Los Amores Imaginarios

Los amores imaginarios no duelen ni perecen con el tiempo, se mantienen verdes, nunca se tienen que recoger las hojas, ni cerrar el círculo, no se muestran, se guardan en las sábanas, no nos obligan a quedarnos después de eyacular, solo un abrazo, sentimientos contenidos y nos vamos.
Nos marchamos porque así es más fácil, es más rico y no empañamos demasiado las ventanas, el momento, el bello momento y nada más, que hermosos son los amores imaginarios, imaginarios y rápidos como recuerdos que pisan nuestros ojos cada vez que los cerramos.
No existe el invierno ahí, no existe el frío, solo el calor de un cuerpo desnudo, una piel perfecta, una mordida profunda y un jadeo imparable, pero no todo es alegría con los amores imaginarios, si alguna vez se cierra el círculo, se van, se van, se van y jamás regresan, lo que se queda es la marca, el vacío, se roban tu alegría hasta que queda la sequedad, sequedad de abajo y de arriba.
Lo peor es que hasta las relaciones fijas son un amor imaginario porque al final del deseo nadie se queda, nadie.