
Kaliningrado (en ruso: Калининград, transliterado: Kaliningrad, en alemán: Königsberg, en prusiano antiguo: Twangste, Kunnegsgarbs, Knigsberg, en lituano: Karaliaučius, en polaco: Królewiec), la antigua Königsberg prusiana, es una ciudad portuaria de Europa Oriental perteneciente a Rusia tras su ocupación en 1945 y situada en un exclave en la desembocadura del río Pregel, que desagua en el lago del Vístula, comunicado a su vez con el mar Báltico por el estrecho de Baltiysk.

Es capital del óblast de Kaliningrado, que ocupa 15 100 km² y tiene una población de 968 200 habitantes (2004). Dicho óblast (región o provincia) se encuentra aislado del resto del territorio ruso, con fronteras al norte con Lituania y al sur con Polonia, ambas pertenecientes a la Unión Europea (UE).

Kaliningrado es el único puerto ruso del mar Báltico que está libre de hielo durante todo el año. Por lo tanto, desempeña un papel importante en el mantenimiento de la flota del Báltico.

Durante más siete siglos, Kaliningrado fue la capital de la Prusia Oriental y se llamó Könignsberg. Fue la ciudad natal del filósofo Immanuel Kant, de la artista de entreguerras Käthe Kollwitz (la de la piedad berlinesa) y también la ciudad donde vivió bastantes años de su vida la gran Hanna Arendt. Es decir: fue una ciudad exageradamente alemana y profundamente europea .

El siglo XX cambió de manera radical la naturaleza de Könignsberg. De provincia independiente de la República de Weimar pasó en pocos años a ser bombardeada por la aviación inglesa y poco después, tras la Segunda Guerra Mundial, a formar parte de la URSS de Stalin (en virtud de los acuerdos alcanzados en Postdam por los aliados vencedores de la contienda bélica), que impuso una limpieza étnica (en aquel momento no se denominaba así, claro) para borrar toda influencia alemana en la región.
Durante casi 50 años, la ciudad no solo pasó de llamarse Könignsberg a Kaliningrado (es de sobra conocida la afición de los comunistas rusos por cambiarle el nombre a las ciudades) sino que sufrió un profundo proceso de transformación, convirtiéndose –gracias a su puerto, libre de hielos en invierno– en un territorio vital para los intereses militares soviéticos. Allí descansaba la temida flota del Báltico y allí acampaban de forma permanente 500.000 soldados del Ejército Rojo.
Pero la URSS se desmoronó y Kaliningrado sufrió como pocos la resaca de la guerra fría. En menos de una década, la provincia languideció militarmente y entró en una espiral inexorable de declive económico. Su autonomía como región se vio limitada por cambios administrativos a nivel federal tendentes hacia un mayor centralismo y sus problemas de aislamiento –exponencialmente aumentados tras la entrada de Polonia y Lituania en la UE– se convirtieron en un verdadero quebradero de cabeza para las autoridades.
Kaliningrado pese a todo es la puerta de entrada de Rusia hacia Europa. Un territorio favorecido por acuerdos económicos especiales, objeto de diferentes programas de ayuda tanto de Rusia como de la Unión Europea (aunque Bruselas se haya mostrado tradicionalmente “indiferente a su suerte” .

Moscú no ha decidido aún su estrategia para la región. "En lo que a desarrollo económico se refiere, estamos estancados entre Rusia y Europa", dice Serguéi Kozlov, vicepresidente del Parlamento regional. Bajo la dirección del asesor de Putin, Ígor Shuválov, se ha redactado un plan para la región que mantiene las ventajas aduaneras vigentes desde 1996 y prevé nuevos incentivos fiscales para quienes inviertan más de diez millones de euros en tres años. Comparado con Polonia o Lituania, el capital extranjero llega a Kaliningrado con timidez, pero algunos sectores aprovechan las ventajas arancelarias que la región brinda a quienes producen aquí para el mercado ruso. Con componentes importados, la empresa rusa Avtotor ensambla vehículos BMW y utilitarios coreanos KIA.

En diciembre de 2013 Moscu decidio colocar sistemas de misiles Iskander como repuesta al "escudo antimisiles" de la OTAN. Ademas Moscú también ha reforzado su capacidad balística en la frontera con las repúblicas bálticas.