Uruguay exporta casi tres veces más delincuentes de los que recibe
Hay casi tres veces más uruguayos presos en el exterior que delincuentes extranjeros recluidos en Uruguay. En Argentina, por ejemplo, hay unos 600 presos uruguayos; en Brasil, menos de 100; en Paraguay, siete. Del otro lado de la balanza, en las cárceles uruguayas hay 270 reclusos extranjeros. De ellos, 128 están presos por narcotráfico.
“A nosotros nos vendría muy bien devolver a su país a algunos narcotraficantes muy pesados que tenemos en las cárceles, que para nosotros son un dolor de cabeza”, dijo el miércoles pasado el subsecretario del Interior, Jorge Vázquez, al programa Fuentes confiables. El día anterior, el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, había dicho a El Observador que Uruguay debía actuar de forma similar a Argentina en la liberación y deportación de presos extranjeros. La deportación desde Argentina de Luis Mario Vitette puso el tema en el tapete.
Consultado acerca de la posibilidad de emular el modelo argentino, Vázquez dijo que “se podría hacer”.
Sin embargo, hay quienes opinan que esto traería más problemas que soluciones. Si los demás países imitaran el modelo argentino, vendrían más delincuentes de los que se irían. “La deportación implicaría sacarse el problema de encima para trasladárselo a otro país y ello no parece un procedimiento correcto y mucho menos solidario para con el país receptor”, escribió Fernando Gil, asesor de Bonomi, en su blog El rincón del Perro Gil.
Este asesor se encargó de aclarar la idea del ministro en su blog: “Bonomi no habla de deportar sino de permitir –acuerdos mediante– que los extranjeros recluidos en territorio nacional puedan completar su pena en el país de origen”. Este martes Bonomi lo aclaró personalmente ante la prensa.
El comisionado parlamentario para cárceles Álvaro Garcé criticó la propuesta de imitar el modelo argentino de liberación y expulsión de presos que cumplieran la mitad de la condena. Para Garcé, esto “invitaría a delinquir” en Uruguay. En contrapartida, el comisionado planteaba lo que Bonomi propuso finalmente: hacer cumplir los tratados internacionales y que los extranjeros, principalmente los narcos, cumplan parte de la condena en sus países.
Sin embargo, el fiscal de Corte, Jorge Díaz, planteó la necesidad de emular el modelo argentino. Su postura no concuerda con la de Bonomi ni con la de Garcé.
El tema también interesa a los fiscales especializados en Crimen Organizado. Mónica Ferrero, por ejemplo, planteó hace dos años en la comisión especial de lavado de activos del Parlamento la necesidad de cumplir con los tratados internacionales. Por su parte, el otro fiscal especializado en Crimen Organizado, Juan Gómez, dijo a El Observador que “preocupa las enseñanzas que los extranjeros puedan dar a los presos uruguayos” porque “hay varios ciudadanos mexicanos, colombianos, peruanos, paraguayos y argentinos, entre otros, que están acostumbrados a sociedades más violentas”.
Argentina es el problema
La legislación argentina permite liberar y expulsar a extranjeros cuando cumplen la mitad de la condena, como en el caso de Vitette, sin necesidad de que terminen de cumplir la pena en otro país. Esto preocupa al Ministerio del Interior. En los últimos dos años, Argentina deportó 150 presos a Uruguay, informó El País.
En contrapartida, las solicitudes para que compatriotas condenados en el exterior cumplan condena en Uruguay han sido puntuales. “Desde 2010 a hoy se pueden contar con los dedos de una mano”, dijo Gabriela Fulco, asesora ministerial. Por ello, el cumplimiento de los tratados vigentes no preocupa al ministerio. Sí preocupa la deportación desde Argentina.
De todas partes vienen
En Uruguay hay 270 extranjeros procesados con prisión, 258 en cárceles del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR). De estos, 128 están recluidos por narcotráfico.
El director del INR, Luis Mendoza, clasifica a los narcos en dos tipos: los capos de las organizaciones y las mulas (los que transportan la droga). Mendoza dijo ayer al programa radial Pisando fuerte que estos extranjeros, “por lo general no tienen problemas de conducta”.
De los restantes extranjeros, 83 están presos por delitos contra la propiedad (daño o rapiña), 37 por delitos contra la persona (lesión u homicidio), siete por delitos sexuales, dos por delitos contra la administración pública y un sirio por un delito contra la paz pública.

