Te damos la bienvenida a la comunidad de T!Estás a un paso de acceder al mejor contenido, creado por personas como vos.

O iniciá sesión con
¿No tenés una cuenta?
https://es.scribd.com/doc/261792083/El-Horror-Ha-Signado-La-Existencia-Del-Hombre



«[…] No soy anticomunista porque defienda millones de próceres impresos que no poseo, sino por pertenecer a la Clase Social de los Hombres Libres […]»

Por José SANT ROZ

Una obra que no tiene padrinos, surgida del dolor y la fidelidad que tiene el autor a su propia tragedia; que vivirá por sí misma, sin muletas ni las pamplinas de las cofradías intelectuales. Escrita y –tal vez- sufrida aquí, en Mérida: ciudad singular de locos madrugadores, pacíficos, novelescos. Desde muy temprano, estos personajes (en sus atavíos de un rigor antiguo) comienzan a ejercer sus rituales extraños.
Por la Avenida «Los Próceres», CORREDOR (cinta roja en la cabeza y zapatos en las manos) hace el trayecto de diez kilómetros: desde la sede de Los Bomberos hasta La Hechicera. «EL GENERAL» perora sus profecías frente a la «Catedral» y Amador (aseador empedernido) recoge los desperdicios del tráfico ciudadano.
Mientras converso con Alberto –en el Cafetín «París» del «Boulevard del Rectorado» de Universidad de Los Andes- una señora morena, claramente trastornada, va llenando nuestro diálogo de una especie de «canto árabe»: «triste» y «sagrado»
-Si tuviéramos sólo entre «locos» como éstos –le digo a JIMÉNEZ URE- no tendrías motivos para escribir una novela como Aberraciones […]
-Esos «locos» -me responde- son quizá los «puros», quienes no temieron perderlo todo y viven inmunes a la propia «demencia» y libres de reyertas […]
-¿Cuál es la intención argumental de tu nueva novela?
-Siempre quise escribir una lo suficientemente representativa de los acaecimientos más absurdos de la existencia de los hombres, de los ciudadanos que conforman una sociedad arquetípica. La intención argumental de mi narración es –aparte de expresar mis reflexiones u obsesiones filosóficas- presentar al mundo despojado de antifaces.
-¿Es la República de Pathos (así se llama el país de tu libro) nuestra infernal Venezuela?
-Nuestro país es, según muchas personas, política y económicamente infernal. Para mí éste país es un infierno filosófico. Ello abarca todo: ni la población más «culta» tiene claro cuáles son los intereses que debe defender. Observa y calla en vez de intervenir, transformar o reparar la concupiscencia. La República de Pathos es, como su nombre lo indica, una «nación con patologías». Venezuela experimenta, como esa de mi invención, episodios en los cuales su destino está dictado por seres fachudos y psicópatas. Similar a Federico FLAVIOS, Luis MONTALVA o BIOY CEPEDA (varios de los personajes de Aberraciones), algunos de nuestros políticos están en extremo perturbados. Pese a ello, previo sufragio, logran representarnos jurídicamente ante el Estado.
-¿Por qué describes con tanto «horror» la condición humana?
-La existencia del Hombre sobre la Tierra ha estado signada –la Historia así lo advierte- por el «horror». La condición humana no es sino una cualidad más abominable que la de los animales tenidos por irracionales. Porque, entre matar por instinto de supervivencia o motivos abstractos hay un enorme y demarcador surco. Cuando un individuo persigue a otro que no comparte sus opiniones, cuando no sólo lo caza sino que lo asesina u hostiga, no hace algo diferente a dar forma y vigencia al «horror». En mis textos, el «horror» no es «ficción»: es cotidianidad. El denominado «Ser Humano» no es sino un monstruo cuyo poder para ejecutar acciones aborrecibles aumenta con su inteligencia.
-¿Quién es el escritor Federico FLAVIOS de tu novela?
-Cualquier persona capaz de vivir sin freno. Un demente. Ese que destaca entre tantos tipejos que pueblan el Mundo con su fe por la «doble moral».
-¿No estarán descritos en Aberraciones ciertos intelectuales?
-En los ámbitos de intelectuales suele haber perversiones, tantas o más que en los políticos. Si no perjudicaran a inocentes, no importaría que tales se entregasen a sus fantasías. En mi trama está explícita la descomposición de nuestra sociedad en general: esa en la cual la gente honorable no tiene la relevancia del rufián.
-Con frecuencia se dice que los novelistas son detectores de la descomposición de los países donde viven […] ¿Por qué –precisamente- ustedes?
-Porque somos grandes observadores, estudiosos y detractores de todo cuanto acaece. Me incluyo en el reducidísimo y disperso grupo de hacedores que mantiene una actitud dura y combativa frente a los corrompidos que representan al Estado. Lo hago porque temo ver algún día abolida una democracia todavía salvable […]
«[…] una nación se descompone filosóficamente cuando su destino depende de los corruptos, encubridores, soberbios, de los propulsores del dispendio, sectarismo e ignorancia: es decir, de los imbéciles con poder […]»
-¿Por qué en tu novela no hay soluciones?
-No fue concebida cual «antídoto» ante una enfermedad obviamente infecciosa.
-¿Recomendarías a un hijo tuyo la lectura de un libro tan terrible como Aberraciones?
-Mi literatura no es para niños. Para adolescentes o adultos con cierta madurez intelectual. Tengo un hijo de once años que ha leído casi todos mis libros. En su colegio, allá en Barquisimeto, él escribió un cuento cruel probablemente influido por mis historias. Una de sus profesoras se preocupó. Le habían dado la tarea de elaborar una noticia y narró un extraño crimen. Aun cuando leyó mis libros contra mi voluntad, no creo que mis textos lo hayan atrofiado. Es un chico inteligente y reflexivo.
-No podemos leer tu libro sin sentir cierto asco. ¿Cómo te las arreglas para vivir con dignidad en un ambiente tan corrompido como el actual y que tú, de muchas formas, delatas?
-Evito convertirme en militante de un partido político y también a los ociosos que a ellos semejan. No puedo ser amigo de alguien que no realice alguna actividad civil. Detesto a los flojos, intrigantes e inútiles: a los viciosos y rufianes «con o sin frac»
-¿No te parece el juego intelectual un juego de «habilidades intrascendentes»?
-No debes generalizar. Los «poetastros», «literatotastros» o «literatofastros» sólo dominan algunas parcelas de la Burocracia Cultural. No todo el «medio-ambiente intelectual» es presa de los habilidosos.
-¿Estás de acuerdo con quienes sostienen que la mayoría de nuestros escritores, sin dudas por falta de talento, acaban volviéndose serviles de agrupaciones políticas de moda?
-Con quienes adhieren a la tesis según la cual nuestros intelectuales tienden a volverse serviles de la «izquierda», fundamentalmente porque ha estado «de moda» en el curso de los últimos treinta años. Una «izquierda» que goza de cierta ascendencia en la Burocracia Cultural Nacional, entre los «socialdemócratas» y «socialcristianos» cuando están en el poder del mando. Bogo por la libertad intelectual de todos los habitantes del planeta.
--¿Te han ayudado la Filosofía y el Psicoanálisis en la confección de tus narraciones?
-Mis libros exhiben esas influencias. Eso lo han dicho varios críticos «serios». Tanto que «los otros», los «irresponsables», se han ensañado contra mí porque no entienden o rechazan que la literatura pueda no ser la descripción «mecánica» de ambientes «fatuos» y «bucólicos». Lo «conjetural» fija las diferencias entre la formulación periodística y literaria.
-¿Te satisfizo moralmente la culminación de una novela como Aberraciones?
-Con ella desahogué todo cuanto opino del Hombre. Admito que hubo momentos en los cuales me sentía mal escribiéndola, pero, ulteriormente, me convencí que no es tan despreciable o absurda como la realidad.
-¿Es el Ser Pensante una persona acorralada en Venezuela?
-Los «seres pensantes» somos calificados como «peligrosos» para la estabilidad de una burocracia oficiosa e ineficaz. Ciertos individuos temen a lo que escribo cuando deberían estudiarme.
-Pero, también te han perseguido […]
-Apoyándose en sus investiduras, me han preterido los cobardes. Como en las naciones democráticas el poder es efímero, un ejercicio temporal o episódico, pronto quien sitia u hostiga a otro por motivos ideológicos o morales termina en un hospicio.
-Por enfrentar a comunistas, muchos te señalan como subvencionado de la Central de Inteligencia Americana (CIA). Sin embargo, quienes te conocemos sabemos que vives muy modestamente. ¿De cuál profunda convicción nace su rechazo al Comunismo)
-No nace –precisamente- del hecho de formar parte de la CIA. La «izquierda» venezolana y latinoamericana toda es tan idiota que acusa de funcionario de ese organismo a todos sus opositores. Respeto y justifico la existencia de la Central de Inteligencia Americana.
«[…] Me parece una organización importante y necesaria para la estabilidad de Democracia en el Mundo. Así como existe para la seguridad y defensa de los intereses de EEUU, igual la KGB para proteger y diseminar las ideas comunistas […]
«[…] El Comunismo que surge posterior al Mutualismo Proudhoniano: es un sistema político-económico infantil, fantasioso, irresponsable. Un sueño custodiado por milicianos ávidos de cometer asesinatos. No soy anticomunista porque defienda millones de próceres impresos que no poseo, sino por pertenecer a la Clase Social de los Hombres Libres […]»
(En el diario El Universal, Caracas, el 15-11-1987)

