Dando vueltas por la web, vi que compartieron algo, me extraño porque salia en la pagina de mi pueblucho y la verdad que no le tengo fe a casi nada de lo que sale de Alta Gracia.
Leo, bien, interesante y me digo que raro que acá justo en esta pagina salga algo tan copado. Sin mas preámbulos les dejo uno de sus escritos y el link de donde pueden leer si les interesa mas material de este hombre.
Se llama Luis Logullo
Asegún me ha contado mi novio, allá, en la zona de Alta Gracia, en su comarca donde la derecha es ley natural como en toda la República de Córdoba, las gentes se aprestan a convivir con los muertos. Así como lo lee, con los mismísimos difuntos. Pues resulta que había un cementerio parque de esos que el capital categoriza, es decir, no sé si usted sabe que hay camposantos privados que son para pobres o para ricos. Este del que le hablo es, digamos al decir del vulgo, de medio pelo tirando para abajo. Un tanto berretón es. Esos enterratorios diseñados para que la masa se dé el gusto de pertenecer a algo o a alguien aunque sea después de expirar.
Han loteado los fondos de uno de esos cementerios para construir un barrio privado, y parece ser que parece que han tomado para el ocote las medidas o el agrimensor estaba fumado o vaya uno a uno saber qué, pero lo cierto es que muchos lotes quedaron sobre las tumbas. Igual que en Poltergeist. Igual, pero a la cordobesa.
Ahora bien, supongamos que ningún lote quedó sobre cadáveres, pero imagínese usted edificando allí y salir por las mañanas a su parque y metros adelante ver a tres viejas acomodando flores sobre una loseta con porcelanato, o lustrando las crucecitas con Brasso. Y los domingos, suponga, en tanto usted acomoda un trozo fiado de falda parrillera sobre las brasas, por delante de su alambrada pasa el cortejo funerario de un pelotudo menos. Los tipos llevando un féretro de machimbre en cuotas y de reojo pispeándole el asadito. Es tremendo todo esto. Se le corta el chimichurri de la impresión.
O una noche cae su prima la colorada de improviso y le dice: “Jorgito, andá a fijarte porque me pareció oír voces afuera”, ¿usté saldría?, yo ni en pedo. Que antes se me aparezca Lucifer en tanga, pero yo no saldría de noche al descampado para ver, supongamos de nuevo, a unas siamesas octogenarias apolilladas que murieron en 1927 y están cagándose de risa en el sube y baja de mi nene más chico con las mortajas al viento.
A mí que me dejen con las cosas como deben ser; cristianas, argentinas y normales. Ya estoy grande y estas ideas modernas no cuajan en mi mente.
No sé, con todo respeto lo digo.
http://www.redaccionaltagracia.com.ar/category/logullo/
Leo, bien, interesante y me digo que raro que acá justo en esta pagina salga algo tan copado. Sin mas preámbulos les dejo uno de sus escritos y el link de donde pueden leer si les interesa mas material de este hombre.
Se llama Luis Logullo
Te noto pálido
Asegún me ha contado mi novio, allá, en la zona de Alta Gracia, en su comarca donde la derecha es ley natural como en toda la República de Córdoba, las gentes se aprestan a convivir con los muertos. Así como lo lee, con los mismísimos difuntos. Pues resulta que había un cementerio parque de esos que el capital categoriza, es decir, no sé si usted sabe que hay camposantos privados que son para pobres o para ricos. Este del que le hablo es, digamos al decir del vulgo, de medio pelo tirando para abajo. Un tanto berretón es. Esos enterratorios diseñados para que la masa se dé el gusto de pertenecer a algo o a alguien aunque sea después de expirar.
Han loteado los fondos de uno de esos cementerios para construir un barrio privado, y parece ser que parece que han tomado para el ocote las medidas o el agrimensor estaba fumado o vaya uno a uno saber qué, pero lo cierto es que muchos lotes quedaron sobre las tumbas. Igual que en Poltergeist. Igual, pero a la cordobesa.
Ahora bien, supongamos que ningún lote quedó sobre cadáveres, pero imagínese usted edificando allí y salir por las mañanas a su parque y metros adelante ver a tres viejas acomodando flores sobre una loseta con porcelanato, o lustrando las crucecitas con Brasso. Y los domingos, suponga, en tanto usted acomoda un trozo fiado de falda parrillera sobre las brasas, por delante de su alambrada pasa el cortejo funerario de un pelotudo menos. Los tipos llevando un féretro de machimbre en cuotas y de reojo pispeándole el asadito. Es tremendo todo esto. Se le corta el chimichurri de la impresión.
O una noche cae su prima la colorada de improviso y le dice: “Jorgito, andá a fijarte porque me pareció oír voces afuera”, ¿usté saldría?, yo ni en pedo. Que antes se me aparezca Lucifer en tanga, pero yo no saldría de noche al descampado para ver, supongamos de nuevo, a unas siamesas octogenarias apolilladas que murieron en 1927 y están cagándose de risa en el sube y baja de mi nene más chico con las mortajas al viento.
A mí que me dejen con las cosas como deben ser; cristianas, argentinas y normales. Ya estoy grande y estas ideas modernas no cuajan en mi mente.
No sé, con todo respeto lo digo.
http://www.redaccionaltagracia.com.ar/category/logullo/