Hola
Estuve hablando hoy con un amigo evangélico e, igual que cuando escribo acá, a veces sobrevienen conocimientos, conocimientos generales y conocimientos propios o vulgares.
Algunas de las cosas que he escrito aquí en taringa han significado para mí verdaderas sorpresas. Yo no sabía que pensaba eso, o que yo era así, hasta que lo dejé escrito y lo leí como si fuera un discurso ajeno. También hay bastantes cosas que, si pudiera, las borraría. Después de leerlas, uno dice: yo no soy ese, yo no pienso así, o, no es exactamente eso lo que quise decir, etc.
Pero volviendo a mi amigo evangélico. Pues hablando con él, y haciendo yo de apologista católico –algo que no me corresponde, honradamente, porque aun no he podido superar mi agnosticismo-, dije algunas cosas que a mí mismo me sorprendieron.
Le hice ver como las sectas evangélicas se multiplican como los seres unicelulares, por simple partición, como los seres primitivos. Un simple enfado o una pequeña diferencia de opinión dan lugar a un proceso “reproductor”, donde una iglesia se divide en dos. Etc.
Y entonces me di cuenta de como, la Iglesia Católica, es –y debe seguir siendo- un organismo superior, un cuerpo que crece unificado, y como tal, con toda su historia, todos sus dolores, sus enfermedades, todas sus miserias, sus arrepentimientos y sus logros, es decir, una verdad, una verdad del mundo. Vi como desde una perspectiva "celular" primitiva, iglesias que aparecen y desaparecen, se dividen y subdividen, etc. y nunca llegan a tener historia –es decir, vida-, se critica a una iglesia verdadera, una iglesia que puede ser criticable precisamente por ser verdad, por existir, existir en el mundo, y ser como se es en el mundo, imperfecta, difícil, -y, en términos religiosos-, pecadora.
Y llegamos a aquello donde ellos dicen que “la roca” a que se refirió Cristo en el presunto momento de fundación de la Iglesia, es el propio Cristo. Y esto, que es tan poco defendible que necesita páginas enteras de farragosas disquisiciones, se me hizo de pronto claro. Esta iglesia es una iglesia pecadora, una iglesia del mundo, verdadera, y es imposible que en una iglesia tan real, tan mundana, esté el mismo Dios como piedra angular. No, Cristo dijo: “mi reino no es de este mundo”. La Iglesia es una institución del mundo, es un cuerpo vivo que crece y acumula sus torpezas y sus grandezas; su patrimonio y su santidad; sus enfermedades y su sed de eternidad. Si en la base de la iglesia estuviera el mismo Cristo, esta iglesia no podría ser pecadora. La base de la Iglesia está en la sucesión apostólica, en el hombre, la humanidad, y los católicos la representan o la reconocen en el papado.
Y, más o menos, era lo que quería explicar. Esta Iglesia es verdadera precisamente porque no es perfecta, porque a lo largo de sus dos mil años de historia, se complicó con el poder, con la vanidad, con todas la inmundicias de lo terrenal. Y frente a ello, frente a los malvados y los impostores, persistió la santidad, los hombres y mujeres increíblemente santos, y persistió el mensaje. Y porque vio caer los imperios y los reinos que nunca más volvieron y, sin embargo, la Iglesia, en medio de la iniquidad, la guerra y las calamidades históricas, siempre emergió para reparar y rehacer las naciones, las almas y la esperanza de la humanidad.
espero que lo lean y les guste... un saludo a todos...
Estuve hablando hoy con un amigo evangélico e, igual que cuando escribo acá, a veces sobrevienen conocimientos, conocimientos generales y conocimientos propios o vulgares.
Algunas de las cosas que he escrito aquí en taringa han significado para mí verdaderas sorpresas. Yo no sabía que pensaba eso, o que yo era así, hasta que lo dejé escrito y lo leí como si fuera un discurso ajeno. También hay bastantes cosas que, si pudiera, las borraría. Después de leerlas, uno dice: yo no soy ese, yo no pienso así, o, no es exactamente eso lo que quise decir, etc.
Pero volviendo a mi amigo evangélico. Pues hablando con él, y haciendo yo de apologista católico –algo que no me corresponde, honradamente, porque aun no he podido superar mi agnosticismo-, dije algunas cosas que a mí mismo me sorprendieron.
Le hice ver como las sectas evangélicas se multiplican como los seres unicelulares, por simple partición, como los seres primitivos. Un simple enfado o una pequeña diferencia de opinión dan lugar a un proceso “reproductor”, donde una iglesia se divide en dos. Etc.
Y entonces me di cuenta de como, la Iglesia Católica, es –y debe seguir siendo- un organismo superior, un cuerpo que crece unificado, y como tal, con toda su historia, todos sus dolores, sus enfermedades, todas sus miserias, sus arrepentimientos y sus logros, es decir, una verdad, una verdad del mundo. Vi como desde una perspectiva "celular" primitiva, iglesias que aparecen y desaparecen, se dividen y subdividen, etc. y nunca llegan a tener historia –es decir, vida-, se critica a una iglesia verdadera, una iglesia que puede ser criticable precisamente por ser verdad, por existir, existir en el mundo, y ser como se es en el mundo, imperfecta, difícil, -y, en términos religiosos-, pecadora.
Y llegamos a aquello donde ellos dicen que “la roca” a que se refirió Cristo en el presunto momento de fundación de la Iglesia, es el propio Cristo. Y esto, que es tan poco defendible que necesita páginas enteras de farragosas disquisiciones, se me hizo de pronto claro. Esta iglesia es una iglesia pecadora, una iglesia del mundo, verdadera, y es imposible que en una iglesia tan real, tan mundana, esté el mismo Dios como piedra angular. No, Cristo dijo: “mi reino no es de este mundo”. La Iglesia es una institución del mundo, es un cuerpo vivo que crece y acumula sus torpezas y sus grandezas; su patrimonio y su santidad; sus enfermedades y su sed de eternidad. Si en la base de la iglesia estuviera el mismo Cristo, esta iglesia no podría ser pecadora. La base de la Iglesia está en la sucesión apostólica, en el hombre, la humanidad, y los católicos la representan o la reconocen en el papado.
Y, más o menos, era lo que quería explicar. Esta Iglesia es verdadera precisamente porque no es perfecta, porque a lo largo de sus dos mil años de historia, se complicó con el poder, con la vanidad, con todas la inmundicias de lo terrenal. Y frente a ello, frente a los malvados y los impostores, persistió la santidad, los hombres y mujeres increíblemente santos, y persistió el mensaje. Y porque vio caer los imperios y los reinos que nunca más volvieron y, sin embargo, la Iglesia, en medio de la iniquidad, la guerra y las calamidades históricas, siempre emergió para reparar y rehacer las naciones, las almas y la esperanza de la humanidad.
espero que lo lean y les guste... un saludo a todos...