

Alonso Sánchez Coello (Benifairó de los Valles, Valencia, c. 1531 – Madrid, 8 de agosto de 1588) fue un pintor renacentista español, nombrado pintor de cámara de Felipe II.

Pasó su juventud en la corte del rey Juan III de Portugal, quien lo envió a Flandes para que completara su formación. Allí fue discípulo de Antonio Moro, de quien aprendió el arte del retrato, el género que más cultivó en lo sucesivo. En 1555 era ya pintor de la corte de Felipe II, para quien trabajó hasta el final de sus días.

Realizó magníficos retratos tanto del propio Felipe II como de sus hijos, sus esposas y sus hermanas, toda una magnífica colección que resulta muy ilustrativa acerca de la época. A partir de lo aprendido con Antonio Moro, evolucionó hacia obras realizadas con una técnica más suelta y en las que el colorido desempeña un papel más importante.

Era admirador de Tiziano, como él, experto en retratos y figuras sencillas, y de un detallismo propio de Velázquez. Entre su obra, se encuentran diversas escenas religiosas para la iglesia y los nobles de la corte, aunque su fama la debe a los retratos, todos ellos de la familia real o su entorno cercano. Son retratos de gran sencillez en los que refleja sin artificio a los personajes, casi siempre situados ante un fondo neutro (verbi gratia, un cortinaje de color oscuro) que acentúa los colores y calidades de las ropajes. Sánchez Coello no siguió en sus obras la tradición prevaleciente en los gustos españoles de entonces, sino que combinó influencias de las escuelas manierista y romanista

Pero mantuvo el formalismo del norte, por lo que sus retratos resultan fríos y distantes, un tanto asépticos. El personaje aparece por lo general de tres cuartos o de cuerpo entero, en actitud grave y a veces solemne, y sobre un fondo neutro; lo único que rompe la austeridad general son las calidades de los tejidos, tratados con maestría y con una delicadeza exquisita. Entre sus numerosísimos retratos, dos particularmente destacados son El príncipe don Carlos y Ana de Austria.





