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Que incertidumbre tan terrible e incesante nos arropa a muchas personas en este país. Hoy me tomé unos minutos de mi agenda para sacar estas líneas de mis entrañas. Llevo días pensando, tratando de enfocarme en cómo salir del atolladero, buscando la forma de vencer el escepticismo que me acompaña.

Hablar de política es algo inevitable. Y aunque haya personas que evitan sacar lo que llevan dentro y liberar sus opiniones al momento de hablar de política, creo que es un error que gravemente muchos estamos pagando hoy en día.

De una manera u otra, cada quien está llevando su propia cruz a cuesta, sin importar un pedo si cobrar un salario nos hace sumisos al soportar la peor situación de este país desde quien sabe cuándo, el no tener dinero en los bolsillos no es peor que tener dinero sin haber que comprar.
¿Será posible que haya algo peor que gobernantes corruptos? Sí. Este país se plagó de gobernantes tiranos, mediocres, analfabetos y de individuos capaces de joder a todo y a todos. Hay una masificación de gente que aun viendo este país caerse a pedazos y hundirse en el abismo del comunismo, se acuesta y sueñan con la 4ta República en su subconsciente.

Es imposible no darse cuenta que durante 16 años el país ha cambiado la democracia por la dictadura. Aquí se sacó a patadas a Carlos Andrés Pérez, primero a punta de plomo, luego casi que a patadas con el sistema judicial por el simple hecho de malversar 250 millones de dólares (Probablemente se los echó al bolsillo sin querer queriendo), pero el socialismo ha echado a la mierda nada más que 750 mil millones de dólares. Ante esta comparación ni Lusinchi se hubiera imaginado jamás “malversando” tanta platica.

No conforme con joder y joder, han ido obligando al venezolano a ser conformista, a ser esclavo de una cola para comprar jabón. Realmente tenemos un sistema que fue capaz de transformar la identidad de un país al punto de hacerlo resaltar entre lo peor de lo peor. Los peores índices de criminalidad e impunidad. La inflación más alta del mundo. El modo de vida más anarquista jamás visto o vivido en este país, pero en el que mucha gente se sirve ver la felicidad suprema aun cuando le maten la mamá o el papá a uno.

No pues, en este país se llegó al punto de que para comprar un bombillo se tiene que sacrificar medio salario, y cuando un choro te roba tienes que agradecerle que no te haya asesinado. Pero este es un país hermoso, te sacas la lotería si consigues comprar desodorante o pañales sin que algún bachaquero te saque la mamá a pasear o te escupa la cara.

A ver, no puedo ser tan optimista como aquellos que se levantan a las 4 de la mañana para comprar el derecho de otros, ni mucho menos puedo quedarme callado cuando veo que un Presidente se vuelve completamente loco y agrede groseramente a todo el mundo. Tampoco puedo ser tan ciego como para aplaudir que este país hoy sea lo que es, la poceta donde los grandes se cagan y uno se come la mierda.

Estoy arrecho, mis palabras así lo demuestran, porque esta vaina es un desastre y nadie se pone de acuerdo para detener el adoctrinamiento al que nuestros hijos están siendo seducidos e inducidos. Le están enseñando a nuestros hijos a ser pendejos, menos a ser verdaderamente libres, justos y responsables. A Chávez lo meten de a poquito, pero lo meten todos los días en el cuaderno de muchos niños, ojo con eso.

En fin, hay plata pero no hay comida. Hay comida pero no hay suficiente plata. Hay desespero, pero muchos ojos que se cierran porque el sistema de justicia está muerto en miles de hojas. Hay capacidad pero no ganas. Hay de todo pero no hay nada. Mejor dicho, falta más necesidad para que la gente comprenda y entienda lo que hoy somos ante el mundo. Hay fuerza pero no corazón. Hay rumores pero no hechos. Hay, hay, hay, pero cada día hay menos. Hay razón pero no solución. En fin, sabrá Dios cuando despertaremos de esta pesadilla.


Ronnald Rojas
16/04/2015