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29 May 2015 / 10:25 PM / Emilio Santamaría

¿Ha escuchado el dicho “el que nace para maceta, no sale del corredor”? Esta es la historia de “la maceta que sí salió del corredor”. Una buena señora trajo del mercado dos macetas, y las instaló justamente en el corredor. Lucían cada una sendas matitas. La señora olvidó regarlas. Al poco tiempo, la situación de las dos macetas era crítica. No soportaban ya la sed. Se sentían abandonadas. Estaban profunda y justificadamente resentidas con su displicente dueña. Una de ellas, decepcionada, decidió secarse. La segunda sin embargo decidió hacer un esfuerzo adicional y echó una hojita verde. La señora pasó junto a la maceta y se fijó cuidadosamente en ella. Entonces llamó a gritos a la sirvienta y le pidió que regara aquella maceta. Después, fue hacia la maceta justamente resentida por el abandono. Notó con tristeza que el agua sería inútil ya, así que la desechó. La planta esforzada sintió un alivio con el agua y redobló su esfuerzo. Y según la historia hizo todo por crecer y florecer. El resultado fue que aquella señora, orgullosa por las flores que cubrían la maceta, la tomó y la llevó a la sala de la casa. A partir de aquel momento la regó, la sacó al sol todos los días, la podó y la cuidó con todo esmero.



Lo importante de esta extraña historia, pienso yo, es notar que fue un esfuerzo que tal vez no se merecía aquella señora, la que prendió la mecha de aquella suerte. Y es importante hacer notar también la cantidad de personas que se niegan a hacer ese esfuerzo extra “porque el patrón no se lo merece”. Lo que deseo recalcar es que tal vez aquel esfuerzo inmerecido puede sacarnos adelante. Og Mandino sostiene que todos deberíamos caminar un “kilómetro extra”. Y dice que el primero que se perjudica si no lo hace, no es aquel para quien trabajamos, sino nosotros mismos. Sí, las destrezas, las habilidades, los conocimientos que se adquieren haciendo su trabajo bien hecho, independientemente de que se lo reconozcan o no, nos están ayudando a valer más. Y si usted vale más, tarde o temprano alguien se lo reconocerá.



LO NEGATIVO: No hacer más que aquello por lo que se nos paga, dejando así nuestro desarrollo en manos ajenas.

LO POSITIVO: Confiar en que haciendo nuestro trabajo bien, a la larga, como en el caso de la maceta, acabaremos “saliendo del corredor”.