, pero una vez obtienen lo que necesitan de ellas, incluida la estabilidad de un hogar y los hijos, la dejan relegada a la esfera “poco importante” de su vida.
El hecho más paradójico es que quienes logran establecer las relaciones matrimoniales más felices y también las más infelices son los dadores. Pero cuando aprenden a navegar en las turbulentas aguas afectivas con los “50 y 50” o con los succionadores, construyen buenos matrimonios. Pero… cuando no toman el control del barco, terminan aplastados por el otro, o han perdido su estabilidad psicológica, su salud, sus ahorros, su tiempo y su energía al compartir la vida con alguien que nunca contempla sus necesidades.
No obstante, los succionadores y empatadores suelen terminar peor. A los primeros, su eterna insatisfacción los vuelve criticones, negativos y mas tarde o temprano, al fin quedan solos. Y los eternos empatadores, no logran construir relaciones estables, ya que la gratuidad, el regalo desinteresado, es una parte indispensable en una relación positiva y duradera, y ellos no saben generarlo ni aun por un mínimo interés de ver bien al otro.
COMO VOLVERSE DADOR
La persona debe volverse un dador consciente. Esto significa aprender a reconocer a quién tiene al lado.
Observa las palabras y acciones de las personas con quien compartes la vida y sabrás quién es quién…
Debes evitar a toda costa que un succionador o empatador te estruje y destruya.
Es importante aprender a tratarlos:
1. Siendo amable. Es tan simple y difícil a la vez. saluda mirando a los ojos, interésate por el estado del otro, ofrécele pequeños servicios, pedí con un por favor y agradece siempre, siempre con un sincero muchas gracias.
2. Distinguiendo amor de sexo. La ocitocina es la molécula del amor porque se libera gracias al cariño. Gestos tan simples como tomarse de la mano o acariciarse produce un sentimiento muy profundo de felicidad.
3. Centrándose en lo positivo del otro. “Nadie es un gran señor para su mayordomo” y cuando llegamos a conocer bien a alguien, es natural que veamos sus puntos débiles. Depende de nosotros si elegimos enfocarnos en un lado o el otro. ¡Es muy desgastador vivir con alguien que critica mucho y agradece poco!
4. Buscando la colaboración siempre. No significa hacerle todo al otro, o pedirle que siempre esté al lado ayudando. Se demostró que las personas que se esfuerzan por dar aun cuando están muy cansadas o estresadas sólo consiguen dañar su relación. Aprender a pedir ayuda es fundamental.
5. Propiciando experiencias compartidas. Algunos de los mejores momentos de intimidad provienen de alegrías simples como salir a caminar juntos, intercambiar ideas sobre lecturas comunes, aprender una nueva habilidad, o compartir la espiritualidad.
Generosos vs. egoístas
Tanto Adam Grant como Emma Sappala concluyen que mientras la generosidad está en el ADN del dador, el egoísmo ocupa su lugar en el succionador y el empatador. La generosidad y el egoísmo no se expresan sólo en el dinero en un matrimonio. Se refiere más bien al tiempo dedicado al otro, a la atención para oírle, al cariño en el trato, al interés real por su persona, al humor para convivir con sus defectos. Y la suma de todo esto es el “amor incondicional” que es lo que tiene como resultado el secreto del amor eterno. Es algo que saben miles de matrimonios felices alrededor del mundo, pero ahora además lo ponen por escrito autores de best sellers.