Te damos la bienvenida a la comunidad de T!Estás a un paso de acceder al mejor contenido, creado por personas como vos.

O iniciá sesión con
¿No tenés una cuenta?
"La Boca es mi taller mi refugio y mi modelo. Todo lo que hice y todo lo que conseguí es un premio a la fidelidad. En mi vida y en mi arte permanecí siempre fiel a mí gente, a mi puerto y a mi barrio"




La Boca es un barrio ubicado al sur de la ciudad de Buenos Aires.Se encuentra habitado en su mayor parte por inmigrantes italianos, que llegaron a mediados del siglo pasado a nuestro país.

El puerto de La Boca, por entonces, era el principal mercado de carbón de leña de la ciudad. Numerosas embarcaciones amarraban a sus muelles, donde hombres de fuerte contextura física, cargaban y descargaban mercaderías.

En esta ruda faena se encontraba don Manuel Chinchella, oriundo de Génova, padre adoptivo de Benito Quinquela Martín.

Desde el siglo XIX, fue prosperando la actividad portuaria. En ambas márgenes del Riachuelo se instalaron talleres metalúrgicos, astilleros, frigoríficos y establecimientos navales. La Boca era un barrio esencialmente obrero, sus habitantes vivían en precarias viviendas construidas de madera y chapas de cinc. Por ser un terreno bajo y anegadizo, edificaban sus casas, sobre pilotes de madera de quebracho. Sus ocupantes pintaban estas viviendas con el sobrante que les quedaba después de pintar las embarcaciones. De ahí, que las casas, presentaban distintos colores en sus frentes.




La Boca fue siempre un barrio esencialmente obrero. Ellos estaban representados en distintas agrupaciones gremiales, entre otras la de los estibadores, caldereros, calafeteros, carreros y los carpinteros de La Ribera. Juntos aunaron sus esfuerzos por un mejoramiento social.





Dentro de las manifestaciones artísticas, el teatro tuvo su máxima expresión en el "Dante Alighieri" (1883). La tragedia y el drama italianos fueron los géneros más representados dentro de su sala.

El 13 de agosto de 1881, se inauguró el Ateneo Iris, en donde la Societá Filodramática, representó el drama lírico Aída. Un año antes, el piamontés Sebastián Gambaudi, abrió las puertas de la Confitería "Ligure" donde funcionó el teatro Panterpe.

El tango también tuvo su espacio en los cafetines de la Boca. Entre los más conocidos podemos mencionar el "Café del Sur", el "Café de Nani" y el "Café Azul".

Y no olvidemos que es en el tango en donde el barrio de la Boca vio nacer a uno de sus exponentes: Don Juan de Dios Filiberto.

Este fue el barrio en que creció Quinquela, quién supo captar su esencia y plasmarla en sus telas. El Riachuelo fue su inspiración artística más elocuente.

Quinquela intuía que había algo que lo identificaba emocionalmente, que le fluía de manera natural. Se hacían presentes los conceptos del libro "El Arte" de Rodín que había leído en su adolescencia, donde el arte no debía pasar por una experiencia dolorosa, al contrario debía brindar un enorme placer. Esa facilidad para expresarse se la daban los motivos de la Boca. Así fue como cambió los paisajes por el puerto, por su puerto. "Además de antiacadémico, yo era un pintor fácil y rápido, cuando pintaba lo mío. La facilidad me la daba el tema. El puerto, los barcos, el río, las grúas, los astilleros, los obreros, la vida afiebrada del trabajo, eran temas que yo llevaba adentro y los trataba con facilidad."



Muchos años más tarde, consagrado como el pintor de La Boca, materializó también en obras de bien público el amor que sintió por este lugar.

"Cuanto hice y cuanto conseguí, a mi barrio se lo debo. De ahí el impulso irrefrenable que inspiró mis fundaciones, todas ellas afincadas en la Boca. Por eso mis donaciones no las considero tales, sino como devoluciones. Le devolví a mi barrio buena parte de lo que él me hizo ganar con mi arte. Los dos los siento como fundidos dentro y fuera de mí mismo."



El 19 de julio de 1936, se inauguró su más ansiado proyecto, la Escuela-Museo, Pedro de Mendoza. Debió enfrentar la oposición de las autoridades del Consejo de Educación, por querer decorar el interior de las paredes de la Escuela. Argumentaban que las aulas decoradas distraerían la atención de los estudiantes.Lo que más ansiaba hacer Quinquela, se lo negaban.

En el artículo aparecido en el diario Crítica, el 17 de agosto de 1933, titulado Quinquela Martín regaló un gran terreno para construir tres escuelas, afirmó "Los niños reciben instrucción en edificios no sólo fríos desde el punto de vista físico sino, lo que es más importante, desde el punto de vista moral. Yo me proponía al presentar mi iniciativa a consideración del Consejo, abrir un horizonte nuevo al niño ¿Qué mejor vehículo, para su imaginación e inteligencia, que rodearlo de un ambiente artístico?."

Pero Quinquela, hizo caso omiso a la negativa. Preparó en su taller, sobre chapas de celotex, los motivos que adornan la Escuela. Sólo un mural pudo pintar al fresco, Carnaval en La Boca, los demás debió colocarlos sobre las paredes del edificio.

Consideraba, además, la técnica de la pintura mural como una necesidad patriótica y daba el ejemplo de un país como México, donde sus artistas habían desarrollado esta técnica en diversos edificios de carácter público: mercados, iglesias, escuelas y teatros.
"Necesitamos una pintura mural inspirada en nuestro pasado histórico, en nuestro folklore, en la lección moral del trabajo. Los gobiernos deben proteger esta rama del arte. La pintura mural es una necesidad patriótica."



Quinquela, fundó así la primer Escuela-Museo del país. Dos años después se inauguró el primer Museo de Bellas Artes de la Boca, en el mismo edificio de la Escuela. En este Museo, Quinquela quiso que estuviesen representadas no solamente sus obras sino la de otros artistas argentinos en sus distintas disciplinas: escultura, dibujo, grabado y pintura


Entre otras donaciones realizadas por Quinquela, en el barrio de La Boca se encuentran los terrenos sobre los cuales fueron edificados:

-El Lactarium Municipal N°4, inaugurado el 4 de octubre de 1947.

-La Escuela de Artes gráficas, inaugurada en 1950.

-El Instituto Odontológico Infantil: inaugurado el 1 de abril de 1959.

En el Instituto Odontológico, al igual que en el Jardín de infantes, el color es el centro de atención. No solo las paredes tienen color, sino también los equipos y sillones con que se atiende a los niños, así como los guardapolvos de dentistas, enfermeros y mucamas.


"Y cada vez que partí llevé conmigo la imagen de mí barrio, que fui mostrando y dejando en las ciudades del mundo. Fue así como un viajero que viajaba con su barrio a cuestas. O como esos árboles transplantados que sólo dan fruto si llevan adheridas a sus raíces la tierra en que nacieron y crecieron."


A través de su producción plástica supo mostrar la identidad de su barrio, al cual siempre volvió y se encuentra intimamente ligado. "Habrá de disculpárseme, pues, si un amor y una convivencia que ya duran medio siglo, me llevaron algunas veces a embellecer las cosas y los seres de un barrio. Esa adhesión y ese sentido me conquistaron el título de pintor de la Boca, que es el único a que aspiro y el que me corresponde en realidad."




Fuente:http://arte.epson.com.ar/ASP/Pintores/Quinquela/Epoca.asp?Cap=3&Pintor=Quinquela