José SANT ROZ (José RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ)
Nació en Guárico, Venezuela, 1944. Profesor universitario, investigador, impulsor y colaborador de diversos medios alternativos, analista político y testigo crítico del acontecer histórico nacional. Ha publicado: Los verdaderos golpistas (1998), Obispos o demonios (2000), Capos de toga y birrete (2001), El Jackson granadino (2001), Argenis Rodríguez, calificación desesperada (2002), Las putas de los medios (2002), Bolívar y Chávez (2003), Gustavo Cisneros, una falacia global (2004), Entre el levante y el poniente (2006); y Bolívar y Santander. Con la obra El Procónsul Rómulo Betancourt se hizo merecedor, en 2008, del Premio al Pensamiento Bolívar y Martí.
Profesor de matemáticas en la Universidad de Los Andes (Venezuela), con un doctorado en Teoría Combinatoria. Es autor de más de veinte libros que abordan el tema de los conflictos políticos en Venezuela y Colombia desde el siglo XVIII, entre ellos: Conjura Constitucional, ediciones Ministerio de Educación, Caracas, 1986; Colombia en un Soplo, Consejo de Publicaciones de la ULA, 1987; Toque de Queja. Episodios de la vida del General Francisco de Paula Santander, (novela), Ediciones Centauro, de José Agustín Catalá (Fuente: aporrea.org)