Llega un momento en cual decides darte una oportunidad y volver a empezar, sin volver a cometer los mismos errores del pasado, también con la intención de no cometer ningún error, como la primera vez, por lo que aparece necesariamente una pregunta ¿Al final de cuentas, no se habrá cometido otro error que haga que todo termine igual o peor que una situación anterior? Desde de aquí ya se tienta a decir a que sería una mala decisión volver a intentar algo que se sabe que podría salir mal, y que de hecho, anteriormente ya resultó mal. Hay algo dentro de cada uno, un impulso de voluntad para sacarse esa espina que molesta y recuerda esos errores que estropearon todo, casi como si fuera una necesidad, y en algunos casos lo es, y entonces te das cuenta que en esos no te queda otra opción que volver a intentar, así que resulte bien o mal, no hay otra salida, y es en estos casos en que te pones paranoico y piensas como serían los peores resultados, y te preparas para ellos, haciendo como planes de contingencia, una vez hecho esto, recién te sientes un poco seguro al volver a comenzar. Una vez que comienzas, no hay vuelta atrás, porque sabes que si lo dejas en proceso, será peor. Así que haces tu mejor esfuerzo, todo va bien, hasta que de manera casi involuntaria, cometes un error, que hace que se estropee todo de una manera que no has previsto. Pasa el tiempo, recuerdas lo sucedido, te das cuenta que el error que cometiste pudo ser evitado, es en este momento en el que te tratas de convencer de que no sería mala idea volver a intentarlo, en este instante volvemos a empezar…