Hay casi tres veces más uruguayos presos en el exterior que delincuentes extranjeros recluidos en Uruguay. En Argentina, por ejemplo, hay unos 600 presos uruguayos; en Brasil, menos de 100; en Paraguay, siete. Del otro lado de la balanza, en las cárceles uruguayas hay 270 reclusos extranjeros. De ellos, 128 están presos por narcotráfico.
“A nosotros nos vendría muy bien devolver a su país a algunos narcotraficantes muy pesados que tenemos en las cárceles, que para nosotros son un dolor de cabeza”, dijo el miércoles pasado el subsecretario del Interior, Jorge Vázquez, al programa Fuentes confiables. El día anterior, el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, había dicho a El Observador que Uruguay debía actuar de forma similar a Argentina en la liberación y deportación de presos extranjeros. La deportación desde Argentina de Luis Mario Vitette puso el tema en el tapete.
Consultado acerca de la posibilidad de emular el modelo argentino, Vázquez dijo que “se podría hacer”.
Sin embargo, hay quienes opinan que esto traería más problemas que soluciones. Si los demás países imitaran el modelo argentino, vendrían más delincuentes de los que se irían. “La deportación implicaría sacarse el problema de encima para trasladárselo a otro país y ello no parece un procedimiento correcto y mucho menos solidario para con el país receptor”, escribió Fernando Gil, asesor de Bonomi, en su blog El rincón del Perro Gil.
Este asesor se encargó de aclarar la idea del ministro en su blog: “Bonomi no habla de deportar sino de permitir –acuerdos mediante– que los extranjeros recluidos en territorio nacional puedan completar su pena en el país de origen”. Este martes Bonomi lo aclaró personalmente ante la prensa.
El comisionado parlamentario para cárceles Álvaro Garcé criticó la propuesta de imitar el modelo argentino de liberación y expulsión de presos que cumplieran la mitad de la condena. Para Garcé, esto “invitaría a delinquir” en Uruguay. En contrapartida, el comisionado planteaba lo que Bonomi propuso finalmente: hacer cumplir los tratados internacionales y que los extranjeros, principalmente los narcos, cumplan parte de la condena en sus países.
Sin embargo, el fiscal de Corte, Jorge Díaz, planteó la necesidad de emular el modelo argentino. Su postura no concuerda con la de Bonomi ni con la de Garcé.
El tema también interesa a los fiscales especializados en Crimen Organizado. Mónica Ferrero, por ejemplo, planteó hace dos años en la comisión especial de lavado de activos del Parlamento la necesidad de cumplir con los tratados internacionales. Por su parte, el otro fiscal especializado en Crimen Organizado, Juan Gómez, dijo a El Observador que “preocupa las enseñanzas que los extranjeros puedan dar a los presos uruguayos” porque “hay varios ciudadanos mexicanos, colombianos, peruanos, paraguayos y argentinos, entre otros, que están acostumbrados a sociedades más violentas”.
Argentina es el problema
La legislación argentina permite liberar y expulsar a extranjeros cuando cumplen la mitad de la condena, como en el caso de Vitette, sin necesidad de que terminen de cumplir la pena en otro país. Esto preocupa al Ministerio del Interior. En los últimos dos años, Argentina deportó 150 presos a Uruguay, informó El País.
En contrapartida, las solicitudes para que compatriotas condenados en el exterior cumplan condena en Uruguay han sido puntuales. “Desde 2010 a hoy se pueden contar con los dedos de una mano”, dijo Gabriela Fulco, asesora ministerial. Por ello, el cumplimiento de los tratados vigentes no preocupa al ministerio. Sí preocupa la deportación desde Argentina.
De todas partes vienen
En Uruguay hay 270 extranjeros procesados con prisión, 258 en cárceles del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR). De estos, 128 están recluidos por narcotráfico.
El director del INR, Luis Mendoza, clasifica a los narcos en dos tipos: los capos de las organizaciones y las mulas (los que transportan la droga). Mendoza dijo ayer al programa radial Pisando fuerte que estos extranjeros, “por lo general no tienen problemas de conducta”.
De los restantes extranjeros, 83 están presos por delitos contra la propiedad (daño o rapiña), 37 por delitos contra la persona (lesión u homicidio), siete por delitos sexuales, dos por delitos contra la administración pública y un sirio por un delito contra la paz pública.