Soy el salvador de los humildes,
arrodillados todos ante mí poderío.
Yo reivindiqué a la masa obrera,
dándoles el pan y la zoncera.
Yo soy este pueblo,
no los otros, soy la estupidez encadenada
a la peripecia del fascismo.
Pero son los otros los culpables,
todos ya conspiran contra nuestro pueblo;
y este es el sonido más hermoso
que ha parido un ángel pirronista.
Pirron
pirron
que grande sos,
y en general te convertís,
para decirnos cómo vivir
y como cavilar,
cómo comprar,
y a que atenernos,
sos nuestro papá y nuestra mamá,
meciéndonos imberbes,
en la infantil mirada
de los que ven en otros sus propios defectos,
un país por siempre pataleando.
arrodillados todos ante mí poderío.
Yo reivindiqué a la masa obrera,
dándoles el pan y la zoncera.
Yo soy este pueblo,
no los otros, soy la estupidez encadenada
a la peripecia del fascismo.
Pero son los otros los culpables,
todos ya conspiran contra nuestro pueblo;
y este es el sonido más hermoso
que ha parido un ángel pirronista.
Pirron
pirron
que grande sos,
y en general te convertís,
para decirnos cómo vivir
y como cavilar,
cómo comprar,
y a que atenernos,
sos nuestro papá y nuestra mamá,
meciéndonos imberbes,
en la infantil mirada
de los que ven en otros sus propios defectos,
un país por siempre pataleando.